ROSARIO - Ana María pelea por su vida en el hospital de Emergencias Clemente Álvarez tras ser baleada en al puerta de su casa cuando hablaba por celular con su marido. Ezequiel estaba de viaje por trabajo a casi 400 kilómetros de su casa. Del otro lado de la línea, escuchó una detonación y luego un profundo silencio. "Me agarró una desesperación", relata. Por un momento pensaron que se habían llevado a su hijo de 5 años. "Quiero verla y pedirle perdón por no estar para protegerlos", dijo entre lágrimas

Los ladrones le disparon a su esposa a quemarropa en la nuca justamente para quitarle el teléfono móvil, en presencia de su pequeño hijo de 5 años, que se escondió debajo de las sábanas de la cama. 

Según fuentes oficiales, Ana fue baleada en la cocina de su casa de Urquiza al 5400 este miércoles cerca de las 23. La encontró su suegro, que estaba en la ducha, tendida en el piso. El balazo la hirió en la cervical y rompió un azulejo.

Su esposo, Ezequiel, hablaba con ella cuando la atacaron los ladrones y en contacto con el programa De 12 a 14 (El Tres) reconstruyó la secuencia.

Charlaban sobre una planta, recordó, un aloe vera, cuando de pronto Ana comenzó a gritar “no, no”.

“Le digo «Amor, amor» y no me contestaba. Lo último que escuché fue la detonación, una explosión, un disparo y después de eso un profundo silencio. Y me agarró una desesperación…”, contó, al borde de las lágrimas.

Ezequiel estaba fuera de Rosario por trabajo, a unos 380 kilómetros. Habló de la impotencia que lo inundó. “Quiero verla y pedirle perdón que no estaba para defenderla”, se quebró.

"Paré el camión en la banquina y no sabía qué hacer, me temblaban las piernas, estaba paralizado", continuó. Contó que luego se preocupó por su hijo Aitán de tan solo 5 años: "«¡Aitán no está, se llevaron a Aitán!», yo escuchaba que decían en mi casa; estaba desesperado", reconstruyó. 

Después contó que su hijo en verdad "se asustó mucho, se encerró en el dormitorio y trabó la puerta con un dispenser de agua. Y se escondió debajo de las sábanas. Lo encontraron ahí todo tapadito".  

Fue el papá de Ezequiel quien la encontró tendida en la cocina y vio huir a los ladrones. Creen que Ana los conocía. Solo le robaron el celular y ahora la mujer pelea por su vida en terapia intensiva, con asistencia respiratoria.

Fuente: Rosario3

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