Desde el próximo miércoles, primer día hábil de abril, Silvia Bustos se convertirá en la segunda mujer en la historia de Chubut en presidir el máximo órgano judicial de la provincia, como es el Superior Tribunal de Justicia, cuando finalice el mandato de la primera representante del género en llegar a ese puesto, Camila Banfi.

Abogada especialista en Derecho de Familia, Bustos tiene 56 años y es madre soltera de dos hijas que cursan estudios universitarios. Cordobesa de nacimiento, vino a Chubut a los cinco años y actualmente es vecina de Playa Unión. Cuenta con un pasado como funcionaria en los servicios de protección de derechos en los gobiernos radicales de Gustavo Di Benedetto en Trelew y Pedro Planas en Rawson.

Su pliego fue aprobado por voto unánime de la Legislatura en diciembre de 2021, junto a los de Camila Banfi, Ricardo Napolitani y Daniel Báez. Ingresó dentro del combo propuesto por el ex gobernador Mariano Arcioni, recomendada por el actual intendente capitalino y presidente de la UCR, Damián Biss, en tiempos en que se desempeñaba como jueza municipal de faltas.

Los cuatro ministros que ingresaron en la misma sesión en 2021: Bustos, Napolitani, Báez y Banfi.
Los cuatro ministros que ingresaron en la misma sesión en 2021: Bustos, Napolitani, Báez y Banfi.

Por el plazo de un año, hasta el 31 de marzo de 2025, Bustos estará acompañada en la vicepresidencia del STJ por Ricardo Napolitani, con quien comparte algo común: son los únicos ministros que nunca habían ocupado un  cargo dentro del Poder Judicial de Chubut. Esto significa que es una outsider del sistema, una “extranjera”, que debió pagar derecho de piso.

Como no tenía antecedentes de peso, jamás había incursionado en el mundo académico como titular de alguna cátedra, ni tampoco había ocupado cargos de relevancia en la Justicia, y mucho menos había sido parte de un estudio de abogados con casos resonantes, la llegada de Bustos a la corte tuvo innumerables críticas, especialmente de organismos de mujeres del ámbito del derecho, que mostraron su indignación porque no representaba el nivel de idoneidad acorde para ocupar un cargo de esa envergadura.

Decir que Bustos cultiva el perfil bajo es quedarse corto, porque en un ambiente de mucho ego -y éste es un rasgo que también comparte con Napolitani- directamente prefiere pasar desapercibida, y prácticamente no ha dado ninguna entrevista periodística desde que asumió. No le interesa figurar, lo que en el mundo jurídico-político algunos consideran una desventaja.

Es todo un enigma aventurar su plan de conducción de la corte, donde hay temas sensibles como el administrador general, los concursos, las tasas, y el complejísimo clima interno de disputa, donde un ministro acaba de salir eyectado por la fuerza, ya tiene un reemplazante propuesto ante la Legislatura y hay otro denunciado ante la Legislatura.

Sin embargo, como primer paso de su perfil, vamos a reconstruir los antecedentes inmediatos de Bustos, que muestran rasgos de su personalidad: callada, pero plantada y desafiante ante el “status quo” que gobernó la corte durante los últimos años, y con una visión propia respecto a medidas con los juzgados de paz y los menores en conflicto con la ley penal.

Derecho de piso

Primer dato que nunca trascendió: Bustos estuvo a punto de presentar un pedido de juicio político a uno de sus colegas varones, por haberla humillado y maltratado a los gritos en una reunión. Del tema se habló mucho en el Superior Tribunal y también en el gabinete del gobierno pasado, donde creían que el escándalo iba a terminar en la Legislatura y ya estaban contando los votos.

La jueza prefirió que la sangre no llegue al río, pero seguramente se guardó esa carta, como también todo lo vivido en sus primeros días. La primera sorpresa que vivió tanto ella como los tres colegas que llegaron juntos en el mismo acuerdo, fue cuando después de jurar en diciembre de 2021, se dieron cuenta de la “jugada” hecha por sus antecesores, Mario Vivas y Alejandro Panizzi, que se apuraron a definir la presidencia para 2022 sin esperarlos.

A este frío recibimiento, se sumó un hecho directamente audaz y desafiante: fue cuando el administrador general, Héctor Capraro, le negó a Bustos la posibilidad de designar a un relator de confianza. El argumento fue que no había presupuesto disponible para ingresos, cuando al mismo tiempo se designaban a 35 personas en distintos cargos de manera directa.

Mario Vivas, Alejandro Panizzi y Héctor Capraro.
Mario Vivas, Alejandro Panizzi y Héctor Capraro.

