COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Los indicadores de la actividad hidrocarburífera en Chubut terminan aportando datos menos positivos de lo que podía esperarse hasta pocos meses atrás, ya que hay una desaceleración en el incremento de la producción de crudo, producto del menor ritmo de actividad del último bimestre, a partir de las decisiones erráticas –cuando intentó disimular la inflación de años “congelando” los combustibles- adoptadas por la administración macrista en su última etapa. La producción de crudo terminaría siendo sólo 1% mayor que el año pasado, cuando mitad de año el aumento se acercaba al 3%. Las oportunidades para crecer y el interrogante de las retenciones, en la agenda que se abre con el flamante gobierno de Alberto Fernández.

El balance del año petrolero para Chubut sigue siendo positivo si se compara la producción en relación al 2018, que a su vez había marcado un crecimiento respecto de 2017, cuando se tocó el nivel más bajo de producción en más de 10 años. Sin embargo, los datos finales en el año 2019, según las proyecciones realizadas en ámbitos técnicos de la provincia, a las que tuvo acceso ADNSUR, reflejan una marcada caída en el mes de noviembre.

Así, si bien al final del año la producción habrá crecido en relación al año pasado, el saldo final será inferior a lo que habían mostrado algunos informes parciales en meses anteriores: la producción crecería –según esas estimaciones- un 1% en relación al 2018, alcanzando los 8,7 millones de metros cúbicos, con un incremento de 500 mil barriles en relación al período anterior. En noviembre, según fuentes consultadas para este informe, la merma de producción se ubicó en más de 6.000 barriles por día, en relación a igual mes del año anterior.

El arrastre negativo se verificará también en la producción de gas, que a diferencia del petróleo ya venía en baja en esta provincia. Las proyecciones hasta el final de este año arrojan un saldo negativo de casi un 4% en relación al año anterior.

EL FRENO DE MANO 

En ese freno a la curva ascendente se nota especialmente el impacto del decreto 566, que motivó una menor de actividad –alrededor de 10 equipos en stand by, según había indicado el líder petrolero Jorge Avila días atrás-, a la espera de que finalizara el alcance de esa medida y se visualizaran las primeras decisiones del nuevo gobierno nacional.

Es notable también que la actividad se mantuvo con un buen ritmo hasta el mes de octubre. En efecto, en los 10 primeros meses de este año la perforación de nuevos pozos para producción de petróleo tuvieron un incremento importante, con un total de 263 perforaciones, contra 238 durante los primeros 10 meses del año pasado, según datos de la Secretaría de Energía de la Nación. Es decir, una suba del 10%.

Sin embargo, al cargarse los datos del último bimestre del año resulta difícil augurar que se puedan equiparar los 44 pozos de noviembre y diciembre del año pasado, considerando que en el mes 11 de este año fue cuando se notó especialmente el freno de las operadoras, a partir de la merma de rentabilidad que implicó el congelamiento de combustibles, con un tipo de cambio además fijado por debajo de la paridad oficial.

Si bien el decreto caducó el 14 de noviembre último, la situación motivó una serie de análisis y revisión de planes de inversión para el año próximo (en el caso de YPF, se habla de 900 millones de dólares menos de desembolso para 2020), particularmente por el arrastre negativo de Vaca Muerta, cuya sensibilidad es mucho más alta frente a los cambios en política energética.

HORIZONTE 2020

Hoy la expectativa para la región del golfo San Jorge en general y para Chubut en particular, de cara al año próximo, está dada no sólo por el efecto arrastre de aquellas medidas del gobierno nacional, sino principalmente por las definiciones que se esperan por parte del gobierno nacional recién iniciado.

Un tema central se vincula con las retenciones a la exportación. Hasta el momento del cierre de este informe no se conocen precisiones en torno a si se modificarán y se transformarán en un porcentaje, en lugar del sistema actual, que tiene vigencia hasta diciembre de 2020. Por esa vía, se estima que Chubut resignó ingresos por más de 1.400 millones de pesos hasta el mes de octubre, pero la cuenca negativa se elevará al contabilizar los datos del parate de noviembre y la inercia de diciembre.

Vale recordar en ese plano que también la provincia había resignado un reclamo por más de 2.000 millones de pesos al Estado nacional, al considerar los menores ingresos provocados por el decreto de congelamiento de combustibles, lo que podría formar parte de los argumentos a exponer en la próxima reunión proyectada con las nuevas autoridades de la Secretaría de Energía de la Nación.

Otro tema que genera preocupación y es advertido por analistas nacionales es la especulación que circula en torno a la posibilidad de que los precios del crudo Vaca Muerta se mantengan alineados con el mercado internacional, mientras que los de San Jorge podrían sufrir algún tipo de tope (o “pesificación”) para garantizar un control de los precios de los combustibles. Sería una medida de alto perjuicio para la actividad de esta región, que sigue resultando el principal aporte de petróleo convencional del país, por lo que se descree de una medida de ese tipo.

Las autoridades provinciales están al tanto de esos rumores, pero prefieren quitarle entidad. Saben también que el escenario es complejo. Será necesario encontrar una forma de que la transferencia de recursos de Chubut hacia el Estado nacional (alrededor de 82 millones de dólares entre enero y octubre, producto de la recaudación por vía de retenciones sobre el petróleo) se compensen por alguna vía que implique no sólo retomar el ritmo de crecimiento sostenido, sino también reparar la pérdida de recursos imprescindibles para el funcionamiento de la provincia.

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