El 22 de diciembre de 1978, la flota de la Armada argentina se dirigía a tomar las islas Picton, Nueva y Lennox, en el canal de Beagle. El ejército chileno se preparaba para repeler esa acción, en el marco del desvarío de sendas dictaduras, sangrientas y opresoras de sus pueblos, que gobernaban a uno y otro lado de la cordillera de los Andes. Horas antes del desembarco, la mediación iniciada por el papa Juan Pablo II hizo desistir el ataque, iniciando un largo proceso que concluiría con el Tratado de Paz y Amistad de 1984.

¿Puede la controversia planteada por un reciente decreto del presidente chileno desatar una nueva escalada de conflicto? 

“Como posible, es posible. No lo deseamos en este equipo de trabajo, porque sabemos que las guerras las pagan los pueblos y favorecen a los intereses que juegan a favor del conflicto, que en muchos casos son otros Estados, mucho más poderosos que los nuestros. Confío que prevalezca el raciocinio, la cabeza fría y el corazón ardiente ”, fue la respuesta del Dr. Carlos Moreno, director del portal Mangrullo al Sur y colaborador permanente del equipo Dossier Geopolítico. 

Lo que hizo Sebastián Piñera, un mes atrás, fue extender unilateralmente el límite de la plataforma continental de su país hacia el Este en aguas del sur, superponiéndolo con algunos tramos de la plataforma continental argentina. La extensión se proyecta unos 100 kilómetros al Este de las islas Diego Ramírez, unos 100 km al sur del Cabo de Hornos.

En el siguiente mapa puede observarse la zona de la controversia, con el límite (en línea roja) establecido por el Tratado de 1984 y las islas Ramírez, desde donde el decreto de Piñera extiende su plataforma continental hacia el Este.

Zona de controversia. La línea roja muestra el límite demarcado tras el acuerdo de paz, en 1984. La decisión de Piñera avanza hacia el Este, afectando áreas de ese Tratado.
Zona de controversia. La línea roja muestra el límite demarcado tras el acuerdo de paz, en 1984. La decisión de Piñera avanza hacia el Este, afectando áreas de ese Tratado.

“Esta medida pretende proyectar la plataforma continental al Este del meridiano 67º 16´ 0, lo cual claramente no condice con el Tratado de Paz y Amistad celebrado por ambos países en 1984 ″, expresó un comunicado de la Cancillería Argentina, que luego fue apoyado en forma unánime por el Congreso de la Nación. 

“La medida intentada por Chile pretende apropiarse de una parte de la plataforma continental argentina y de una extensa área de los fondos marinos y oceánicos, espacio marítimo que forma parte del Patrimonio Común de la Humanidad de conformidad con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar ”, agregó el documento de Cancillería.

“Consecuentemente, la citada pretensión chilena no es aceptable para la República Argentina y plantea una situación que corresponderá resolver a través del diálogo –agregar el documento- en defensa de los derechos argentinos; de acuerdo a la histórica hermandad de nuestros pueblos y el derecho internacional ”.

Qué es la Convención Internacional sobre los Derechos del Mar

La plataforma continental, comprende el lecho y subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá del mar territorial y todo lo largo de la prolongación natural del territorio. Jurídicamente la plataforma continental comienza donde termina el lecho y el subsuelo del mar territorial, que en la Argentina llega a las doce millas marinas medidas desde las líneas de base.

Todo Estado ribereño tiene reconocida, más allá de este punto, una plataforma continental hasta las 200 millas marinas medidas desde las líneas de base.

En 1997, el gobierno argentino comenzó a asignar fondos para los estudios oceanográficos que permitiesen fundamentar que el talud continental del país se extiende, por debajo del mar, más allá de las 200 millas de su plataforma. Se creaba entonces la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA).

Ese extenso trabajo se prolongó por casi dos décadas, pero el país logró demostrar que su plataforma llega en algunos sectores hasta las 350 millas por debajo de la superficie. Argentina pudo entonces realizar la presentación ante la Comisión Internacional de los Derechos del Mar (CONVEMAR) creada por Naciones Unidas, que fue el organismo encargado de verificar estos trabajos, realizados por distintos países, para argumentar sus pretensiones. 

Presentación de los fundamentos para los nuevos límites de la plataforma continental argentina, en 2016, ante la CONVEMAR. Foto: COPLA.
Presentación de los fundamentos para los nuevos límites de la plataforma continental argentina, en 2016, ante la CONVEMAR. Foto: COPLA.

Al extender la plataforma, el país ejerce derechos sobre hidrocarburos y pesca.
El 11 de marzo de 2016, luego de 9 rondas de sesiones de trabajo iniciadas en 2012, la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) adoptó por consenso (es decir sin votos en contra) las Recomendaciones sobre la presentación argentina. 

