El Centro de Aplicaciones Bionucleares (CABIN) es referente en la Patagonia en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades oncológicas. Se encuentra en la ciudad de Comodoro Rivadavia y este 18 de octubre cumple 35 años de servicio. Periódicamente llegan ahí pacientes de otras ciudades y provincias para atenderse.

“La primera vez que entré al Hospital de Día tuve miedo porque no sabía qué iba a pasar. Martín y el equipo me contuvieron, ellos pasaron a ser parte de mi familia” relató Viviana Navarro, paciente del CABIN.

Cada vez que a una persona se le diagnostica cáncer, el mundo parece venirse abajo. El temor y la incertidumbre pasan a ser un nuevo estado para los pacientes y sus familias en esta etapa que inician.

Equipo del Hospital de Día. 
Belén, Martín, Maribel Lutteral, Sergio, Karina y Mauricio
Equipo del Hospital de Día. Belén, Martín, Maribel Lutteral, Sergio, Karina y Mauricio

Viviana Navarro es una de las tantas pacientes que se reconoció como en su casa cada vez que va al CABIN y ese es el mérito de todo el equipo de este centro. Desde la persona que realiza la limpieza, a la que da un turno y el de todos los técnicos y médicos especialistas: cada paciente debe tener una atención única y personalizada.

Martín Villafañez es Licenciado en Enfermería con una especialidad en atención oncológica y hace 14 años trabaja en el Hospital de Día del CABIN y en entrevista con ADNSUR compartió la experiencia de parte del equipo.

“El paciente que llega aquí tiene un problema y todos tenemos que trabajar para aliviar sus dificultades. Esa es la idiosincrasia del CABIN”, destacó Martín.

Un descanso del equipo.
Martín, Maribel, Belén, Sergio e Issac
Un descanso del equipo. Martín, Maribel, Belén, Sergio e Issac

El edificio del centro mira hacia el noreste de la ciudad y la luz del sol se encarga de iluminar la sala de espera durante todo el día. Allí, mujeres y hombres esperan. Algunos tienen sobre la falda informes y estudios. En el rincón está la TV clavada en un canal de noticias que nadie mira. De vez en cuando, el llamador de turnos suena e interrumpe pensamientos perdidos. A veces, aparece alguien de Radioterapia que busca algún paciente rezagado, y así, las horas del día pasan desde la mañana hasta casi terminada la tarde.

El equipo de enfermeras y enfermeros del Hospital del Día se encuentra en el primer piso. El azul de las sillas combina con los uniformes del personal y contrasta con la claridad del piso. La temperatura allí siempre es cálida y el murmullo de voces lejanas parece adormecer a quienes esperan. Un cartel sobre una puerta doble indica: “Hospital de Día” y hacia allá van todos los que deben hacerse la  quimioterapia indicada por los médicos.

Martín apareció por el pasillo casi flotando. Hablaba y caminaba sin hacer ruido y cada vez que sonreía sus ojos se achicaban a través de los anteojos. Eligió para la entrevista un consultorio que está al lado de la sala de las quimios, para estar a mano de sus compañeros y los pacientes. El Dr. Brugna y la Dra. Lutteral aparecieron a través de la puerta entornada para saludar. Así dio inicio la entrevista.

Parte del equipo del CABIN en actividades en al ciudad de Sarmiento
Parte del equipo del CABIN en actividades en al ciudad de Sarmiento

“Yo creo que el cáncer tiene mala prensa. No se habla tanto de los pacientes a los que les va bien con la enfermedad. Las noticias no tan buenas corren más que las otras,” afirmó Martín.

LA FAMILIA DEL CABIN

Los pacientes llegan al Hospital de Día cuando tienen un diagnóstico y tratamiento indicado por el especialista. Casi siempre van acompañados por familiares o amigos. Allí entran en acción Martín y todo el equipo para acompañarlos y contenerlos, porque ese es el momento en que surgen nuevas preguntas y miedos.

“Somos el nexo entre el equipo y el resto de los servicios y hacemos el apoyo a la familia. Nuestra tarea es atender lo humano, no solo lo específico del tratamiento” dijo Martín.

Los tratamientos a veces son largos. Los pacientes pueden pasar meses en el hospital de día. Algunos son invasivos y pueden ser traumáticos, aunque la ciencia avanza y de a poco son más llevaderos.

“Tratamos de darles confianza y tranquilidad, eso ayuda al tratamiento. Entre todos construimos un vínculo y así el proceso y transición de la enfermedad es mejor”, comentó Martín.

Viviana Navarro vive hace bastantes años en Comodoro Rivadavia. Su familia más cercana está compuesta por su esposo y sus hijos. Cuando le tocó atravesar la enfermedad, vivió momentos muy duros.

“El grupo es muy lindo. Hacen bromas, ponen música y todo es más agradable. Aprenden a conocerte y detectar los momentos difíciles de cada paciente. Para mí fue muy importante”, recordó Viviana.

Escuchá la entrevista completa en este link Martín Villafañez – El enfermero especialista en oncología by ¿Cuál es tu gracia?

ACOMPAÑAMIENTO Y TALLERES

Martín describió algunas de las actividades que se realizan en el SUM del CABIN para todos los pacientes. Hay actividades como "Chi Kung" que es una actividad física muy pasiva, charlas con los psicólogos, estas son en grupo o personales. Todo suma para que los pacientes estén lo más cómodos posible.

Los más antiguos del Hospital de Día también actúan como contención de sus compañeros, les comparten sus vivencias y les anticipan situaciones. La realidad es que todos se convierten en un verdadero equipo.

Antes de comenzar las infusiones, el equipo de enfermería se ocupa de que el paciente esté tranquilo y recién en ese momento se inicia el tratamiento.

Equipo del Hospital de Día
Equipo del Hospital de Día

“Martín me tenía mucha paciencia. Mis venas eran muy delgadas y podían estar 1 hora hasta que al fin las encontraban”, relató Viviana. Ella al principio creía que les ocasionaba un trastorno, pero luego descubrió que para el equipo sus venas escapistas eran un desafío y no les generaba ninguna molestia. Para ellos era un momento de aprendizaje y entre todos lo resolvían.

A Martín le cuesta hablar en singular. De su tarea profesional tiene una visión grupal, él es parte de un todo que forma el CABIN. Sus propias inquietudes y el apoyo del centro le posibilitaron el crecimiento dentro de esta institución: “Gracias al CABIN y la Dra. Lutteral yo pude formarme como Especialista Universitario en Enfermería Oncológica” indicó Martín.

Sus compañeros también tuvieron la posibilidad de realizar Diplomaturas de Enfermería Oncológica y esto lo destacó, ya que los pacientes requieren de un cuidado muy específico.

La cantidad de profesionales médicos, especialistas, técnicos, administrativos y maestranza que forman parte del CABIN es extensa desde sus inicios hasta hoy. Es posible que cada paciente recuerde a alguien diferente del equipo porque fue quien lo acompañó en el proceso de la enfermedad. Los caracteres de esta entrevista no alcanzarían para nombrar a todos los que son parte del CABIN.

Martín agradeció todo lo que allí aprende sobre la vida. A las palabras negativas no las esquivó, simplemente no existen en su vocabulario. Era el horario en que llegaban más pacientes y la expresión de su rostro lo dijo todo. Sonrió, saludó con una sonrisa y volvió a su puesto de trabajo.

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