María Sonia Díaz tenía 61 años y residía en Kilómetro 17 junto a su esposo, en un domicilio repleto de árboles, pero además contaba con un pequeño comercio clandestino hace unos cuatro años, donde vendían bebidas alcohólicas en horario nocturno, fuera de lo permitido por la normativa vigente.

La madrugada del sábado 18 de diciembre de 2010, la mujer fue víctima de un homicidio, transformándose en el número 35 de aquel año en la ciudad, donde no se encontraba la forma de frenar la escalada de violencia sin límites.

Aquella jornada, entre las 2 y las 3, cuando la pareja estaba durmiendo, escucharon ruidos y llamados desde el exterior, presumiendo la llegada de alguno de los habituales clientes, María se levantó y le dijo a su esposo que no se preocupara, que descansara porque tenía que trabajar al día siguiente.

KM 17, la zona del crimen.

Pero cuando recibió a los supuestos clientes, quienes concurrieron con la intención de robarle, lo cierto es que al darles la espalda, dispararon directamente contra ella, recibiendo dos balazos en la nuca y quedando tendida en el suelo. Mientras tanto, los malvivientes escaparon.

Poco después y al escuchar ruidos, la pareja de María despertó y la encontró tendida y herida, por lo que pensó que había sufrido un accidente doméstico, que había resbalado y golpeado su cabeza.

Llamó a uno de sus hijos y a una ambulancia, cerca de las 4 de la madrugada la trasladaron al nosocomio, aún creyendo que la sangre que emanaba era producto del golpe. Pero al ser examinada por los médicos, detectaron los orificios de bala con lugar de entrada pero no de salida, debido a la gravedad de las lesiones, poco después se confirmaría su fallecimiento.

HALLAZGOS

En la puerta del domicilio se encontró una vaina servida y se comprobaría que los disparos fueron realizados a través de una pequeña ventana con rejas donde solía atender la pareja en horas nocturnas. Previo a solicitar ser atendidos, los autores habían desenroscado la lámpara de luz del exterior, para evitar quizás ser reconocidos, por ello las mayores sospechas apuntaban a residentes del mismo barrio y habituales clientes.

Semanas después del trágico crimen, la jueza Raquel Tassello tomó la decisión de autorizar tres allanamientos en domicilios de Kilómetro 17, una zona de chacras. Estos allanamientos fueron llevados a cabo por la Brigada de Investigaciones, quienes lograron secuestrar un revólver calibre 22, el mismo calibre utilizado en el homicidio, en uno de los domicilios. En otro de los allanamientos, se encontró una tumbera, y en el último, proyectiles que podrían estar relacionados con el crimen.  Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido, no se ha avanzado en cuanto a detenciones o imputaciones por el homicidio de la mujer.

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