Se trata de un reconocimiento a los derechos existentes en el subsuelo, como pueden ser los hidrocarburos y otros minerales, además de los recursos pesqueros de alto valor que se encuentran en las aguas marítimas. De manera que la extensión de la soberanía a esas áreas implican disponer de esos activos de alto valor.

Según informa la COPLA en su sitio oficial, en este espacio marítimo el Estado ribereño ejerce derechos de soberanía a los efectos de la exploración y explotación de sus recursos naturales: minerales, hidrocarburos y especies sedentarias (langostinos, mejillones, vieiras, etc.).

Estos derechos son exclusivos en el sentido de que, aun cuando el Estado ribereño no explore la plataforma continental o no explote sus recursos naturales, nadie podrá emprender estas actividades sin su consentimiento expreso ”.

“Una jugada política de Piñera”

“Del 2007 al 2011 yo presidí la comisión de Intereses Marítimos en la Cámara de Diputados de la Nación –recordó el actual senador Mario País, consultado para este informe-. Nosotros fuimos uno de los primeros países que presentamos ante Naciones Unidas, entre 2011 y 2015, el conjunto de los trabajos oceanográficos para que se reconociera nuestra plataforma, con la salvedad de que abarca incluso Malvinas. Desde ese momento hasta la fecha, no hubo ninguna presentación de Chile sobre este tema ”.

Parte de las tareas realizadas por el buque Puerto Deseado, durante las mediciones para fundamentar la extensión de la plataforma continental. Foto: COPLA.
Parte de las tareas realizadas por el buque Puerto Deseado, durante las mediciones para fundamentar la extensión de la plataforma continental. Foto: COPLA.

Pais recordó además que el año pasado, el Congreso argentino votó la ley 25.557, en la que ambas cámaras aprobaron por unanimidad la norma que establece las nuevas delimitaciones de la plataforma continental. 

“Ahora aparece esta declaración unilateral del gobierno de Chile, con fecha 23 de agosto, con su pretensión de extender hacia el Este su plataforma, sobrepasando el límite fijado en el Tratado de Límite con Chile, luego del conflicto del canal de Beagle, que demarcaba la jurisdicción chilena y la argentina. Además, nuestra presentación ante la CONVEMAR también respetó ese límite hacia el Oeste, no sobrepasamos la jurisdicción que el Tratado le atribuyó a Chile ”.

El legislador nacional apeló a su experiencia política para acotar la iniciativa del gobierno chileno a ese mismo plano, por sobre un real riesgo de escalar un conflicto entre ambos países.

“Yo creo que hay circunstancias políticas en Chile muy excepcionales, porque se está terminando la presidencia de Piñera con escaso consenso. Ha perdido representación su partido político en la nueva convención constituyente de ese país y las primarias para las próximas presidenciales tienen una perspectiva adversa, de manera que yo creo que es más una cuestión vinculada a la política interna que al plano internacional, pero Argentina no puede consentir este tipo de expresiones, porque es una pretensión inadmisible ”.

Moreno: “Chile mantiene vigente su alianza con la OTAN”

Autor de libros como “Patagonia y Malvinas: a Flor de Piel”, Carlos Moreno ha transitado permanentemente el análisis geopolítico y la historia local y regional, además del rol que se desempeñó en el Poder Judicial, en el que se jubiló hace ya algunos años. Hoy, desde “Mangrullo al Sur” ejerce otras de sus pasiones, el periodismo, en relación a temas de política internacional con una mirada con fuerte acento en los derechos soberanos del país.

“Aquel acuerdo por el cual Argentina y Chile llegaron a un tratado de paz, para superar el conflicto, se dio en el marco de la 'guerra fría', entre Estados Unidos y la Unión Soviética –recordó Moreno, en diálogo con ADNSUR-. A su vez también, en aquel momento, había un hielo político del gobierno chileno, que tenía compromisos con la Alianza Atlántica (OTAN) ”. 
 

Al evocar el contexto histórico en el que transitó el conflicto Argentina-Chile, entre 1978 y 1984, recordó:

“Cuando se cumplieron 10 años del golpe militar contra el gobierno de Salvador Allende, en el año 1983, Piochet dijo en su discurso: 'Chile no está en el Atlántico Norte, pero igualmente tiene compromisos tomados con la Alianza Atlántica. Chile es un puerto seguro para la paz y para la guerra '. Y lo dice un año después de Malvinas ”. 

Esa posición del vecino país, según la perspectiva de Carlos Moreno, “está vigente, no ha cambiado. Sin embargo, la OTAN fue conformada para apoyar a Estados Unidos en su enfrentamiento con la Unión Soviética, luego de la II Guerra Mundial; ese enfrentamiento ya no existe, pero hay nuevos actores en el plano internacional.

Las aguas australes, otra vez objeto de controversia. "No se puede amar lo que no se conoce", dijo Carlos Moreno, en referencia a la escasa atención que presta la opinión pública en el centro del país a estos temas. Foto: COPLA.
Las aguas australes, otra vez objeto de controversia. "No se puede amar lo que no se conoce", dijo Carlos Moreno, en referencia a la escasa atención que presta la opinión pública en el centro del país a estos temas. Foto: COPLA.

