El temible pirata inglés, Francis Drake invernó en las costas del Puerto San Julián a fines del Siglo XVI. Las cuevas naturales de la zona fueron sus rústicos hogares por algún tiempo.  El hambre y las enfermedades  engendraron malestar y motines entre los hombres y fue así que Drake tuvo que cortarle la cabeza a uno de los rebeldes.

Este es un retazo de lo acontecido en estas lejanas tierras y Gustavo Simóes que es un estudioso de los piratas desde muy pequeño se encargó de recabar toda la información para plasmarla en un libro.

Retratro Francis Drake. Imagen Zenda libros
Retratro Francis Drake. Imagen Zenda libros

Él es Contador Público y docente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco hasta hace unos meses atrás. Tiene 65 años y cuando apenas tenía 6 llegaron a sus manos las primeras novelas de piratas. Cuando fue adolescente descubrió un libro que hablaba sobre la verdadera historia de estos estos navegantes y desde aquel momento no dejó de interesarse en esta parte de la historia que pocos conocen.

“En todos los tiempos y en todas las tierras hubo piratas. Creo que el primer cavernícola que caló un tronquito para navegar se encontró con otro que se lo quiso robar o se lo robó”, afirmó Simóes.

Se reconoció como un lector obsesivo y la cantidad de libros que pasaron por sus manos son los que le permiten llegar a ciertas conclusiones.

Actualmente vive junto a su esposa Silvia en Rada Tilly a pocos metros del mar. Su estudio está en la planta alta de la casa. La luz natural entra en todas las direcciones y desde allí a lo alto puede divisar el sol que desde temprano resurge entre las olas.

Dos bibliotecas se elevan desde el piso hasta techo y ambas forman un túnel que podría ser un portal hacia otros siglos y otros mares.  Las voces retumban entre el papel y cada estante es un océano, un barco, una corona y un pirata.

Unos 1500 libros forman parte de una colección que cuenta la historia de marinos, piratas y corsarios en los diferentes mares del planeta tierra. Desde los vikingos hasta “Los pueblos del mar” en el antiguo Egipto. Piratas franceses, holandeses e ingleses forman parte de esta gruesa historia marina que dieron lugar a la creación de personajes como el de Jack Sparrow, personificado por Johnny Depp.

En entrevista con ADNSUR, Gustavo Simóes habló sobre su interés por esta parte de la historia   y el libro que publicará próximamente que da cuenta de una reseña cronológica y detalles de las vivencias de los piratas que navegaron por las costas patagónicas.

Era difícil avanzar entre las bibliotecas y pasar a la zona del escritorio. A cada centímetro aparecía un libro que Gustavo sacaba y mostraba. Algunos están escritos en francés y otros en inglés, muchos tiene ilustraciones con mapas y hombres de cabellera larga.

Como docente de economía reconoció una “deformación profesional” y es la de realizar c vinculaciones con la historia económica y el sistema capitalista. ¿Pero que tendrán que ver estos temibles personajes con las economías mundiales? Todas estas cuestiones los lectores las podrán encontrar en su libro.

Altillo en la casa de Gustavo que también funciona como biblioteca
Altillo en la casa de Gustavo que también funciona como biblioteca

LOS PIRATAS Y LAS POTENCIAS MUNDIALES

 Los piratas eran cuentapropistas, seres marginales que vivían al límite de la ley y atacaban donde había riquezas.  Por otra parte, las primeras formaciones políticas que no contaban con fuerzas navales contrataban a marinos particulares para formar parte de sus armadas y es allí donde los piratas lograban protagonismo.  Las coronas “engordaban” sus reservas y mantenían sus lujosas cortes con los aportes de estos malvivientes.

“Fueron funcionales a los poderes de turno.  Esto se repite cíclicamente en las distintas edades y en los diferentes mares. Los ingleses fueron los mayores patrocinadores de piratas”, dijo el docente.

Uno de los economistas más importante del mundo, John Maynard Keynes explicó y cuantificó las consecuencias económicas que tuvo el saqueo de Drake en América en su famosa vuelta al mundo. Estas riquezas le permitieron a la corona británica pagar la totalidad de sus deudas.

