Una foto de su hija tocando el piano mientras ella misma está parada al lado mirándose y también sentada en un sillón detrás observando a las otras dos protagonistas, es la fotografía que más aprecia Víctor Amigorena (53). La imagen del fotomontaje refleja de alguna manera lo que significa para el periodista un retrato: una historia, un concepto y la cercanía con una persona.

La fotografía fue expuesta durante varías semanas en una reconocida vinoteca de Rada Tilly.
La fotografía fue expuesta durante varías semanas en una reconocida vinoteca de Rada Tilly.

Amigorena hace más de 25 años está vinculado al periodismo. Sin embargo, este año decidió mostrar con más fuerza una faceta que viene trabajando hace años, la fotografía. 

En el marco del aniversario de Comodoro, el periodista de Radio Del Mar presentó su primera exposición individual, “Comodorenses con la fuerza del viento”, obra que retrata a 10 personalidades destacadas de nuestra ciudad. Esa fue su primera presentación masiva de un trabajo que quiere desarrollar en la búsqueda de un camino artístico que se animó a explorar pero siempre estuvo con él, tal como el mismo admite. 

“La fotografía es algo que siempre estuvo conmigo, no es de ahora”, cuenta a ADNSUR al explicar cómo comenzó esta pasión. “En realidad comenzó todo por ese lado antes que el periodismo. Yo siempre saqué fotos, toda la vida, pero tenía un problema porque en Comodoro no podías estudiar fotografía. Sí hice cursos y trataba de aprender todo lo que podía aprender hasta que hace tres años tuve la oportunidad de hacer la carrera de fotografía y fue un cambio, dos cosas distintas, porque la fotografía es luz y eso te cambia la cabeza”.

El empresario Fernando Roca fue uno de los hombres que retrató para lo que significó su primera muestra individual.
El empresario Fernando Roca fue uno de los hombres que retrató para lo que significó su primera muestra individual.

Amigorena tenía 9 años cuando descubrió la fotografía. Todavía vivía en el Centro, su patio de juegos y de domingos de Cine, tanto en el Coliseo como en El Comodoro, y su papá le regaló una cámara 126, un mítico formato que ahora muchos recuperan de una forma artística. 

Así comenzó un amor que profundizó en tiempos de libros y pasillos universitarios cuando decidió inscribirse en Licenciatura en Comunicación Social por consejo de un amigo que conocía de la ENET y las 1008, el barrio donde pasó su adolescencia.  

“Yo trabajaba en Guilford, había entrado de operario y laburaba y estudiaba en Ingeniería. Me iba bien pero falté una semana porque tenía turnos rotativos y cuando fui no entendía nada de lo que estaban dando en Álgebra. Así que dejé a mitad de año, me dediqué a trabajar, pero tenía claro que tenía que estudiar. Al otro año, Raúl Figueroa, que somos amigos de la adolescencia, me dijo ‘venite a Comunicación, te dan muchos libros copados para leer, está bueno’, y me fui’”.

En la carrera de Humanidades y Ciencias Sociales, Víctor encontró su verdadera vocación, aquella que había cultivado con su gusto por la imagen y la lectura, algo que heredó de su viejo. “Mi papá leía mucho, era un tipo de campo, sin estudio, terminó la Secundaria de grande, cuando estaba en YPF, y desde que aprendió a leer siempre había un libro en mi casa. Así que a los 12 años leí mi primer libro: ‘Viven, la tragedia de los Andes’. Me llamó la atención que mi papá se lo había devorado de toque, y después leía todo lo que había en la adolescencia, Patoruzito, Isidorito… Me acuerdo que mi viejo me abrió una cuenta en un quiosco; duró una semana, porque cuando fue a ver la cuenta había gastado una fortuna”, recuerda entre risas.

Víctor junto a su padre, el hombre que lo llevó por la lectura, la fotografía y las motos, sus grandes pasiones.
Víctor junto a su padre, el hombre que lo llevó por la lectura, la fotografía y las motos, sus grandes pasiones.

En la carrera, Víctor comenzó a profundizar sus conocimientos en fotografía. Sus primeros cursos los hizo entre 1993 y 1994 con Carlos Huenchur y Pini Rafaele, y una vez que ingresó al mundo de los medios todo se multiplicó. 

Una pasantía de tres meses en Diario Crónica marcó su primer contacto con una redacción, luego llegaría El Chubut, gracias a una recomendación de Walter Calderón, un fotógrafo que lo ayudó mucho en su búsqueda fotográfica junto a otros grandes maestros como los fueron el Chino Arturo, Pepe Pugni y el Pillo Vaquero”.

