Malvinas: una encrucijada entre un desafío nacional y la pulseada entre las grandes potencias
En el aniversario de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur, Argentina redobla sus esfuerzos para reanudar las negociaciones con Gran Bretaña. El interés creciente de las potencias para posicionarse de cara a la Antártida aparece en el horizonte.
Resulta fundamental subrayar la importancia del 10 de junio de 1829 como una fecha nacional de trascendental importancia. Ese día, se creó la 'Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y las Adyacentes al Cabo de Hornos' (como se la nombraba en la época) y se nombró a Luis Vernet como primer gobernador. Esta decisión se tomó dentro del lapso que va desde 1810 hasta 1833, período en el que existieron acciones concretas de ejercicio de la soberanía argentina en las Islas del Atlántico Sur.
A lo largo de su historia –como lo documentan las extraordinarias investigaciones del antropólogo Sergio Caviglia- las Islas Malvinas tuvieron una importancia estratégica en la visión de las grandes potencias. A lo largo de los siglos XVIII y XIX, Francia, España, EEUU y Gran Bretaña disputaron una posición en las Islas. Pero fue la administración de las Provincias Unidas del Río de la Plata la que se ocupó de llevar adelante actos efectivos de soberanía como la designación de gobernadores, la presencia de pobladores rioplatenses y el poder de controlar la feroz depredación de los lobos marinos, ballenas entre otras especies que realizaban los buques extranjeros.
Es decir, la administración nacional – a pesar de los escasos recursos con los que se contaba hace casi 200 años- pero con una gran determinación afectaba los intereses económicos de los extranjeros. Esta situación originó la usurpación de las Islas Malvinas a través de dos agresiones combinadas con EEUU ocurridas en 1831 y –finalmente- en enero de 1833 por parte de Gran Bretaña. Ahí comenzó a desangrarse la Patria con la ruptura de su integridad territorial que generó un grave conflicto que perdura hasta nuestros días.
Desde aquel momento, las entonces Provincias Unidas realizaron enérgicos ante el Gobierno británico, en los ámbitos internacionales de la época y hacia finales del S. XIX incluso se propuso la figura de un ‘arbitraje’ para resolver el caso al que Gran Bretaña se negó.
El impacto de la Segunda Guerra Mundial generó una ola imparable de los movimientos de ‘Descolonización’ y ‘Liberación Nacional’ que tuvo manifestaciones con distintos grados de violencia en distintos países en América Latina, Asia y África. En ese marco, la Resolución 1514 de las Naciones Unidas de 1960 convocó a la descolonización de los territorios por parte de las grandes potencias para velar por la ‘integridad territorial’ o la ‘autodeterminación’.
A su vez en 1965, la República Argentina lograría un logro diplomático fundamental que mantiene su importancia hasta el día de hoy: a través de la Resolución 2065, se exhortó a Argentina y Gran Bretaña a que mantengan negociaciones para resolver la Cuestión de las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur considerando los intereses de los isleños. En la misma línea de un estricto respeto al Derecho Internacional, la Constitución Nacional establece respetar el modo de vida de los isleños.
La Patagonia continental está preparada hoy mismo para realizar acciones en tal sentido. En los últimos meses, se trasladó a una paciente de Neuquén en un vuelo directo desde Malvinas hasta Ushuaia para tener una mejor atención médica en un operativo sobresaliente, hay una oferta de vuelos entre las Islas y el continente a través de Aerolíneas Argentinas, hay Becas educativas para que los jóvenes isleños estudien las Universidades Públicas de nuestras ciudades patagónicas, se ofrece obra pública, hay investigadores argentinos del CONICET y de distintas Universidades investigan en las Islas para reafirmar la continuidad biológica y ambiental con el territorio nacional y también para dimensionar la riqueza económica que nos depredan a los argentinos y -especialmente- los Veteranos de Guerra y los familiares de los héroes caídos durante el conflicto visitan las Islas y lo hacen en absoluto respeto.
