COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - En una semana a Luciano y a una familia de Kilómetro 17 le cambió la vida. A él porque nunca se imaginó que iba a ayudar a tanta gente, algo que lo alegra; y a ellos porque pasaron de vivir en un colectivo a tener una casa de chapa, donde la vida se hace más amena. 

Luciano Mutti tiene 20 años y esta semana fue protagonista de una de las historias más leídas y comentadas en las redes sociales de Comodoro. Es que su intención de ayudar terminó cambiando la vida a la familia de Franco, quien vivía en un precario colectivo reformado en Kilómetro 17 junto a su esposa y sus hijos de 16, 12, 9 y 5 años.

Por estos días, la vida de este joven, estudiante de bioquímica en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), cambió drásticamente: a diario recibe decenas de mensajes y llamadas de gente que quiere colaborar. 

¿Pero cómo comenzó todo esta movida solidaria que le permite ayudar a otras cinco familias?

Así era la casa de Franco y su familia antes de que conozcan a Luciano.
Así era la casa de Franco y su familia antes de que conozcan a Luciano.

DE LA FE A LA SOLIDARIDAD

Según contó, él asiste a la Iglesia Metodista Pentecostal de Kilómetro 14, donde su padre es pastor.  Precisamente, un integrante de la iglesia conocía la situación de la familia de Franco y lo comentó. “Le dijo a mi papá que conocía a la familia y que nunca había ido a la casa. Ese día llovió, fueron y se encontraron con toda esta situación: el techo era una lona de pileta con chapas agujereadas y los chicos en una pequeña habitación. Mi papá llegó a la casa angustiado y nos contó. Yo le dije ‘voy a publicar esto en las redes sociales’, pero nunca pensé que iba a llegar a tanto”, admitió en diálogo con ADNSUR.

A los pocos minutos de que subió las imágenes de la familia a las redes, el teléfono de Luciano comenzó a sonar. Era gente que donaba alimento, ropa, y que preguntaba para donar leña o algunos materiales de construcción.

La asistente social María Ester Carrizo también se comunicó con el joven, al igual que el periodista Marcelo Vidal, quien difundió el caso en La Tribuna Radio, un programa de Radio del Mar.

También quisieron aportar lo suyo dos profesoras que Luciano tuvo en el Instituto Mariano Moreno, donde estudió, e incluso la incluso la Policía de Diadema, a cargo del comisario Infante, dio una gran mano ya que ayudó a trasladar donaciones en el propio móvil policial, todo un gesto cuando el joven solo había pedido autorización para poder entrar al barrio en medio de la pandemia. 

Hasta el viernes, las donaciones ya le habían alegrado la vida a la familia de Franco. Los chicos tenían algunos juguetes, ropa con la que pasar el frío y él una bicicleta para ir a cargar la garrafa que les da calor en el crudo invierno patagónico. 

Pero todo cambió el fin de semana, cuando la familia recibió una casa de chapa que le permitió escaparle a las goteras. La noticia estalló en las redes sociales.

Las donaciones ayudaron y entre todos lograron que Franco y su familia tenga una casa en buenas condiciones.
Las donaciones ayudaron y entre todos lograron que Franco y su familia tenga una casa en buenas condiciones.

LA FELICIDAD DE AYUDAR

Luciano está contento, sabe que a la familia le cambió la vida. “En la Iglesia siempre hacemos asistencia social, como va mucha gente conocemos la vida, pero lo hacemos en anonimato, no publicamos nada. En este caso necesitábamos el recurso de las redes sociales para que donen mucho porque esos nenes necesitaban muchas cosas, pero nunca pensé que en una semana le iban a construir la casa”, admitió.

El joven asegura que desde el viernes está buscando donaciones por diferentes puntos de la ciudad; desde Diadema hasta Fraccion 14, solventando el mismo el costo de la nafta. 

La colaboración de la comunidad fue tan generosa que incluso permitió ayudar a otras familias y el mismo Franco le dijo dijo que no era necesario que le sigan llevando cosas: su nueva casa estaba llena y otras familias también necesitan, en una ciudad donde la pobreza golpea fuerte.

Para él joven hay una sola respuesta a este fenómeno solidario. “Es algo inexplicable. Solamente creo que fue Dios porque en una semana nadie construye una casa. Fue tanta la ayuda que estoy entregando a otras familias. María Ester me ayudó muchísimo. Ella me guía"; indicó. 

"Pero Comodoro es muy solidario porque esto es gracias a todos los que ayudaron. La gente, la asistente social, la Municipalidad, la Policía de Diadema, Defensa Civil. Me siento bien haciendo esto, me lleva mucho tiempo, pero se que voy a tener mi recompensa a futuro. Creo que en este tiempo se abre una nueva etapa porque estoy haciendo lo que me gusta: ayudar a la gente”, sentenció este joven que gracias a su voluntad pudo ayudar a cambiarle la vida a una familia.   

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