Todo esto fue relatado en su momento por ADNSUR, cuando hablamos de un “séptimo ministro” que tenía más poder que el resto, lo que obligó a los nuevos a poner límites, quitando potestades -como la de designar personal- hasta que todo terminó en sumarios y denuncias que derivaron en la exoneración y posterior jubilación del administrador.

Bustos fue una de las responsables de recortar el poder acumulado por Capraro durante años, un experimentado y hábil abogado que llegó a tomar decisiones sobre ingresos a planta y cobro de tasas de justicia, un escándalo que generó denuncias y que aún no llegó a su fin.

Mientras tanto, el ninguneo a Bustos en las primeras épocas fue notorio, al punto de que no se la informaba de decisiones que luego se le pedía que firme sin leer. “Es una pavada Silvia, firmá rápido que si no atrasás todo”, era una frase que -según cuentan- alguno de sus pares solía repetirle, ante la negativa de la nueva integrante que quería tiempo para leer cada resolución antes de dar su acuerdo.

Sala de Acuerdos del STJ de Chubut.
Sala de Acuerdos del STJ de Chubut.

Claramente se la trató como una novata, una advenediza que tuvo que aprender rápidamente en dos años cómo funcionaba todo. El proceso no fue agradable, sino más bien traumático. Pero hubo un momento el año pasado que fue decisivo, en el punto más álgido del proceso electoral, unas semanas antes de las elecciones del 30 de julio. Si bien esta agencia contó el resultado final de la votación dividida del STJ, que desactivó una “bomba” que casi explota, nunca se supo el proceso previo, que tuvo a Bustos como una protagonista central.

Las boletas prohibidas

El título de nuestra crónica publicada el 6 de junio de 2023 fue “Con el corazón en la boca” y no hay mejor definición. Fue una jornada que pasó desapercibida para el público, pero de la que nunca se van a olvidar los apoderados de la lista Despierta Chubut que llevaba a Ignacio Torres como candidato a gobernador.

Se trató de uno de los tantos asuntos en los que el pleno del Superior Tribunal debió resolver una apelación de una resolución tomada por el Tribunal Electoral Provincial, en este caso, vinculada a la oficialización de los modelos de las boletas que iban a estar en los cuartos oscuros de cada una de las escuelas.

Por una decisión del TEP, que un día antes había modificado un nombre de la lista de diputados provinciales que acompañaba a Torres, Juntos por el Cambio debió mandar a imprimir sobre la hora todos los modelos de boletas en cada uno de los municipios: todo debía hacerse de nuevo con el nombre de Leticia Magaldi como diputada 16, reemplazando a Macarena Acuipil.

Cambio de lista: la salida de Macarena Acuipil y el ingreso de Leticia Magaldi casi hace caer las boletas de Nacho Torres.
Cambio de lista: la salida de Macarena Acuipil y el ingreso de Leticia Magaldi casi hace caer las boletas de Nacho Torres.

El proceso se llevó a cabo en una imprenta de Trelew contra reloj, porque debía entregarse todo antes de que termine el día: el resultado fue que se presentaron casi todas las boletas sobre el filo de las 12 de la noche, excepto las de 14 municipios que no llegaron sobre la hora, y fueron entregadas a la mañana siguiente.

La decisión del TEP a cara de perro fue no aceptarlas, por estar fuera de plazo, lo que dejaba a la lista de Ignacio Torres sin poder participar en 14 localidades. Esa decisión directamente sellaba el resultado final de la elección provincial. Obviamente, esto fue apelado al STJ, que resolvió contra reloj el mismo día que debía hacerse la audiencia de los modelos de boleta con todos los apoderados de los partidos.

Fue una jornada para el infarto, con negociaciones febriles en los despachos tribunalicios: se trataba de un fallo similar a aquel que prohibió las colectoras a Mario Das Neves en 2011 (luego de la cual aparecieron paredones con pintadas que acusaban de pedófilos a algunos jueces), y nuevamente la corte chubutense demostró -como siempre ocurre, pero a veces es más evidente- que es el organismo más político de la provincia.

Los apoderados de la lista de Torres que ganaron el recurso ante el STJ eran Jorge Rubiolo y Ricardo Furci.
Los apoderados de la lista de Torres que ganaron el recurso ante el STJ eran Jorge Rubiolo y Ricardo Furci.

Cuentan que entre los cinco ministros que tenían que resolver (Camila Banfi formaba parte del TEP y estaba exceptuada) corría una versión de un supuesta “unanimidad” para no entrometerse y no conceder el recurso a Despierta Chubut. Este acuerdo, que algunos ministros impulsaban, se encontró con una figura que le puso freno, y fue Silvia Bustos.

