COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - La marcha pidiendo Justicia por Fabiana Contreras y su familia arrancó este viernes a las 18 desde la Plaza de la Escuela 83 con un destino muy claro: la sede de Prefectura Naval Argentina, ubicada sobre la salida del centro de la ciudad, sobre la línea de costa.

El motivo, para los vecinos y amigos de la familia Contreras también está claro: Prefectura es la fuerza armada a la que pertenecía Marcelo Osvaldo Soria, y habría sido advertida del accionar violento de su suboficial, aunque sus autoridades en principio negaron tener conocimiento de que tuviera problemas "domésticos" o evidenciara acciones vinculada al uso inapropiado de la fuerza o abuso de autoridad.

Entre los relatos de vecinos que sostienen que Soria exhibía su arma reglamentaria y que la presumía por las calles del barrio llevándola en la mano, y los lamentos de amigas de Lydia y Fabiana que aseguran que comunicaron la situación a Prefectura y que hay denuncias en la Comisaría de la Mujer por violencia de género, sobrevuela la sensación de que -de mediar alguna acción lógica y concreta- el espantoso escenario sangriento de la vivienda de Standard Norte quizás no hubiese sucedido.

Esa terrible madrugada del lunes 12 de septiembre, Soria empuñó su arma reglamentaria -la misma que luego se supo que Prefectura le retiró y le volvió a entregar- y disparó contra su ex suegra Lydia y su ex cuñado Gustavo en el tórax -dos certeros balazos- provocándoles la muerte inmediata. A Yasmín -hija de su ex pareja Fabiana- la sorprendió en la puerta de su habitación y el disparo destrozó su cráneo. A pesar de los esfuerzos médicos, la adolescente de 14 años moriría en el Hospital 24 horas después. Lautaro, hermano de Yasmín, recibió varios impactos de bala en su cuerpo pero pudo sobrevivir. Con pocas balas ya en el cargador, la hermana de Fabiana tuvo la "suerte" de que no le atinara la que Soria dirigió contra ella. El suboficial de Prefectura entonces se acercó al ingreso de la vivienda. Cerca de los vidrios rotos de la ventana por la cual ingresó, a metros de su ex mujer -que yacía inconsciente en el piso producto del golpe que le propinó y que destrozó su mandíbula- y con el llanto desesperado de los dos hijos menores de edad que ambos tenían en común como sonido de fondo, Soria se disparó en la garganta y se mató.

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