Tras vivir 36 horas de incertidumbre, Coco, el perro que está varado en Ezeiza recibirá una vacuna antirrábica para evitar que lo sacrifiquen y deberá respetar un período de aislamiento.

La disposición la tomó el Senasa, el mismo organismo que le impidió al animal entrar al país porque no tenía el Certificado de Veterinario Internacional ni la vacuna de la rabia al día. Ahora, Coco será vacunado en un espacio cedido por la Aduana y permanecerá allí en cuarentena hasta que se decida su destino: si vuelve a Hungría, de donde vino con su dueño, o si ingresa al país.

El Senasa explicó que Coco no cumplió con los requisitos sanitarios exigidos para la importación de perros y gatos al llegar al país desde cualquier lugar. El país de origen es el responsable de autorizar el embarque de los animales con la documentación sanitaria exigida por el país de destino.

¡Se salvó Coco! El perro que querían deportar por no tener una vacuna hará cuarentena

En ese sentido argumentaron que, al tener la vacuna antirrábica vencida, el animal podía poner en riesgo a la población que tome contacto con él. Incluso, plantearon que podría ser un portador de la enfermedad que afecta a humanos y puede causar la muerte.

Aunque las primeras “soluciones” eran deportarlo o sacrificarlo, se logró que Coco consiguiera la vacuna. Dado que tarda 21 días en brindar inmunización al perro, el Senasa considera un potencial “riesgo para la salud pública” y será puesto en cuarentena.

En este caso puntual tanto la condición de salud como la vacuna antirrábica, que además esta vencida, no fueron avaladas por el servicio veterinario del país de origen (Hungría) con lo cual, la situación sanitaria de este animal es desconocida y por lo tanto consideran que hay que reexportarlo.

Estoy contento, se salvó Coco. Estábamos luchando para que le den la vacuna acá, ahora entra en cuarentena, serán 15 o 20 días que no lo voy a poder ver”, contó Franco Gavidia, el dueño del perro, en declaraciones con el programa Momento D.

Gavidia contó el mal momento que pasó al llegar al aeropuerto de Ezeiza: “Me trataron como a un delincuente, siendo argentino me sentí un extranjero. Como argentino sentí que no me ayudaban. Siempre admití que fue culpa, pero no me trataron bien”.

El joven agradeció la exposición del caso y a todos los involucrados que hicieron fuerza para encontrar una solución posible para el animal. “No pido que se haga nada ilegal, yo me hago cargo de todo, pero quiero que se quede en mi país conmigo”, dijo.

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