COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – “Hace 40 años hubo una plaga y los pinos comenzaron a morirse en cadena. A partir de entonces el espacio quedó descuidado, el 95% de los pinos se murieron y hoy en día nos encontramos con este semejante terreno, casi dos hectáreas de espacio abierto que está vacío. Es más, estaba siendo usurpado por gente que no es de la casa salesiana”.

Emiliano Retti es licenciado en Ambiente, docente del Colegio Dean Funes y uno de los impulsores de la recuperación del pinar del establecimiento salesiano, un histórico espacio que fue punto de reuniones, actividades escolares y recreativas, y sobre todo un pulmón verde en el medio de Comodoro Rivadavia.

Esta semana el docente dialogó con ANDSUR y contó de qué se trata esta iniciativa que busca recuperar este espacio que para él es muy especial.

Para Emiliano Retti, el colegio Dean Funes es parte de su vida.
Para Emiliano Retti, el colegio Dean Funes es parte de su vida.

SENTIDO DE PERTENENCIA

Emiliano cursó todos sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Dean Funes y mientras estudiaba en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco comenzó a trabajar en la parte de mantenimiento, hasta que ingresó a la oficina técnica cuando se recibió de licenciado.

Toda su vida estuvo ligada a la institución. Por esa razón siente como una necesidad recuperar este espacio que es parte del colegio. “No es solamente embellecer, el proyecto tiene un objetivo educativo y de encontrar el sentido de pertenencia con los chicos”, contó.

La idea de reforestar el pinar surgió hace aproximadamente dos años. En una charla casual un docente se lo planteó como una idea y se puso manos a la obra. El proyecto primero entró al consejo de obra, luego llegó a rectoría y una vez que fue aprobado se comenzó a trabajar.

En un principio había diferentes propuestas: forestar una línea, forestar otra o forestar todo el perímetro del pinar, lo que finalmente se decidió.

“Es un abrazo verde simbólico. Queremos recrear el concepto cultural de nuestro colegio. El pinar en su momento era un hito histórico; gente venía a trabajar y alumnos y exalumnos jugaban con los curas al ajedrez y al fútbol. Tenía un gran uso”, contó este joven docente.

Tal como cuenta Emiliano, el pinar es algo histórico y así lo recuerdan otros docentes que también fueron alumnos, algo característico del establecimiento salesiano. 

“Es algo histórico. Era un lugar lindo para nosotros, compartíamos con los chicos y se hacían tipo picnic; uno iba con los chicos, otro jugaba a la pelota y otros se quedaban bajo los pinos. Se jugaba, se compartía”, recordó Joaquín Correa, quien trabaja en el colegio desde 1978 e hizo parte de la Primaria y la Secundaria en el establecimiento.

Víctor Suarez, el jefe de taller que trabaja hace 29 años en esos pasillos, y que además fue alumno, también recuerda esos tiempos. “El pinar estaba lleno de pinos. Normalmente los alumnos previo al ingreso al taller nos íbamos siempre para allá. Se reunían todos a jugar en la cancha, era un espacio de recreación. Estaba lindo porque tenía mucha sombra, a veces hacíamos asado con los maestros y los alumnos. Nosotros lo vivíamos como algo natural”, recordó en diálogo con este medio.

Víctor Suarez, es jefe de taller y hace 29 años trabaja en la institución.
Víctor Suarez, es jefe de taller y hace 29 años trabaja en la institución.

LOS PRIMEROS PASOS

Una vez que se decidió avanzar con la idea. Lo primero que se hizo fue limpiar el sector. Luego alumnos de Primaria junto a sus padres plantaron unos 100 árboles que se sumaron a los olivos sembrados unos años atrás.

En la actualidad, ya se gestionó el sistema de riego y se comenzó a trabajar, con el asesoramiento del INTA, en la gestión de las especies que se plantarán. El año que viene se avanzará con la plantación.

Según explicó Emiliano, la primera etapa contempla la plantación de 1000 árboles. “El protagonista principal va a ser el alumno, cada uno tendrá que hacer su pozo, colocar su estaca y plantar su árbol. Cada estaca tendrá el nombre de cada alumno”.

El objetivo de este trabajo estudiantil es que los chicos de primer grado, segundo y tercero cuando lleguen a la Secundaria puedan ver el crecimiento que tuvieron sus árboles. “Que vengan y digan esto es mío, esto lo plante yo”, cuenta Emiliano con entusiasmo.

Esa estrategia es parte del sentido de pertenencia que quiere reforzar esta institución que celebra sus 90 años y que en 2020 por primera vez tendrá alumnas mujeres. 

“Queremos generar sentido de pertenencia y recuperar el lugar con el objetivo principal de defender los espacios verdes, recrearlos y conservarlos. Otra idea es recrear un aula verde, que la educación salga del aula y sea in situ porque los chicos necesitan de estos espacios. Nos estamos moviendo para que crezca esto”, resumió Emiliano, soñando con que el pinar otra vez vuelva a ser un pulmón verde en el medio de la ciudad, el pequeño bosque que tres generaciones disfrutaron.

En la década del 80 una plaga devastó el pinar.
En la década del 80 una plaga devastó el pinar.
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