En el gimnasio de una escuela, la feria de ropa usada y otros artículos comenzaba   a cobrar vida.  En el fondo, contra la pared, había un tablón largo con muñecos de héroes vintage y video juegos tipo “family game”. Allí, los más pequeños se apretaban unos con otros y descubrían un mundo anticuado y lejano al del “free fire”.

Escuchá su historia en este episiodio de “Cuál es tu gracia", el podcast de ADNSUR. 

Elio Ruben – El joven tarotista en Comodoro Rivadavia

Había muchas mesas con ropa revuelta que para las mujeres se convertían en un laberinto lleno de oportunidades y tesoros por descubrir. Remeras en buen estado y vestidos con diseños únicos se transformaban en trofeos.

Entre el bullicio de la tarde se destacaba un lugar entre todos. Una mesa con un mantel negro y mazos de cartas con ilustraciones llamativas atraía las miradas. Un joven tarotista mezclaba las cartas, las distribuía en la superficie y de a una las daba vuelta.  Un cartel azul anunciaba la lectura del tarot: “@Haxán.Store – Servicios exotéricos”.

Una tarde de lecturas de tarot en ferias. Fotografía Elio Ruben
Una tarde de lecturas de tarot en ferias. Fotografía Elio Ruben

Se llama Elio Ruben, y con paciencia esperaba que la gente realizara sus consultas. El bochinche del gimnasio parecía detenerse en toda la superficie que ocupaba con sus objetos: cartas, cuadernos, una pirámide y una bola de cristal.

Había personas que se apuraban al pasar frente a él. Otras consultaban y seguían de largo. Una mujer muy decida al fin se sentó a la mesa y así, de a poco, la cola se hizo extensa y todos esperaban su turno para conocer algo sobre el futuro incierto.

Instagram (@haxan.store)

Elio tiene 22 años y es estudiante del Profesorado de Artes Visuales, nació en California y desde los 10 años vive en Comodoro Rivadavia.  A los 17 comenzó a estudiar el tarot y encontró en esta práctica un camino de crecimiento personal y contención.

En entrevista con ADN SUR compartió su experiencia e incitó a perderle el miedo al tarot:

“Las personas a veces me miran con cara de terror porque tienen un concepto erróneo sobre el tarot, se imaginan que les voy hablar de la muerte o enfermedades. Yo no me enfoco en esas cosas. Mi meta es ayudar, no asustar”, afirmó Elio.

EL PODER DEL TAROT

Las cartas del tarot son milenarias. Aunque no haya una data exacta sobre su lugar y año de nacimiento dicen los entendidos que fue allá por el año 1300 que comenzaron a usarse. Siempre estuvieron cubiertas por un manto de misterio debido a sus “poderes adivinatorios”. Pasaron los siglos y las cartas resistieron al tiempo y las personas las siguieron consultando.

Las 78 cartas que forman parte del tarot son portadoras de símbolos: los arcanos mayores y menores que tienen la capacidad de revelar secretos o guiar en momentos de crisis. El tarotista es quien las interpreta y le traduce al consultante. Los temas sobre los que giran son espirituales, amorosos, trabajo, etc.

“Los arcanos no son espíritus, ni dioses, sino que son imágenes que nos representan cosas”, insistió el tarotista.

Las cartas tienen un significado pero no es único. El mismo depende del contexto del consultante y también de las otras cartas que salen. 

Cartas del tarot. Fotografía Elio Ruben
Cartas del tarot. Fotografía Elio Ruben

“Si saliera un 9 de oro no tendría el mismo significado para alguien que consultó sobre el amor, que para alguien que consultó sobre el trabajo”.

Insistió en que el tarot es una guía y que las cartas ofrecen un mapa de lo que una persona puede hacer para mejorar:

“Las cartas nos pueden ayudar a reconocer cosas que no vemos con claridad pero que están frente a nuestros ojos”, dijo y agregó:

“El tarot da una vista general de lo que podría llegar a pasar, pero si uno no se direcciona, no acciona para que eso pase, nada va a suceder. Si te dice vas a encontrar el amor pero no salís de tu casa, obviamente nunca lo vas a encontrar”.

El tarotista mezclando las cartas del tarot

DE LA MUERTE, LAS ENFERMEDADES Y LA DEPENDENCIA

El tarotista reconoció que hay temas que no toca jamás porque no le parece correcto y esos son los que tienen que ver con las enfermedades y las muertes:

“Mi ética de trabajo no me permite hablar sobre temas de salud porque creo en lo que dice un médico y no en lo que hay en las cartas.  A veces me piden predicciones de accidentes o cosas muy malas, yo lo rechazo”, fundamentó Elio.

Los consultantes de Elio son de los más variados, desde los 15 años hasta personas que rondan los 60 le hacen consultas sobre cuestiones que los preocupan. La realidad es que a veces preguntan cosas que las cartas no podrían responder, como por ejemplo: “¿Cómo me va a ir en el examen?”. Ante esto el tarotista simplemente sonríe y responde: “Tené paciencia y la respuesta vendrá sola, esto no hace falta que te lo digan las cartas”.

Las personas le temen a ciertas cartas y entre ellas es la que representa “la muerte”, ante esto el tarotista explicó:

“La carta de la muerte en realidad habla de un renacimiento, de una renovación personal, de un cambio radical que hay que hacer en nuestras vidas para mejorar. A mí me guio mucho”.

La imagen del “diablo” también es muy temida y en realidad representa a conductas negativas que tienen que ver con la obsesión, la toxicidad, la manipulación, narcisismo, etc.

Elio mezclando las cartas. Fotografía Mariela Garolini

Cuando los consultantes se vuelven dependientes del tarot, Elio les pone un límite ya que no le parece saludable que todo lo canalicen por este medio.

La mesa del tarotista estaba cubierta de mazos y libros. Todos perfectamente ubicados. Su práctica y formación son constantes. El aprendió de manera autodidacta desde los 17 años y aún continua en ese camino de aprendizaje.

Su sueño es tener un estudio para poder atender a sus consultantes, pero mientras tanto, lo hace en las Ferias y también online. Nada le impide llevar adelante esta práctica que tanto ama.

Elio Ruben. Fotografía Mariela Garolini
Elio Ruben. Fotografía Mariela Garolini

Los dedos largos y finos de Elio tocaban con sumo cuidado las cartas. Parecían flotar en sus manos. Una por una las guardó en la caja y mientras las acomodaba, hablaba sobre ellas:

“No hay nada extraño en las cartas. Muchas veces negamos cosas que nos pasan y ellas te dicen: basta de ocultar esto, miralo a la cara y enfrentá la situación”.

Dos tazas de té con bocaditos dulces cerraron la entrevista .Afuera, el sol trataba de esquivar las nubes grises y por ese día las cartas ya habían cumplido su trabajo.

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