La adopción de hábitos de consumo más saludables nos ha llevado a un cambio significativo en la forma en que compramos y consumimos ciertos productos. 

La decisión de reducir el consumo de alimentos altamente procesados ha motivado a muchas personas a buscar alternativas más naturales y menos industrializadas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo diario de azúcar sea menor al 10% de la ingesta calórica total.

: Tiene un poder endulzante dos veces mayor que el del azúcar de caña, pero su contenido calórico es mucho menor. Además, es rica en antioxidantes, favorece el sistema digestivo y reduce el colesterol y la presión sanguínea.

Una porción de 100 gramos tiene 310 calorías. Pero entre sus beneficios, se destaca que es rica en vitaminas A, B, B2, C, hierro, fósforo, proteínas y niacina. Ayuda a regular la flora intestinal, tiene poder antibacteriano, evita el crecimiento de bacterias como la E. Coli, la Listeria y la Salmonella porque está compuesta de bifidobacterias (bacterias “buenas”).

Este tipo de endulzante contiene minerales como el fósforo, el magnesio o el zinc, así como vitaminas del grupo B.

Azúcar mascabo.

Es una planta originaria de Sur América. Los glucósidos (moléculas con gran capacidad para endulzar) que se encuentran en la hoja de la planta tienen el poder de endulzar 15 a 30 veces más que el azúcar tradicional. Otra ventaja es que no eleva los niveles de glucosa en la sangre.

Azúcar Mascabo: Es uno de los endulzantes más conocidos. Aporta hierro, vitamina B, potasio, glucosa y magnesio. Es recomendado para personas que padecen anemia o para mujeres en posparto.

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