Javier Milei, que pasó ayer por Comodoro Rivadavia, llega a este momento del año con la expectativa de ser competitivo en la elección presidencial de este 2023. Los números de las encuestas que se difundieron en los últimos días lo muestran con una adhesión que supera los 20 puntos y en algunos casos llegaría hasta los 24 puntos. El estudio más reciente es el de la consultora Opinaia, del encuestador Facundo Nejamkis.

Este trabajo muestra, como ofertas individuales, a Horacio Rodríguez Larreta con 27%, a Sergio Massa también con 27% y a Milei con 24%. En su discurso del viernes en la Universidad de Río Negro, Cristina Kirchner explicó el fenómeno de la siguiente manera: “Le tengo mucho temor a la fragmentación política.

 ¿Qué es la fragmentación política? Miremos un poquito en la región, miremos un poquito en Latinoamérica. En el año 2011 dos partidos políticos en Perú tenían el 65 por ciento de las elecciones; hoy, para juntar el 50 por ciento de los parlamentarios en el Parlamento se necesitan cinco partidos políticos. Ningún candidato llega a más del 20 por ciento y la gente sigue convencida de que los políticos son los malos”.

Milei, uno de los mayores exponentes de esa insatisfacción con la política tiene un problema de territorialidad. La gente lo apoya a él, pero no puede transmitir esa intención de voto a sus representantes locales. Dos ejemplos claros de candidatos de Milei en el interior del país son Ricardo Bussi en Tucumán, hijo del genocida Antonio Bussi y César Treffinger en Chubut. Es decir: todos personajes marginales que no podrían tener lugar en otros espacios políticos. A estos personajes se les suma que no pueden aportarle a Milei capacidad para fiscalizar una elección. Ese mismo problema lo tiene en la provincia de Buenos Aires, donde todavía no oficializó un candidato y donde, hasta ahora, el espacio libertario lo ocupa José Luis Espert con quien está peleado. Una jugada de Milei de finales del año pasado fue sacarle a Espert a su compañera de bancada Carolina Píparo, que acompaña a Milei en recorridas por el interior bonaerense. ¿Será ella la candidata? Píparo quiere.

Una particularidad que detectó el analista Lucas Romero de la consultora Synopsis es que el 51% de los votantes de Milei tienen menos de 30 años. Es decir que son personas que desde que salieron de su adolescencia y pasaron al mundo adulto siempre vivieron en crisis y con inflación ascendente año tras año. Ese grupo etario tiene una gran insatisfacción democrática, como diría Cristina Kirchner. Este es tal vez el mayor activo de Milei: sus discursos penetran en sectores medios porque representa las frustraciones de una generación a las que la política no les da respuestas. En 2001, aquella crisis política se resumió en el cántico: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. En las elecciones de aquel año, los enojados con la política ponían una feta de salame en las urnas. Si se miran los números de esa elección se podrá ver que a nivel nacional los votos nulos y en blanco sumaban alrededor del 24%. Lo mismo que tiene hoy Milei. 

Otro factor relevante a la hora de analizar a Milei es preguntarse: ¿quién lo vota? En los estudios de Synopsis se refleja que el 30% de las personas que votarían hoy a Milei para presidente, en 2021 votaron a un candidato de Juntos Por el Cambio. Esto es un problema para el PRO y sobre todo para Horacio Rodríguez Larreta, porque la pérdida de votos es lineal. Y es un voto que se podría definir como halcón y más cercano a Patricia Bullrich. 

Pero Milei no solo le quita votos a Juntos Por el Cambio. Sus ideas también permean en los barrios vulnerables, donde suele ganar el peronismo. Allí, el enojo es con quienes vienen gobernando el país desde 2003, con una pausa de cuatro años entre 2015 y 2019. Es por esto que en su discurso, Cristina Kirchner, sin nombrarlo se refiere a Milei. “Tenemos que tener un Banco Central. Algunos lo quieren quemar. Bidones de nafta es lo más fácil de conseguir y lo más rápido pero, ¿Ustedes piensan que las cosas pueden solucionarse de ese modo en la República Argentina? Yo, personalmente, entiendo que no”, dijo en su discurso del viernes en Viedma.

Milei es un escollo para el peronismo y para Juntos Por el Cambio. Hoy tiene tres diputados nacionales y cinco legisladores porteños. Es una una fuerza que promete crecer en la próxima elección y seguir siendo parte de la conversación, al menos por los próximos años, pero tiene una desventaja, el liberalismo también está dividido y a Milei le está costando mantenerlo unido. La gran pregunta es: ¿es un fenómeno de época o un político que llega para quedarse? El tiempo dará la respuesta.

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