Fernando "Chato" Cumil, tiene 46 años y nació el 7 de junio de 1975, es oriundo del Paraje El Mirador, en pleno campo, a pocos kilómetros de la localidad de Gastre, Chubut. Aunque recién su padre pudo asentarlo por un temporal de nieve recién el 18 de julio, fecha que describe el documento. "En el campo siempre se solía nacer en una fecha, y después nos asentaban algunos días más tarde", indicó Cumil.

Cursó la primaria y secundaria en la provincia de Chubut, y después se trasladó a distintas ciudades para seguir su carrera militar, de la cual lleva 27 años en aquella vocación.

"Chato" se refirió al posteo que publicó en el popular grupo de Facebook "Soy Patagónico" y manifestó: "Siempre trato de mandar mensajes, fotos, una buena postal, para que la gente entienda y vea que acá están haciendo soberanía muchos argentinos, que hay personas de todas las provincias, y sobre todo siempre publico en grupos patagónicos para que los jóvenes vayan por sus sueños".

SU CARRERA EN EL EJÉRCITO ARGENTINO

Comenzó como soldado voluntario en 1995, en el Regimiento de Infantería Mecanizado 25, ubicado en Sarmiento. Allí estuvo dos años hasta que se trasladó a la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral que se encuentra dentro de la Guarnición de Ejército "Campo de Mayo" en la provincia de Buenos Aires, desde el año 1997 hasta 1999. 

Luego comenzó su recorrido como suboficial del Ejército Argentino y fue designado al Ejército de Infantería y Montaña 26 en Junín de Los Andes, provincia de Neuquén. Por esos años, realizó varios cursos en el mundo del deporte extremo fusionado con la vocación que había elegido. Se convirtió en instructor de montaña, de alpinismo y sky en la Escuela de Bariloche. Tiempo después, viajó a Córdoba para realizar el curso de paracaidista, sumado a su formación de Comando, Fuerzas Especiales y buzo de ejército. Siempre con las ganas latentes de hacer la experiencia de vivir en la Antártida, hasta que en 2012 se cumplió su deseo.

El “paisano” chubutense que vive en la Antártida: el clima “es desolado” pero “esto es un sueño y se respira mucha paz”

SUS VISITAS A LA ANTÁRTIDA

Antes de su primer viaje a la Antártida Argentina, "Chato" hizo un curso previo en el Comando Antártico durante un año, en donde lo instruyeron sobre supervivencia en la montaña, el contenido político y geográfico de la zona, el cuidado del medio ambiente y el comportamiento adecuado para las personas que allí visiten. "Si vos ves que un pingüino está yendo para el agua, tenés que dejar que pase tranquilo sin interferir", ejemplificó

En el 2013 tuvo su primer visita, fue una experiencia de hibernación en la Base Antártica Carlini, que tiene un fuerte trabajo científico. Allí tuvo una función de buzo antártico por 15 meses, en donde sacó muestras, fotografías y traslado de instrumentos de mediciones. Allí se trabaja con otros países como Alemania, España, Bélgica e Italia. "Argentina tiene un compromiso muy importante a nivel científico acá en la Antártida. Nosotros con la Fuerza Aérea y Marina hacemos el apoyo logístico y también en relación al buceo", destacó.

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"Yo siempre le digo a los más jóvenes que el deporte te tIene que gustar. Yo tengo una parte de mi trabajo que se dedica a la gimnasia, disciplina extrema como sky, paracaidismo, buceo. Nunca me canso de mi trabajo porque es algo que me gusta. Lo disfruto mucho y sobre todo, ellas actividades me llevaron a la Antártida como fue el buceo".

Fernando Cumil transita su quinta visita a la Antártida, en una nueva hibernada por un año hasta febrero del 2023. Las dos hibernadas previas que tuvo fueron como buzo en Base Antártica Carlini, en 2013 y 2015. Luego hizo una campaña de verano de corto plazo en otras bases. Ahora se encuentra en Base Antártica Esperanza.

El “paisano” chubutense que vive en la Antártida: el clima “es desolado” pero “esto es un sueño y se respira mucha paz”
El “paisano” chubutense que vive en la Antártida: el clima “es desolado” pero “esto es un sueño y se respira mucha paz”

UN DÍA DE TRABAJO EN EL FIN DEL MUNDO

Algo que lo sorprende día a día en este último lugar es el cambio de rutina constante. Cada dìa cumplen diferentes funciones, allí comparten la convivencia con cocineros y científicos. En la tarde de aquel jueves de charla telefónica, era un día frío y con mucha nieve, y Fernando explicó que con ese tipo de clima tratan de no salir de la base por cuestiones de seguridad.

