El pasado jueves por la madrugada, la policía de La Banda, Santiago del Estero, recibió una denuncia por violencia de género y familiar en una vivienda. Al llegar al lugar, los agentes descubrieron que un hombre había encerrado a su esposa y a su hija de 15 años como castigo por no haber preparado la cena de su agrado.

Los hechos salieron a la luz luego de que otra de las hijas, una joven de 21 años, recibiera un mensaje de texto de su madre alertando sobre lo que ocurría. A penas se presentó en el domicilio, pudo oír a la mujer pidiendo ayuda y a su padre impidiendo que alguien saliera o entrara.

Desesperada por no saber cómo ayudar a las víctimas, la muchacha llamó por teléfono a la policía y contó lo sucedido. De inmediato, personal de la Comisaría Nº2 de la Mujer y la Familia arribó al sitio y confirmó lo que decía la joven.

“Vos no vas a ir a la escuela porque cuando vengas vas a encontrar a tu madre muerta, y después sigues vos”, le dijo el sujeto a su hija. El detenido es un empleado municipal de 40 años, el cual le hizo vivir una serie de calvarios a su familia durante mucho tiempo, indicó El Litoral.

Foto: Diario Panorama
Foto: Diario Panorama

Una pesadilla

Los uniformados debieron derribaron la puerta frente a la negativa del agresor por dejarlos pasar. Encontraron de este modo a la mujer toda lesionada y a la menor en una crisis de nervios, mientras que el denunciado estaba encerrado en otra habitación.

El sujeto fue llevado bajo arresto a la comisaría, y tiempo más tarde -cuando su pareja de 42 años pudo calmarse- explicó que el ataque había comenzado cuando ella le sirvió un hígado de cena y el hombre comenzó a insultarla, diciéndole que el plato no le gustaba.

Reveló entonces que desde hace mucho tiempo sufre violencia por parte del detenido. Confesó así que, cada vez que el empleado estatal iba a trabajar, las encerraba con llave. La situación empeoró aún más cuando fue diagnosticado con una enfermedad y dejó de concurrir a su lugar de trabajo.

Según denunció, en reiteradas oportunidades, cada vez que ella cocinaba y a él no le gustaba la comida, éste en medio de la cocina se bajaba los pantalones, la golpeaba y tiraba a su pareja al piso y finalmente la orinaba en la cara.

Luego del testimonio de la víctima, funcionarias policiales alertaron al fiscal Ibáñez sobre toda la situación. La víctima y su hija fueron examinadas por el médico de Sanidad, quien constató las heridas que presentaban y se abrió una causa contra el agresor.

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