La lista sigue. La Comunidad Internacional lo reconoce cuando valora el esfuerzo de la República Argentina para cumplir de manera concreta con el respeto a los intereses y el modo de vida de los isleños.
Hay un camino trazado en el que la República Argentina exhibe coherencia, perseverancia a lo largo del tiempo, obtiene apoyos internacionales crecientes pero se necesita que Gran Bretaña cumpla con su parte y acepte reanudar las negociaciones para resolver –definitiva y pacíficamente- este conflicto. El paso del tiempo en esta inmóvil situación contribuye con su agravamiento y no con su pacificación.
ARGENTINA COMO UNA NACIÓN MARÍTIMA, OCEÁNICA, BICONTINENTAL Y SOBERANA
Este 2023, se cumplen los 40 años de la recuperación de la Democracia en nuestro país. Es un sistema necesario y fundamental pero siempre perfectible para los canales de una mayor ‘democracia participativa’.
A lo largo de estas décadas, Argentina mantuvo a la Cuestión Malvinas, Atlántico Sur y Antártida como uno de los ejes principales de la Política Exterior. Pero sus oscilaciones en su relación bilateral con Gran Bretaña afectaron la credibilidad internacional de la posición argentina. Aún así, ningún Gobierno claudicó en el tema aunque hubo momentos de extrema debilidad en el reclamo y una preocupante genuflexión ante los británicos.
La Argentina del S. XXI es una nación que tiene que continuar con su camino de ratificación a través de acciones concretas de su mirada marítima, atlántica, oceánica, bicontinental y soberana en el Atlántico Sur. Tengamos presentes a la Argentina continental, Argentina insular y Argentina antártica en este esquema. Los patagónicos tenemos que contribuir con este enfoque porque está en juego el progreso de nuestra región.
Argentina es líder en el Mercosur con Brasil y México, integra la mesa chica de la gobernabilidad mundial en el G-20 donde tiene posiciones coincidentes con Gran Bretaña en varios puntos globales y es reconocida por su extensión territorial, riqueza de los recursos, desarrollo de la ciencia y tecnología y proyección hacia el Atlántico Sur y la Antártida.
También, podemos subrayar la resiliencia de nuestro pueblo en nuestra identidad multígena (como decía Scalabrini Ortiz), la capacidad de adaptación de las corrientes inmigratorias de todo el mundo, un espíritu fraterno pero también con una fuerte convicción que luchó por su destino en su emancipación en un proceso que generó admiración mundial. El desempeño heroico de nuestros combatientes en el conflicto de Malvinas de 1982 se entronca en ese hilo histórico conductor para determinar la independencia definitiva de nuestra Patria con la recuperación pacífica de las Islas del Atlántico Sur.
¿VAMOS A SER PROTAGONISTAS O ESPECTADORES?
Además del Atlántico Sur, Argentina está en el centro de la mirada de las principales potencias a través del ‘triángulo del litio’ que vincula a nuestro país con Bolivia y Chile, la Hidrovía del Paraná, ‘Vaca Muerta’ en Neuquén, la riqueza agropecuaria y las grandes extensiones de tierra entre tantos otros puntos que se podrían enumerar. Ahí empiezan las pulseadas de las potencias que necesitan la energía y los alimentos que nosotros tenemos.
La batalla del Atlántico Sur y de la Antártida del S. XXI ya comenzó a librarse. La infame presencia británica en Malvinas, las inversiones de China en Tierra del Fuego, la agenda activa de la embajada de Rusia en el país, las frecuentes visitas de la generala de EEUU Laura Richardson son algunas señales para empezar a tomar en serio la evolución de estas situaciones.
Argentina pendula entre una buena relación con EEUU para mantener equilibrada su negociación con el FMI y los organismos internacionales y una relación cada vez más fluida con China (como lo demostró la visita del ministro de Economía Sergio Massa en las últimas semanas) y no hay que olvidarse que el presidente Alberto Fernández aseguró que Argentina iba a ser “la puerta de entrada para las inversiones de Rusia en América Latina”. Fue antes del estallido de la guerra de Ucrania y nunca lo desmintió.