“Con ellos aprendí mucho. Siempre miraba el trabajo de Pepe Pugni y del Pillo Vaquero que para mí son los mejores que hay. Para mí son grosos y aprendí mucho de fotoperiodismo con ‘Beto’ Muñoz que trabajó conmigo en el Chubut, tremendo fotógrafo. Él me enseñó mucho de la cámara”.

Víctor en sus primeros años de periodismo en el viejo Diario El Chubut.
Víctor en sus primeros años de periodismo en el viejo Diario El Chubut.

En El Chubut estuvo durante cinco años. Allí tuvo su primer contacto con el fotoperiodismo, con una cámara digital y el uso de herramientas de edición, algo fundamental en su desarrollo como fotógrafo. También fue el momento de dar los primeros pasos, participando de concursos y hasta dictando un curso con el Chino Arturo, algo que recuerda con gracia. 

“Tuvimos la caradurez de empezar a dar cursos. Me acuerdo que fuimos a Sarmiento, él daba la parte de fotografía y yo de Photoshop”, dice entre risas.

Con orgullo recuerda un concurso de arquitectura donde sacó el segundo premio y también otro de medioambiente que salió por detrás de Pepe Pugni y delante del Pillo Vaquero, alguien que admiraba. 

El cierre de El Chubut lo llevó a la pantalla de Canal 9 de la mano de Cococho Micardi, llegaría su regreso a Crónica como columnista, y más tarde su paso por el privado como gerente de Comunicación en una empresa de servicios petroleros, hasta que en 2015 junto a “Valey” se metió de lleno en la radio, aquel viejo que lo había llevado por diferentes emisoras y a tener su propio programa, “El Engranaje” que se transmite desde 2008. 

DEL PERIODISMO AL FOCO DE LA FOTOGRAFÍA

Como cuenta Víctor, en 2018 decidió perfeccionarse en fotografía. La pandemia le dio la posibilidad de continuar estudiando a distancia y con otros tiempos, redescubriendo lo que significa el retrato y llevándolo a lo que fue su primera muestra, convocado por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad.

Víctor admite que ese trabajo fue una parte parcial de un proyecto que tenía en mente. Los tiempos no daban para llevar a cabo la idea original. Sin embargo, aún está pendiente realizarla y sabe que lo hará. 

La gran pregunta es, ¿por qué retrato? Y él tiene la respuesta. “Me gusta la gente. Hay gente que le gusta el paisaje y saca fotos hermosísimas del paisaje. Yo no tengo esa capacidad, o sea puedo sacar una linda foto pero no es lo mío, no sé si todos los días puedo salir a hacer una foto de paisaje, pero sí que todos los días puedo salir a hacer un retrato. Y creo que eso mucho tiene que ver con el periodismo, porque aprendés a leer a la gente, te sentás adelante de alguien y sabes la manera en que te está hablando. Entonces al hacer retrato puedo saber por qué lado va a ir la foto. Por eso me gusta el retrato, porque reflejo gente”. 

Para Víctor es retrato es la mejor forma de mostrar una persona, una historia.
Para Víctor es retrato es la mejor forma de mostrar una persona, una historia.

El periodista cuenta que quiere seguir profundizando en la temática y recuperar un formato que ya no se usa tanto como en el pasado. “El retrato es algo que se fue perdiendo. En la época de mi viejo era muy común pasear por el centro, pasar por una casa de fotografía y que te sacaran un retrato. El tipo sentado en un banquito con una mesita al lado con el brazo apoyado; una foto que te sacaban y después la retocaban, y eso se perdió. Era muy común ver en la casa la foto del papá, la mamá y el nene en un cuadro. Ahora decime en qué casa entrás y ves eso. Entonces lo que quiero es recuperar en parte esto, y a la gente le encanta, porque me tomo el tiempo de sacar una foto con luces y después editarla en computadora en forma digital”.

Amigorena dice que para él se trata de ir por un lado artístico, por eso la foto debe estar en un cuadro o un fotolibro para ser apreciada y compartida. “Es eso, es sentarte con alguien, dar vuelta una hoja y que alguien lo vea. La verdad es que en este camino no sé si voy a ser bueno, pero lo único que tengo claro es que me gusta el retrato y sé lo que quiero hacer. No sé cuál va a ser mi obra, pero es algo que me apasiona, así como me apasiona andar en moto. Está en el mismo nivel. No sé si va a pasar, ni cuándo, pero es el camino”, admite este periodista que se animó a incursionar por su lado más artístico a través de la fotografía, una pasión que lo acompaña desde chico y que ahora quiere mostrar a través del retrato, su propia forma de contar historias. 

Del Instagram de victoramigorena2016
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