La participación económica de las mujeres está atravesada por brechas estructurales. Para reducirlas, es necesario mejorar el diseño de las políticas públicas que aborden las diferentes dimensiones de la desigualdad y que identifiquen a los sectores estratégicos para alcanzar ese fin, en un marco de colaboración interinstitucional.

Así se desprende de las conclusiones de nuevas investigaciones elaboradas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Argentina.

Los estudios forman parte de la serie "Aportes para el diseño de políticas económicas para acelerar la igualdad de género en Argentina" y se titulan "Recuperación económica con perspectiva de género"  y "Lineamientos para una estrategia de desarrollo sostenible e inclusivo". Ambos ya están disponibles de manera gratuita.

Se trata de dos estudios elaborados en el marco del proyecto “Políticas económicas para acelerar la igualdad de género en Argentina” (OSF), liderado por la OIT e implementado junto a la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género (DNEIyG) del Ministerio de Economía. Esta iniciativa favoreció un abordaje conjunto para el estudio y análisis de las medidas tomadas por el gobierno como estrategias de recuperación para afrontar las consecuencias económicas de la pandemia de la COVID-19, principalmente sobre las mujeres, con el objetivo de reducir las brechas de género.

“Para acelerar la igualdad en el país es fundamental que las políticas públicas se diseñen con una perspectiva de género, que ponga a las mujeres en el centro de una recuperación inclusiva y sostenible, con trabajo decente”, dijo Yukiko Arai, directora de la OIT en Argentina. En este sentido, Arai consideró que producir y sistematizar datos con perspectiva de género es clave para el diseño, rediseño o reorientación de políticas públicas que permitan cerrar las brechas estructurales existentes.

Los estudios elaborados en el marco del proyecto advierten las diferentes dimensiones que limitan la participación económica de las mujeres en la Argentina. Entre esas dimensiones, se encuentran: una menor participación en los sectores estratégicos de la economía; una sobrecarga de las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas; y una alta participación en trabajos informales y de baja remuneración, fuertemente vulnerables a los ciclos económicos.

“Las mujeres están subrepresentadas en las actividades más dinámicas, donde Argentina destina gran parte de sus recursos y financiamiento”, afirmó Cecilia Lavena, coordinadora del proyecto OSF.

De acuerdo con Lavena, las mujeres ocupan tan solo el 5,4 por ciento de los puestos de trabajo en construcción, el 8,8 por ciento en energía, y el 31,2 por ciento en la industria, en línea con los datos del cuarto trimestre de 2021 relevados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

Además, la coordinadora explicó que las mujeres realizan el 75,7 por ciento de En las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas. Esta labor les insume en promedio 6,4 horas diarias. “La dedicación de las mujeres a este tipo de actividades condiciona su desarrollo profesional”, advirtió Lavena.

“A fines de 2021, según datos oficiales, 7 de cada 10 personas del decil más pobre eran mujeres. Esta foto se mantiene estable a lo largo del tiempo”, dijo la coordinadora. “En cambio, entre las personas con mayores ingresos, la proporción era casi inversa, lo que termina configurando un fenómeno de feminización de la pobreza”, añadió.

El papel de las políticas económicas para la igualdad de género

La OIT Argentina trabaja en la promoción del empleo decente para las mujeres a través del proyecto “Políticas Económicas para Acelerar la Igualdad de Género en Argentina”, brindando apoyo técnico a la DNEIyG en el desarrollo de la perspectiva de género en las políticas macroeconómicas y sectoriales, como un aporte para fortalecer el conocimiento técnico, crear herramientas de política económica y abordarlas en el plano federal.

Como parte de las actividades del proyecto, se destacan el desarrollo de la metodología y el diseño del presupuesto con perspectiva de género y diversidad como herramienta de gestión para visibilizar y evaluar las inversiones implementadas con ese fin; el fortalecimiento de las capacidades de gestión a través de la formación y comunicación en metodologías para introducir la perspectiva de género en la economía y en las políticas públicas; y la creación de instituciones, espacios de construcción de diagnósticos y diálogo para la recuperación con igualdad.

La aplicación de herramientas de gestión con esta perspectiva contribuye a medir y visibilizar la desigualdad dotando de nuevas dimensiones al análisis del mercado laboral y la evolución sectorial de la economía; además de ofrecer evidencia para el diseño y rediseño de políticas públicas que integren la perspectiva de género a este proceso, con impacto en la economía.

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