¿Qué es la estanflación y cómo afecta a la economía argentina?
Hay palabras y conceptos que los argentinos escuchamos toda la vida. De esos que no sabes muy bien que significan, pero que, tal como dijimos la semana pasada, están siempre, y casi nunca para hacernos la vida más fácil. Bueno si, “fácil” y “Argentina” casi nunca se usan en la misma frase, es cierto. Hoy hablamos de un término que con muchas ganas de dar buenas noticias (inserte aquí emoji de sonrisa irónica), mencionó el presidente Milei como INEVITABLE, apenas asumido. Hablemos de la ESTANFLACIÓN.
La estanflación es un término planteado por primera vez en 1971, y que viene a ser algo así como la tormenta perfecta. El peor de los escenarios (sí, hoy viene optimista la columna). Se trata de la combinación de dos elementos que si ya por separado son malos, imagínatelos juntos: Inflación sostenida y Recesión (o sea, estancamiento, fuerte caída del consumo).
Claro, pensemos en el principio más básico de la economía. Si hay mucha gente comprando algo, el precio de ese algo sube. Si hay poca gente gastando en eso, el precio tiene que bajar. Dicho esto, es natural entonces que cuando hay crecimiento económico (más producción, trabajo y consumo), los precios suban. Pero con una red de contención como una economía en alza.
La inversa sería que bajen los precios cuando el trabajo escasea, porque la gente deja de poder comprar. Cuando esa caída se da durante dos trimestres consecutivos desplegamos la alfombra roja, suenan las trompetas, y le damos la bienvenida formal a la tan famosa RECESIÓN, que implica casi siempre una inflación baja.
Ese “casi siempre” tiene que escribirse en negrita, porque en la ESTANFLACIÓN, justamente la inflación es alta y el consumo se arrastra por el suelo.
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS?
Suelen ser devastadoras, principalmente porque por el lado del consumidor, se pierde gravemente el poder adquisitivo, y en un contexto inflacionario prácticamente deja de existir la clase media. Cada mes son más los que se caen de ese precipicio llamado “línea de pobreza”, porque los sueldos no aumentan, pero los precios si. ¿Te suena?
Por el lado del que vende y produce, la herida suele ser profunda y en cadena. El comerciante no vende, entonces el mayorista tampoco. Así, al que fabrica le piden cada vez menos, y el que transporta todo eso tiene cada vez menos demanda también. Todo esto junto produce desocupación, cierre de comercios y fábricas, y por propiedad transitiva, hambre y pobreza.
Y AHORA, ¿QUIÉN PODRÁ DEFENDERNOS?
La decisión sobre como combatir este escenario, es casi como elegir que cable cortar para desactivar una bomba. Porque si se toman políticas que alienten el consumo, los precios siguen subiendo. Pero si se elige una política recesiva, se siguen perdiendo puestos de trabajo y cerrando empresas y negocios. Es correrle a un Fórmula 1 con un Taunus. Hagas lo que hagas, vas a perder.
Acá es donde el que tiene que ponerse la 10 y la cinta de capitán tiene nombre y apellido. BANCO CENTRAL, calentá que entrás.
Claro, porque algunos dicen que la forma de remontar este barrilete de plomo es aumentar la oferta. Es decir, que haya más de todo lo que sea consumible. Esto bajaría los precios, aumentando a la vez la producción. Entonces, el Banco Central es el que debería favorecer las inversiones de PyMES, fabricas y comercios, para que estos produzcan más. Y la herramienta que tiene más a mano es reducir las tasas de interés. Prestarles plata a un costo barato, para que la inviertan en producir.
Todo esto, aplicado con un equilibrio quirúrgico, porque bajar las tasas también genera inflación. Requiere mucha creatividad y empatía.
En definitiva, parece que la predicción del Presidente ya se está cumpliendo. La ESTANFLACIÓN está entre nosotros y nos va a acompañar un buen tiempo. Por eso, ya que no podés combatirla, al menos te ayudamos a entenderla.
Hasta la semana que viene. 😉