En efecto, prácticamente descartada la posibilidad de que el gobierno nacional acepte aportar un subsidio directo por cada barril de petróleo, algo que desde ADNSUR hemos anticipado desde tiempo atrás, quedan dos opciones para buscar atenuar el impacto de la crisis. La primera gira en torno a la exigencia para que el barril interno de crudo Escalante, que en el nuevo acuerdo fue fijado en 54,90 dólares, se eleve para equipararse con el de Neuquén, a 63,50 dólares.

De este modo, esto posibilitaría licuar en parte el déficit que seguirá generando el crudo de exportación, cuyo precio de mercado hoy es menor a 20 dólares. Vale recordar que Chubut exporta alrededor de 3 de cada 10 barriles que produce, siendo la provincia que explica más del 90% de las ventas de petróleo al mercado internacional.  La otra alternativa es reducir la producción, con el consecuente impacto sobre los puestos de trabajo que dependen de la actividad.

El segundo objetivo apuntaría a lograr que YPF compre la producción de Tecpetrol, que exporta casi la totalidad de su crudo. Esa medida tiene sus complicaciones: depende de la situación del complejo de refinación de la empresa nacionalizada, además de las adaptaciones necesarias para correr más volumen de crudo pesado que el habitual (por lo general, la combinación es de 65% de crudo Medanito –de Neuquén- y 35% de crudos pesados, como el Escalanate).  Se trata de la configuración de las refinerías del país, que exceden las cuestiones voluntaristas o políticas.

Salvando esos problemas técnicos, aun cuando se avance en ese mecanismo de compra (algo que se puso en práctica a principios del año pasado) esto resolvería solamente una tercera parte del problema. Es que si Chubut produce un volumen diario de 25.000 metros cúbicos por día y exporta el 30%, esto significa que la parte que va al mercado externo (a un precio de 20 dólares por barril) es de unos 7.500 cúbicos (algo más de 47.000 barriles). 

Si se tiene en cuenta que Tecpetrol produce hoy alrededor de 2.000 cúbicos diarios, significaría que aun cuando YPF le compre toda la producción, quedaría por resolver la mayor parte del volumen exportable, que es producida principalmente por PAE y, en mucha menor medida, por Enap Sipetrol.

Por lo pronto, también para mañana está anunciado el paro de actividades y la concentración general, a la espera de que el gobierno nacional dé señales de que ha entendido la gravedad de la crisis y las consecuencias que podría deparar algún tipo de endurecimiento de medidas, como la interrupción del suministro de gas desde esta región. 

¿Y LA DESTILERÍA?

Parece una broma de mal gusto, pero hoy aparece en toda su magnitud la gran deuda pendiente de esta región, que hubiera sido capaz de generar realmente una política contracíclica. En efecto, hoy en Argentina es mayor negocio la venta de combustibles que la producción de petróleo. 

Un técnico conocedor de la historia hacía días atrás la siguiente cuenta: para fijar un barril de 54 dólares, suponiendo que Nación tenga que subsidiar la diferencia con los 20 dólares que recibe el crudo Escalante (aunque no hay subsidio, sino que se sostiene en base al precio del combustible), significaría un aporte anual superior a los 1.100 millones de dólares. “¿Y si en lugar de pedir subsidios o programas de incentivo, le pedimos a Nación que haga una destilería?”, planteaba el observador. 

El interrogante queda planteado, al menos como tema de discusión para cuando, dentro de unos años, el petróleo vuelva a un ciclo de precios altos y todos olvidemos trabajar en las políticas “anticíclicas”, como solemos dejar en el olvido cada crisis que golpea a esta región.

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