Hoy la Unión Soviética ha desaparecido, pero existe la Federación Rusa, que está aliada a la potencia emergente que es China, que tiene un proyecto económico como la 'ruta de la seda', para llegar a todas las partes del mundo ”.

En el nuevo escenario internacional, la OTAN sigue existiendo “y quienes eran amigos de la OTAN lo siguen siendo hoy”. Y ante la cercanía de Argentina y Chile al continente antártico, Moreno trajo otro actor preponderante a este complejo rompecabezas:

“Inglaterra es un aliado preponderante de la OTAN y busca colonizar la Antártida a través de Estados paralelos, que en este caso es Chile. El viejo discurso de Pinochet sigue vigente, porque sigue súbdito de ese tratado. Todos recordamos el puente aéreo que tendió Chile a Inglaterra durante la guerra de Malvinas, para abastecerse. Hoy los ingleses hicieron un aeropuerto en Puerto Argentino, que les permite llegar sin escalas desde Southampton, Gran Bretaña. Desde ahí pueden saltar en forma directa hacia la base que tienen en la Antártida y si necesitan una escala, lo hacen en Punta Arenas ”.

Para Moreno, es claro que la extensión de la plataforma que ha fundamentado Argentina ha provocado la reacción del gobierno chileno, desconociendo los derechos argentinos y asegurando que la zona en cuestión le pertenece.

“La declaración provocadora una cortina de humo, para mantener aquella vieja alianza reconocida por el gobierno de Pinochet, cuando dijo que serán un puerto seguro para la OTAN”, insistió.

En ese marco, también vinculó el interés de Estados Unidos para limitar la actividad pesquera de China en las aguas australes. “Hay países que pescan mucho más que China, pero Estados Unidos está preocupado por esta potencia emergente y ha anunciado recientemente en Argentina que no comprende armas y equipamientos en países de la ex Unión Soviética”, agregó.

“¿Qué harían si aún así, compramos equipamiento más barato? –Preguntó a su vez Moreno-. Yo agrego ahora que ellos apelarían a sus aliados en esta región ”. 

La guerra del agua

Los intereses van más allá de las armas y la pesca. “No hay que olvidar que el último Tratado Antártico impide explotar o incorporar ese territorio como parte de un Estado. La estrategia inglesa que creó un puente aéreo, como si Argentina continental no existiera, está también vinculada a la base a Rothera (de investigación científica), que han establecido con una enorme inversión, con apoyo desde Chile. Están haciendo instalaciones para mucha gente, ¿en virtud de qué? ”, se preguntó. 

Para el analista geopolítico, no hay dudas de que uno de los intereses centrales es el agua antártica, además del control del paso por el estrecho de Drake, que puede ser utilizado en casos de controversias en otras partes del mundo, para unir el Atlántico con el Pacífico:

“El día de mañana, cuando los recursos hagan falta, el agua de la Antártida será fundamental. Lo expectativa por la guerra del agua fue planteada por Kamal Harris (vicepresidente de Estados Unidos), retomando algo que dijo Obama en su momento. Y el hecho de que Irán invierta en una flota de ultramar para llegar a la Antártida nos indica algo: tienen mucho combustible, pero no pueden tomarlo ”.

 Moreno reflexionó sobre aquel conflicto por el canal Beagle, que se resolvió por el Tratado de Paz promovido por el Papa, cuando Argentina y Chile fueron pocas horas de declararse en guerra. 

Los intereses del mundo sobre los recursos de la Antártida son otro componente que no puede ignorarse en relación a esta controversia. Foto: COPLA.
Los intereses del mundo sobre los recursos de la Antártida son otro componente que no puede ignorarse en relación a esta controversia. Foto: COPLA.

“Las tres islas (Picton, Nueva y Lennox) quedaron en jurisdicción chilena y las aguas del Beagle son de libre circulación, pero se acordó que todo problema que se deriva de esas aguas iba a resolverse a futuro, cuando alguna vez se discutan los derechos del mar. Es lo que se discute hoy. Cuando se quita una venda que cubría una herida, hay que verificar si el cuerpo está sano: si es así, se descarta el vendaje; de lo contrario, hay que colocar una nueva venda ”.  

Finalmente, el analista expresó su esperanza de que esa vieja rivalidad sea superada, reconociendo incluso que “muchos chilenos que vivían en Argentina por el mal del exilio, estaban de nuestro lado en la guerra de Malvinas, más allá de la 'neutralidad' que declaró Chile. Los 5.000 kilómetros de frontera que tenemos deben servir para entendernos. De lo contrario siempre habrá potencias externas, como Gran Bretaña, que apelarán a Estados vasallos para imponerse. Eso es lo que representa un puerto seguro, para la guerra y para la paz ”.  

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