Para el próximo domingo ya estará definido quienes serán los candidatos a las elecciones presidenciales de este año, al menos para las PASO. 

Pero estas últimas semanas asistimos a discusiones que llevaron a las dos principales alianzas a quedar al borde de la ruptura. 

Nadie llegó a tanto, porque romper cualquiera de los dos frentes, implicaría una fuga de votos imposible de dimensionar y la única certeza sería una derrota. Nadie quiere perder y mucho menos ser la cara de la derrota.

En el Gobierno hubo un lavado de cara. Abandonaron la marca Frente de Todos, que tantas alegrías les trajo en 2019, pero que con una inflación interanual del 114%, se volvió piantavotos.

Juntos por el Cambio, prefirió mantener el nombre, porque el único que exigía armar una nueva alianza era el gobernador cordobés Juan Schiaretti, pero como le bloquearon el ingreso, no hubo necesidad de cambio. 

En lenguaje opositor: No se juntaron para el cambio (de nombre).

El cierre de alianzas estuvo caracterizado por el fuego amigo. Además de bloquearle a Rodríguez Larreta la posibilidad de que sume a Schiaretti, en el oficialismo hubo munición gruesa de Máximo Kirchner contra Daniel Scioli y Alberto Fernández, que se negaron a bajarse de las PASO. 

El que rompe, paga

En un duro comunicado del PJ bonaerense, el hijo de Cristina Kirchner pataleó con la inquebrantable obsesión del “Pichichi” Scioli de ser presidente. En 2015, Cristina Kirchner obligó a Florencio Randazzo a bajarse de su sueño presidencial para que Scioli encabezara una lista única. 

Esta vez intentaron doblegar a Scioli, pero a fuerza de gestos, amenazas y sin llamarlo. Tal vez allí estuvo el error. Es probable que estemos frente a un caso de falta de comunicación y no de armado político. ¿Quiénes arman las listas? Porque Máximo quiere que el candidato sea Axel Kicillof y Massa quiere ser él, mientras que Alberto Fernández apoya a Scioli. ¿A Wado quien lo apoya? ¿Cristina? Misterio.

La fecha límite para entregarle a la Justicia la lista de candidatos es el próximo sábado 24 de junio, pero hay una fecha casi tan importante unos días antes: el jueves 22. 

Será la reunión en Washington entre Sergio Massa y los representantes del FMI. ¿Llegará a negociar como ministro de Economía o como candidato a presidente? En el Frente Renovador se entusiasman con una candidatura única lanzada desde Estados Unidos para recuperar iniciativa y darle competitividad frente a un Juntos por el Cambio que está en una guerra cuerpo a cuerpo entre sus dos principales referentes.

Patricia Bullrich busca acorralar a Horacio Rodríguez Larreta con el armado en la provincia de Buenos Aires, el distrito más relevante del país en materia electoral. 

Aliada a Maximiliano Abad, el jefe provincial de la UCR, Bullrich está trabajando para que los actuales intendentes de la UCR busquen la reelección con ella en cabeza de lista. 

El verdadero factor de esta alianza es que la UCR garantice una celosa fiscalización sobre la boleta de Bullrich. 

En las últimas semanas, la ex ministra de Seguridad tomó la delantera frente a Rodríguez Larreta, pero cerca del alcalde porteño sostienen que “la campaña todavía no arrancó” y deslizan que tienen preparada una batería de acciones que mejorarían la expectativa sobre Larreta. 

Será una batalla cuerpo a cuerpo entre los dos candidatos. Algo interesante que surge del diálogo con las diferentes partes es lo que hará cada uno el día después de las PASO.

Una vez terminada la negociación por las listas y atravesadas las primarias, la próxima negociación será de cara a un posible triunfo general contra el Unión por la Patria. ¿Cómo se compondría un nuevo Gobierno de Juntos Por el Cambio? 

En el bullrichismo sostienen que tienen tres niveles de diálogo: el primero es con Rodríguez Larreta, porque ya están avisando que si le ganan, le pedirán que se sume a un posible Gobierno; el segundo es consolidar un acuerdo con la UCR, que vendrá pre masticado desde las PASO, el sector radical con el que habla Bullrich es el que lideran Alfredo Cornejo y Maximiliano Abad. Por encima de todos ellos siempre está la palabra santa de Ernesto Sanz desde su retiro en Mendoza. Y el tercero es Mauricio Macri, de quien espera que pida algunos lugares en las listas, sobre todo de Diputados.

Rodríguez Larreta pretende una negociación similar, solo que su alianza radical es con el eje Gerado Morales - Emiliano Yacobitti y su vínculo con Macri está más desgastado, por lo que se desconoce cómo operará esa relación en el futuro.

El alcalde porteño tendrá también que definir cómo recompensa los apoyos a todos los dirigentes que sumó en las últimas semanas: Pichetto, Espert y Stolbizer. 

Tampoco hay que olvidarse de Carrió. No le van a alcanzar los lugares en las listas para agradecer tantos acompañamientos. Todo sea por llegar al sillón de Rivadavia.

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