“El descubrimiento de la plata del cerro Potosí cambió la lógica de la riqueza mundial”, expresó Gustavo.

Isabel I y Francis Drake. Imagen ABC Cultural
Este pirata para los españoles era el enemigo público número 1.Para  los ingleses por mucho tiempo fue un héroe nacional absoluto
Isabel I y Francis Drake. Imagen ABC Cultural Este pirata para los españoles era el enemigo público número 1.Para los ingleses por mucho tiempo fue un héroe nacional absoluto

PIRATAS Y CORSARIOS

 Cuando las cortes negociaban con los piratas para realizar sus campañas de exploración les otorgaban una patente de corsos.  Esta les aseguraba un porcentaje de ingreso a los corsarios y en caso de que los atraparan podría evitarles hasta una pena de muerte.  Los corsarios defendían los intereses de la corona y eso les daba status.

LAS TEMIBLES COSTAS PATAGONICAS Y SUS NAVEGANTES

 Los piratas y corsarios que pasaban por las costas patagónicas solo lo hacían por una necesidad de paso. No representaban riquezas para ellos. Solo querían llegar al pacífico para acceder a las fortunas del Perú.

Hernando de Magallanes que fue un marino que contrató el Rey de España, Carlos I tuvo la tarea de encontrar un paso hacia el pacífico que los llevara hacia las Indias. Fue quien descubrió el estrecho que hoy lleva su nombre.

Unos 50 años más tarde, Drake siguió los pasos de Magallanes y posteriormente fue Thomas Cavendish quien en su refugio temporal durante el invierno nombró al puerto natural en donde se apostó como Puerto Deseado, en honor a uno de sus barcos llamado Desire.

LAS PENURIAS EN LA PATAGONIA

 La vida y experiencias que Simóes relata en las páginas de sus libros están muy lejos de los “Piratas del Caribe” que conocemos por las películas. Estos fueron un producto ideal para vender aventuras, héroes y paisajes exóticos en la industria cinematográfica.

Fauna costa patagónica. Ilustación Lía Navarro
Fauna costa patagónica. Ilustación Lía Navarro

La mortandad en el mar era altísima el promedio de vida era de 27. Enfermedades como el escorbuto y el hambre estaban a la orden del día. Cuando los piratas se apostaban en las costas de la región patagónica sufrían al extremo. Sobrevivían con una dieta a base de pingüinos, mariscos y algunos guanacos. Los encuentros con los originarios eran bastante hostiles. 

Los viajes eran muy rústicos y no viajaban con médicos, si había algún accidente tal vez el carpintero era el encargado de cortar alguna pierna y es posible que de ahí surja la idea de que todos los piratas tenían “pata de palo”.

La cantidad de barcos y marinos dependía de las características de la expedición. Aventurarse al Atlántico Sur desde de Europa era una empresa que requería un importante esfuerzo económico por lo que casi todo estaba financiado por las coronas.

Nave del Siglo XV. Ilustración Lía Navarro
Nave del Siglo XV. Ilustración Lía Navarro

Drake zarpó desde Plymouth con 5 barcos, capturaron uno, otro se quemó, otro desertó, otro desapareció en el mar. Una tempestad por los mares del sur casi lo lleva hasta la Antártida, y así fue que terminó su travesía con 1 sola nave.

“Corsarios y piratas en los mares y las costas de la Patagonia”, así se llamará su libro que abarca una línea de tiempo que va desde 1578 y que se extiende hasta corsarios alemanes en el año 1943.

Gustavo hablaba de los piratas y sus ojos cobraban otra vida. Desde el primer piso de su casa parecía que miraba hacia un horizonte lejano, donde grandes barcos de madera con sus amplias velas se mecían entren las olas. Hablaba, sonreía y parecía perderse en ese túnel del tiempo construido por las páginas de sus libros y las miniaturas de las embarcaciones.

En sus manos tomaba el último borrador de su libro y en sus páginas los piratas relatan su paso por la Patagonia.

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