"Hoy hubo carne al horno con ensalada, que es siempre enlatada, no hay verdulerías", mencionó en relación al menú de ese mediodía. Durante aquella jornada, Cumil junto a sus compañeros estuvieron trabajando en el acopio de todos los tambores de residuos, que se repliega al continente y es recuperada en una planta de tratamiento, porque no puede quedar basura el lugar. 

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"Cada uno tiene una función, hay días que se puede trabajar haciendo carga y descarga, otro día se hace el mantenimiento de una casa, si está soleado a veces se aprovecha para pintar" y contó que  "hoy está nublado y nevando, entonces tengo la función de hacer trabajo de construcción, dejar todo armado para hacer hormigón a futuro". 

En relación a la misión del Ejército en la zona artártica, Cumil valoró ,"más allá de que hacemos Patria y soberanía, prestamos gran apoyo a la ciencia". 

"Este es un sueño, no es una obligación. Es una forma de vida, te encontrás con un clima desolado, de mucho blanco, pero se respira otra cosa. Algo más humano, hay mucha paz, aprendés a conocerte a vos mismo, a escuchar, acá se valoran otras cosas que allá en el continente quizás lo tenés y no te das cuenta.Valorás desde un huevo frito hasta un tomate, se valora el agua, la electricidad. A no todos nos va bien, hay mucha gente que viene por primera vez y no vuelve. Nosotros que volvimos varias veces, algo nos llama la atención".

SU HISTORIA FAMILIAR Y EL LIBRO DE SU VIDA

Sus papás fallecieron hace varios años, pero tiene una familia numerosa. Uno de sus hermanos se encuentra en Paso del Sapo, jubilado de la docencia. Otro de ellos trabaja en Defensa Civil en la ciudad de Esquel. Un tercer hermano se encuentra en Comodoro, en el rubro del petróleo, y otro reside en Trelew y tiene su propia empresa de carpintería. "Tengo hermanos repartidos por todos lados", cuenta entre risas.

Hace 17 años se encuentra instalado en Córdoba, allí tiene su casa y hace cuatro años fue papá de una nena. "Mi gorda me está esperando, cada dos por tres le mando videos, los pingüinos le encantan" y agregó, "es nuevo para mí, porque las anteriores veces que vine a la Antártida no era papá, se disfruta igual, la videollamada te hace generar como que está todo cerquita".

En el libro "25 días encerrados en el hielo" el autor y periodista Federico Bianchini, cuenta su historia completa, desde El Mirador hasta la Antártida, en una visita que realizó a la Base Carlini.

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UN MENSAJE DE "ACTITUD POSITIVA" A LA JUVENTUD

"Siempre le digo a los maestros o a la gente que quizás tiene una responsabilidad como ustedes, a través de un medio, que dejen soñar a los jóvenes. Yo soy del campo, siempre digo que soy paisano de El Mirador y siento que llegué lejos, y a veces la vida no se hace fácil y los obstáculos están para pasarlos. La familia tiene que acompañar cada sueño. El que quiere jugar al fútbol, ser docente, viajar por el mundo, que se anime a hacerlo. Que todos tienen la capacidad de llegar lejos, lo más importante es lo que uno lleva adentro, las raíces. 

A la gente de Chubut decirles que tienen un lugar privilegiado como es la Antártida, que hay argentinos que apoyan a la ciencia. Que no todo está perdido, muchas veces nos quejamos o ponemos excusas, cada uno tiene su momento y debe buscar su lugar. 

Más allá que Argentina representa una parte de la Antártida, vienen uruguayos, chilenos, alemanes y los recibimos como tal, acá todos somos hermanos y eso necesita la humanidad. No hay fronteras ni banderas, creo que eso es lo que necesita el mundo.

Un abrazo grande a la gente del campo, gente muy sufrida, a la zona de El Mirador, Gastre, Gualjaina, Paso del Sapo, Piedra Parada, Cushamen, Maitén, lugares por los que he transitado y tengo muchos amigos", concluyó.

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