RAWSON (ADNSUR) - En el año 2015, Néstor Echegaray fue sentenciado a 9 años por el abuso de una nena de 9 años en Rawson. Recién este año un decreto lo echó del Estado provincial, pero el mes pasado quedó libre y monitoreado por una tobillera electrónica.

Echegaray era portero de la Escuela Politécnica y en 2015 fue condenado a 9 años de cárcel por abuso sexual agravado de su hijastra. El decreto 605 que lo despidió se fechó el 13 de julio y se publicó el lunes en el Boletín Oficial. Aunque  el hombre perdió su trabajo, el 9 de junio recuperó su libertad condicional por cumplir con el tiempo mínimo de la pena. Fijó domicilio en barrio San Martín de Trelew y usará una tobillera electrónica para monitorear sus movimientos.

El portero tiene 50 años y en 2019 ya tenía salidas transitorias. Hizo un curso de cocina y terminó la primaria. Estaba en el Centro de Detención de Trelew. Para no perder el beneficio, cuando termine la pandemia deberá conseguir trabajo y presentarse cada tres meses en la Oficina de Control de Ejecución. Según indicó Diario Jornada, el hombre continuará con tratamiento psicológico y tiene prohibido acercarse o contactar a la víctima y su familia que vive en Rawson.

Echegaray  violó a la hija de su pareja en el año 2010, cuando la nena tenía 9 años.  Y se confirmó que él  aprovechaba cuando la mujer se iba a trabajar. Faltaba en promedio 4 días por mes al trabajo, y la nena también faltaba a clases los mismos que su padrastro. La hacía simular descomposturas para quedarse solos.

Pero en una noche de abril del 2012, la chica se escapó de su casa, ensangrentada, descalza y en pijama, golpeada por su madre. Se refugió con sus tíos. La internaron en el Hospital de Rawson. Sus tíos relataron que en algunas visitas en la casa, habían visto cómo el hombre y la nena salían juntos de una pieza. O que él se quedaba en el baño cuando ella se duchaba.

Por su parte, la vicedirectora de la escuela de la nena reveló que Echegaray hablaba de ella de modo agresivo y amenazante.  Los psicólogos constataron el “estado de violencia verbal y agresividad” que se vivía en esa casa. Se verificó que la madre ocultó el abuso.

Los psicólogos hallaron en la niña “miedos nocturnos” que indicaban un trauma grave. “Era reducida prácticamente a un objeto, la abusaban, la golpeaban, la castigaban y amenazaban”, dijeron. La madre tuvo prohibición de acercamiento y le imputaron lesiones leves. Cumplió una suspensión de juicio a prueba.

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