La obra del emisario marino para dar tratamiento primario a la descarga cloacal que hoy se descarga en forma cruda en la zona costera de zona norte, que se puso en marcha hoy con la firma del acta de inicio, equivale a atenuar algo más del 30% del total de efluentes cloacales que se vierten sobre toda la línea costera de la ciudad. Se trata de un volumen de alrededor de 12 millones de litros por día, sobre un total que suele estimarse entre 40 y 50 millones de litros diarios de efluentes que hoy van al mar o a las costas sin ningún tipo de tratamiento previo.

1. Financiamiento y costo estimado. La obra, que contará con financiamiento de Nación, se inició con un presupuesto de 990 millones de pesos, pero el ministro Gustavo Aguilera, titular de Infraestructura de Chubut, aclaró hoy que ese mondo debe actualizarse, por lo que estimó que el costo final será del orden de los 1.600 millones de pesos.

Por otro lado, el mismo funcionario informó que se trabaja con el municipio en el completamiento de información técnica para la completar el proyecto de la zona sur, que abarca la mayor proporción de la descarga de efluentes de la actualidad. Una vez que se complete esa información, se avanzará en las gestiones en busca de financiamiento para la segunda etapa de la obra.

2. Plazo y capacidad de procesamiento. El proyecto tiene un plazo de realización de 900 días (casi tres años) y una vez concluida posibilitará el tratamiento de unos 12.000 metros cúbicos por día de efluentes cloacales, aunque la capacidad máxima contemplada en el proyecto original supera los 33.000 metros cúbicos diarios, lo que equivale a una población 103.000 habitantes (siempre en referencia exclusivamente a la zona norte de la ciudad).

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3. Tipo de procesamiento primario. El proyecto consiste en construir una planta de tratamiento primario, donde confluyen todas las descargas actuales de la zona norte (desde km.3 hasta barrio Resgna), en el que se separan los efluentes sólidos de los líquidos, a los que igualmente se reduce la carga bacteriana. Una vez realizada la separación, los líquidos serán descargados al mar a través de un caño de 1.200 metros de longitud, es decir superando la línea de baja marea. Aunque no se trata de aguas aptas para riego, en una posterior etapa de tratamiento secundario los líquidos podrían ser aprovechables para uso de riego de espacios públicos.

La separación de los sólidos incluye también la de residuos que se descargan irregularmente a través de cañerías locales, más allá de los desechos orgánicos. En cuanto a los barros transportados, estos serán separados a través de un sistema de rejas, que van desde una sección gruesa hacia una más fina, con un proceso de desarenado y desengrasado, que reduce la carga bacteriana del líquido que terminará descargándose al mar.

A futuro deberá contemplarse el tratamiento y disposición final de los barros separados. Con un proceso de tratamiento posterior, que no está contemplado en esta etapa del proyecto, podría aprovecharse como fertilizante, pero es parte de lo que se deberá evaluar mientras se construye la obra, según explicaron especialistas técnicos conocedores del proyecto original.

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