El criterio de la ministra de la Sala Civil fue que era una locura que por un tecnicismo de horario se dejara a los votantes sin poder elegir en 14 localidades, cuando históricamente el criterio en la materia había sido el de la mayor participación posible.

La versión extraoficial da cuenta que cuando Bustos consultó a su colega Panizzi si estaba de acuerdo en semejante decisión, éste -que creía que se trataba de un problema puntual en un par de localidades pequeñas- se desayunó que implicaba a 14 municipios (entre ellos Puerto Madryn, Trevelin y Lago Puelo) el equivalente un tercio del electorado.

Al tomar nota de la importancia de anular la presencia de toda la boleta ante tamaña cantidad del padrón, Panizzi coincidió con el planteo de Bustos de revertir la decisión del TEP. El resultado fue una votación ajustadísima, en la que Báez y Napolitani votaron para no aceptar las boletas, y Bustos, Panizzi y Vivas votaron a favor de que sean oficializadas.

La anécdota no es menor, ya que allí se decidió la suerte de la provincia del Chubut: si bien el 30 de julio votaron los chubutenses, ya 50 días antes, el STJ había tenido una votación que pudo haber cambiado el destino final. Y Bustos tuvo un rol clave, que no debe haber pasado desapercibido para las actuales autoridades del Poder Ejecutivo.

Impronta propia

Ya repasados los antecedentes de la nueva presidente, hay que decir que si bien Bustos cultiva el bajo perfil, sería incorrecto pensar que no va a aprovechar un cargo de tanto peso para implementar su propio sello en algunos temas.

De acuerdo a su pensamiento, el trabajo con menores en materia preventiva es central, y no sería de extrañar que trate de impulsar el regreso de los juzgados de menores, impulsando el fuero penal juvenil, con las figuras de fiscales especializados en esta materia.

Ha dicho en varias ocasiones que lamenta que con el nuevo Código Procesal incorporado en 2006, se hayan eliminado estos juzgados, porque eran una herramienta útil del sistema que apuntaba a dar soluciones. Si bien en el Ejecutivo tienen una mirada apuntada a lo penal, es probable que Bustos quiera relanzar el fuero civil, que viene relegado, especialmente en el área de Familia, y quizás impulse una reforma en el Código de Procesos no Penales.

Sede del STJ en Rawson.
Sede del STJ en Rawson.

Sus ideas están vinculadas al armado de equipos interdisciplinarios que trabajen con los jóvenes en la etapa preventiva, y es probable que quiera dotar de muchos más recursos a los servicios de protección de derechos, que conoce muy bien por su formación. Siempre destaca que, en sus gestiones pasadas, los programas de becas de reinserción ayudaron a muchos jóvenes a salir de las adicciones.

En el caso de los jueces de paz, las últimas reformas no habrían sido de su agrado, por habérselos recargado en sus funciones. Con la nueva ley, además de las guardias por temas de contravenciones, tienen que ocuparse del ámbito de Familia, y es demasiado para una sola función en la que todos deben colaborar.

Bustos defiende a los jueces de paz como primer escalón de acceso a la justicia en cada ciudad, ya que son vecinos que conocen las temporadas de cada pueblo y pueden adelantarse a los problemas. Ante este escenario de recarga laboral, podría pedir que se les de refuerzos y se les respete la estabilidad de 6 años.

Sobre el cargo del administrador, su idea es llamar a un concurso y que las facultades que hoy quedaron suspendidas por acordada sean restablecidas porque es un cargo necesario, pero sin el poder enorme que había acumulado. Por ejemplo, en materia de cobro de tasas judiciales, es probable que impulse reformas legales que unifiquen criterios en un área que se desmadró.

Silvia Bustos y Ricardo Napolitani, la nueva dupla que preside el STJ de Chubut.
Silvia Bustos y Ricardo Napolitani, la nueva dupla que preside el STJ de Chubut.

Lo más complejo para Bustos y Napolitani será encabezar un tribunal colegiado con enormes internas de fondo, disputas de ego y poder que en su momento definimos como “Juego de Tronos”. En lo inmediato hay un frente de tormenta con un posible juicio político a uno de sus miembros, mientras es un hecho que en breve se sume otro integrante que nadie conoce porque podría venir de Buenos Aires.

Se abre una etapa nueva en la corte chubutense, con una presidenta con un perfil distinto: baja exposición pública y mirada apuntada a la reinserción de la minoridad. Bustos agarra un fierro caliente y en la cancha se verá si puede manejar con puño de hierro un organismo muy complicado.

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