Tenemos que prepararnos para los escenarios de las próximas décadas. Hoy la atención está puesta en Ucrania, luego quizás en Taiwán pero se avecina la atención ‘frente a nuestras narices’ porque el Tratado Antártico se va a revisar en el 2048. Hoy, varias naciones empiezan a jugar sus fichas para el continente más fascinante, apasionante e intrigante de la humanidad. Pero las potencias y las naciones emergentes lo pasan por el ‘código de barras’ y lo traducen como gran reserva de agua potable y reservorio de minerales claves para el mundo moderno.
Esto genera una incertidumbre para la región a mediano plazo. La presencia británica en las Islas Malvinas, su base militar y su desprecio por el Derecho Internacional para evitar la reanudación de las negociaciones con Argentina (como sucedió entre 1966 y 1982 en las que se evaluaron distintas fórmulas para la transferencia de soberanía) es un factor determinante para una mayor inestabilidad en el Atlántico Sur.
PLATAFORMA CONTINENTAL, INFRAESTRUCTURA EN TIERRA DE FUEGO, BASES EN LA ANTÁRTIDA Y DEFENSA
Se impone ponerle fin inmediato a este ‘círculo vicioso’ del colonialismo para cumplir los mandatos de la Comunidad Internacional y sentarse a dialogar para resolver de manera pacífica un conflicto que lleva 190 años. Es una calamidad que el mundo moderno no active todos los mecanismos para ponerle fin a esta fractura de la integridad territorial de una nación emergente.
La situación amenaza con escalar y la responsable –una vez más- será Gran Bretaña por esta enorme irresponsabilidad de continuar arrastrando al mundo moderno a la beligerancia, la intransigencia y a la absurda concepción de la Fuerza para el ejercicio del poder.
Argentina no puede ser subestimada, tiene un desarrollo en marcha para el Atlántico Sur y la Antártida como lo ejemplifica una nueva agenda de Defensa para consolidar actos de soberanía concretos en la Base Naval Integrada en Tierra del Fuego, radares con mayor alcance, equipamiento militar, la reapertura de la Base Petrel en la Antártida y una especialización académica en los temas marítimos, oceánicos y antárticos que se verificó con el trabajo de la delimitación de la Plataforma Continental Argentina realizada por COPLA que la sitúa a vanguardia a nivel mundial.
REANUDAR LAS NEGOCIACIONES: UN DESAFÍO PARA EL MUNDO MODERNO
Siempre son importantes los apoyos internacionales a la posición argentina como los que se reciben por parte de Rusia y China teniendo en cuenta que ambos integran el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y forman parte del bloque de países emergentes BRICS junto con Brasil, India y Sudáfrica. La posibilidad que Argentina se integre como miembro pleno a ese Bloque (que reúne al 40% de a población mundial) podría generar una salto de calidad dela fortaleza de la posición argentina pero con la prioridad de velar por el interés nacional en primer lugar.
Por supuesto que la recuperación pacífica de las Islas Malvinas requiere un apoyo y coherencia con acciones concretas de los países de América Latina. Es una de las condiciones fundamentales para lograr los objetivos que se proponen.
Argentina está preparada para la negociación. Ante el próximo debate electoral, tiene que quedar en claro que la Cuestión Malvinas no es una opción sino que es un mandato constitucional para cumplir con la firmeza que la relación bilateral con Gran Bretaña requiere.
Ante este mundo en conflicto, están dadas las condiciones para que Argentina y Gran Bretaña ofrezcan un ejemplo, reanuden las negociaciones, resuelvan un conflicto y se cumplan con los derechos de la población isleña que pertenece a la provincia de Tierra del Fuego. Nuestro país está lleno de ejemplos de integración, un sistema democrático fuerte para respetar los derechos humanos y una cultura popular en permanente dinamismo. Cuando veamos las noticias “Argentina y Gran Bretaña aceptan un diálogo sobre la Cuestión Malvinas con todos los temas en la agenda” , el mundo será un sitio mucho más digno donde ser vivido.