Durante la primera década de 1900 fueron llegando inmigrantes desde las más diversas regiones del mundo y la mayoría se incorporaba rápidamente a la actividad que se perfilaba prometedora. Quienes no tenían una profesión, aprendían el oficio dentro de la empresa. Con los años, esa formación era transmitida de padres a hijos a quienes se los preparaba para continuar con la tarea del progenitor en la misma compañía. Las escuelas de formación técnica y, más tarde, la creación de la Universidad Nacional de la Patagonia hizo que la actividad se profesionalizara, preparando especialistas en las diversas ramas de la industria.

La falta de mano de obra para extraer el famoso “oro negro”, motivó que las empresas contrataran personal capacitado para tareas de perforación, extracción y destilación. Es que la incipiente actividad requería de una diversidad de trabajadores para hacer frente a la industria que estaba en surgimiento. Al principio llegaron ingenieros, geólogos, químicos, perforadores, jefes de sondeo de diversos países del mundo para continuar practicando el oficio que conocían y ejercían en su país natal. La mayoría eran Europeos (Alemanes, austríacos, españoles, rusos, portugueses, y oriundos de países balcánicos) y tenían como tarea principal “capacitar” a quienes no tenían un oficio pero necesitaban un trabajo. Así, en 1917, sobre un total de 1.041 obreros petroleros, sólo 3,3 % era argentino.

Debido a las dificultades en la comunicación con el núcleo poblacional por las condiciones del medio natural, al distar del área de explotación y por la necesidad de establecer mano de obra en las inmediaciones del pozo en exploración las autoridades construyeron galpones y barracas para el asentamiento de los trabajadores. Surgieron los campamentos que algunos se transformaron en barrios, mientras que otros simplemente desaparecieron. Para algunos trabajadores, las actividades petroleras significaban seguir practicando el oficio que conocían, pero para otros era completamente nuevo y el aprendizaje se realizaba en cada empresa.

APRENDER CON EL EJEMPLO 

Con un poco de interés y otro tanto de voluntad se aprendía el trabajo que los “patrones” enseñaban. Por lo general, el ingreso a la empresa era con la categoría de “peón” o “aprendiz”, puesto que no requería calificación y luego, con el tiempo, iban ascendiendo en la estructura de la empresa. A diferencia de lo que actualmente ocurre, el adiestramiento no era puntual y específico en cada rubro sino genérico y amplio a toda la industria. Rotaban por diferentes sectores. En el año 1927 en la zona de Diadema Argentina, de 550 empleados, sólo 27 eran argentinos. Con el tiempo, y en el caso específico de la empresa estatal YPF, un número importante de trabajadores del norte del país llegaban (especialmente de Catamarca, La Rioja, etc).El interés de la empresa estaba en nacionalizar la mano de obra y explotar el yacimiento con obreros argentinos a fin de obtener un mayor control de los empleados por parte de las autoridades.

La integración al mercado laboral se lograba a través de distintas vías. En los hogares los hijos de los obreros se familiarizaban con la vida petrolera, se les enseñaba como comportase en la empresa y frente a sus superiores. De este modo, al incorporar a los hijos de los petroleros, la empresa se beneficiaba de una “calificación informal”, de un obrero entrenado desde que nació. La extracción y refinación del petróleo requería de una serie de tareas que debían ser llevadas a cabo por trabajadores calificados. El problema de la mano de obra especializada fue resuelto mediante la incorporación de técnicos extranjeros, con la capacitación al personal e incluso con el aprendizaje de oficio dentro de la misma empresa. En la década del ´20, algunas compañías comenzaron a entrenar a hijos de trabajadores que luego ingresaron como aprendices en las diversas dependencias: telefonistas, talleres de mecánica y electricidad, almacenes y cocina.

CAPACITACIÓN Y DESOCUPACIÓN 

Con las escuelas técnicas primero y la Universidad Nacional de la Patagonia, en 1960, se inicia una nueva etapa en la formación profesional. Contaba con dos escuelas: Ciencias (Geología, especialidad petróleo, Ingeniería en Petróleo, Civil y Química, Ingeniería Mecánica, Bioquímica y Farmacia, Agrimensura y la especialidad Explotación del Petróleo para post graduados. La otra escuela era la de Humanidades.

La década del ´90 marca el antes y el después de YPF. Con la privatización 5.000 personas debieron optar por el retiro voluntario o el despido, la sensación de abandono que sintieron los empleados de la estatal hizo advertir que la ciudad quedaría vacía. En 1992 hay nuevas cesantías y ya no hay mucho para elegir: o se acepta el retiro o viene el despido. Con la reestructuración de YPF surgen nuevos emprendimientos productivos, denominándose así a las cooperativas que la empresa y la Federación SUPE acuerdan promover, integrando a los agentes retirados o despedidos.

Algunos inician el camino del cuentapropismo, otro porcentaje se decide a abrir kioscos, comprar autos para trabajar como remises, casa de comidas, tiendas o bares. Fue el boom de los multirrubros. Proliferaron nuevas actividades, pero la petrolera sufrió una etapa de parálisis  que tuvo su etapa culminante en 1998 cuando el precio internacional del crudo cae estrepitosamente y  todo repercute en la cuenca del Golfo San Jorge: en la producción y sus empleados. Las empresas petroleras paralizan equipos de perforación.

RECUPERACIÓN Y FORMACIÓN ESPECIALIZADA 

A partir del 2004, la actividad se recuperó y rápidamente la demanda de mano de obra para la industria comenzó a crecer. Entonces los planes de inversión de Pan American Energy y Repsol YPF  prometían, entre las dos, una inversión aproximada de 637 millones de dólares sólo para la Cuenca del Golfo San Jorge en el 2005. A partir de entonces, la actividad comenzó a profesionalizarse. Proliferaron los institutos privados de enseñanza especializada en la industria petrolera con una oferta de carreras cortas y con rápida salida laboral; tal como lo exige el ritmo actual de la actividad. A diferencia de lo que ocurría a principio de siglo, donde las empresas demandaban a sus empleados “saber todo de todas las áreas”, la educación de este nuevo siglo exige especializarse en un área específica. “Asistencia en medio ambiente”, “Auxiliar en plataformas petrolíferas”, “Asistente en seguridad”, entre otras son las ofertas que proponen los institutos privados.

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