Jenni tuvo días atrás su última quimioterapia y, tras ella, decidió celebrar en caravana junto a su familia y amigos por la zona céntrica de Comodoro. Su caso se viralizó y llegó a los principales medios nacionales. 

Asomada por la ventana del acompañante, con varios globos en su mano, paseó en las inmediaciones de la Escuela Nº 83, sobre la avenida Rivadavia, con un cartel y una frase que emocionó a todos: “Última quimio, vencí el cáncer”. 

Sus imágenes se viralizaron e incluso en las últimas horas llegaron a medios nacionales como Clarín, que resaltó la historia de la comodorense que venció al linfoma de Hodgkin y lo celebró con toda su gente. 

Jennifer fue al médico porque tenía dolor de muela y pensó que era una infección. Una inflamación en el cuello la hizo dudar y la doctora no le brindó un panorama  alentador. "Me mandó a hacer una tomografía y me salió que tenía ganglios. Ahí arrancó toda la pesadilla", le contó la joven comodorense al diario.

La chubutense tuvo dos operaciones para quitarle los ganglios del cuello y luego llegó el diagnóstico de su enfermedad, un cáncer en el sistema linfático que es hereditario. De hecho, hace un tiempo atrás murieron dos tíos por lo mismo. 

Jenni pasó por varios tratamientos, rayos quimioterapia. Pero el panorama no era bueno. El especialista le dijo que su caso "era muy difícil porque tenía 18 ganglios y el 90% del cuerpo tomado", recordó. Es que el tumor le afectaba el cuello, la ingle, axilas y tórax. 

"No lo podía creer. Estaba con mi vida normal; jamás me lo imaginé. Le decía a la doctora que yo me sentía bien y no entendía cómo no había alternativas para curarme", contó la joven sobre aquellos momentos tan duros. 

Recuerda que la doctora le dijo que recuperarse "iba a ser difícil y requería de paciencia para afrontar un proceso largo".

Así fue que tuvo que dejar de su trabajo en atención público para evitar contagiarse de algún virus y que le bajaran las defensas, y tampoco podía seguir con sus entrenamientos diarios. 

Si bien varias perdonas le aconsejaban que continuara con el tratamiento en Buenos Aires, ella decidió confiar en los médicos de su ciudad, y además sabía que sería mejor afrontar el proceso junto a su familia. 

"Soy muy familiera y no hubiese podido estar lejos de todos. Creo que hubiese sido más difícil sin el cariño y el apoyo de ellos", confió Jenifer, que además es muy creyente. 

Su marido, Nicolás (29), y su hijo Nehemias (11) fueron parte fundamental de su recuperación. "Mi vida cambió un 100%. Un día me levantaba bien y positiva. Al otro, ya no quería levantarme de la cama. Lloraba, estaba enojada y de malhumor, algo que nunca me caracterizó porque siempre le busco el lado bueno a todo. Pero me preguntaba 'por qué me pasó esto a mí'. Veía a mi hijo y lloraba", recuerda. 

"¿Cuándo termina, mamá. Cuántas quimios faltan?", le preguntaba su hijo… 

Al arrancar con el tratamiento le afectó mucho la caída del cabello. “Con 28 años no me quería quedar pelada, andar con pañuelo en la cabeza, no quería nada de eso. Dije ‘qué feo, qué va a decir la gente’, Después me di cuenta de que no me importaba nada lo que me pase con mi pelo, el aspecto físico ni el qué dirán. Sólo quería curarme y nada más".

Al pensar en aquellos momentos la comodorense reconoce que ya “no aguantaba más, no quería pincharme ni una vez más. Era todo sufrimiento”… Sin embargo, el 27 de enero pasado, un día antes de su cumpleaños, la doctora vio su última tomografía y la sorprendió con una grata noticia: "Faltaba poquito para terminar con las quimio porque se me estaba yendo todo. Fue un hermoso regalo de cumpleaños", asegura.

Reveló que la médica "no podía creer" que se le habían ido todo los ganglios, sólo le quedaba uno grande en el cuello, el cual terminaría desapareciendo al poco tiempo. "Ni ella entiende cómo me pude curar -resalta-. Me dijo que había sido un milagro. Yo creo mucho en Dios. Todo este tiempo le pedí que me cuide y me de fuerzas", confiesa la joven de Comodoro que venció al cáncer.. 

Las emociones siguieron a flor de piel… El martes pasado, Jenifer tenía que su última quimioterapia en el Hospital. Al salir la esperaba su hijo, con una inmensa sonrisa y un cartel que decía: “Una leona venció al cáncer. Siempre al lado tuyo. Te queremos mucho".

Y como si fuera poco…. las sorpresas siguieron. Al salir del centro de salud vio al auto de su papá completamente decorado para una ocasión tan especial. “Me llevaron a recorrer todo el centro de la ciudad. En el camino me saludó un montón de gente que me felicitaba. Fue increíble. Por un momento me olvidé de todo el dolor que sentía y me encontré totalmente feliz”, reconoce. 

El recorrido de la caravaba terminó en la casa de su mamá, donde se reunió el resto de la familia con trompetas y bombos para bailar y cantar canciones de cancha. Jenni es hincha de Huracán de Comodoro Rivadavia y este domingo volverá al estadio César Muñoz invitada por el club. "Siempre iba con mi hijo y mi marido, pero el último tiempo no pude porque a veces me sentía mal y otra veces porque hacía frío", cuenta y ansía: “No veo la hora de estar en la tribuna”.

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