CAPITAL FEDERAL (ADNSUR) - Quienes duden del poder de las mascotas, deberían conocer la historia de esta mujer de Estados Unidos, Stephanie Herfel, quien tiene 52 años y hoy vive gracias a su perra.

El animal la llevó a hacerse un chequeo médico que le diagnosticó cáncer de ovario. Todo comenzó cuando Sierra tuvo reiterados comportamientos extraños que llamaron la atención de su dueña.

La perrita empezó a colocar su cabeza en el estómago de Stephanie cada vez que ella se sentaba en algún lugar. “Primero se acercó y me puso la nariz en el vientre. Lo hizo varias veces, pero lo ignoré”, expresó la mujer a The Mirror y agregó: “Luego estaba acurrucada en una pequeña bola con la nariz debajo de la cola. Su carita estaba completamente mojada y sus cejas estaban arrugadas”, añadió. Fue entonces cuando la conducta reiterada le llamó la atención.

Los dolores en su abdomen tampoco eran casualidad. Allí interpretó que todo ese tiempo Sierra intentaba decirle algo. Así fue como decidió ir al médico para hacerse un chequeo y descubrió que tenía cáncer de ovario en etapa tres. “Si no fuera por ella, no estaría aquí hoy. Le debo mi vida”, aseguró Stephanie.

Tras la noticia, la mujer recibió seis meses de tratamiento y entró en remisión, pero tristemente recayó tres veces más, y la enfermedad se propagó a su hígado y pelvis. “Cada vez que el cáncer regresaba, Sierra podía detectarlo y advertirme que algo no estaba bien”, expresó.

Según informó radio La 100, su oncólogo, el Dr. David Kushner, dijo que nunca pensó que Stephanie estaba “loca” por revelar que fue su perro quien le había advertido sobre el cáncer por primera vez.

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