Mauricio Macri se muestra competitivo y sin definir si será o no candidato a Presidente. Esa estrategia le permite mantener una cuota de poder –la má importante– a la hora de discutir el camino que debería recorrer la oposición rumbo a las elecciones. 

Con reuniones en Cumelen y visitas fugaces por el interior apoyando a candidatos o presentando su libro Para qué, Macri aprovecha para marcar el paso.

Además de “¿Para qué?” como una de las preguntas que plantea el ex presidente a la hora de buscar inspirar a sus seguidores. 

Rumbo al 2023: Macri y la batalla legislativa

Otra de las preguntas que más se hace a sí mismo es: “¿Cómo?”. ¿Cómo logrará hacer todos los cambios que pretende? ¿Cómo logrará apoyo? ¿Cómo será la relación con el peronismo? ¿Cómo será el vínculo con la Justicia?

Para la primera pregunta ya está trabajando y dejó una pista en su libro. “El próximo gobierno será más fuerte y su fortaleza requerirá que las reformas estructurales se sancionen en las primeras horas. La pobreza y el desempleo no pueden esperar. Debemos tener la valentía determinar de inmediato con legislaciones obsoletas en materia laboral, sindical, previsional y fiscal. Es otro de mis aprendizajes en la presidencia. Lo que no se hace de entrada es muy probable que no se pueda hacer nunca”, escribió. 

Esas reformas no se pueden hacer solo con la voluntad presidencial. La única manera de llevarlas adelante es a través del Congreso y para eso, ha dicho que necesita legisladores fuertes. Esta idea está en la cabeza de Macri desde hace algunos años, porque en la elección legislativa del 2021, pidió la incorporación de Fernando Iglesias a la lista de diputados por la Ciudad de Buenos Aires. 

Iglesias es uno de los referentes del ala dura del PRO. Es por esto que Macri quiere ser clave en el armado de listas en todas las provincias y allí tendrán mayores chances los halcones por sobre las palomas.

Visitas como las que hizo a La Pampa, para apuntalar a Martín Maquieyra y otros candidatos propios es también parte de la estrategia, porque no solo necesitará tener legisladores duros dispuestos a dar batallas importantes en el Congreso, sino que antes que eso necesitará construir mayorías que le permitan estar cerca del quórum propio. 

Es una obviedad, pero si no consigue que el congreso sesione, mucho menos podrá reformar el Estado.

El pasado miércoles recibió en su casa de Villa La Angostura a su ex compañero de fórmula presidencial en 2019, Miguel Ángel Pichetto; al senador y ex gobernador de Salta, Juan Carlos Romero y al ex embajador en España Ramón Puerta. 

Llegaron alrededor de las 13 y se fueron a las 18. Estuvieron todo el tiempo hablando de política y del futuro. 

Así como en 2021, pidió por Iglesias, es probable que este año, Macri pida para Pichetto un lugar en el Senado o el Ministerio del Interior. En privado, Pichetto desea que Macri sea el candidato y repetir la fórmula del 2019, con él como vicepresidente. En cualquier escenario, Pichetto tendrá un lugar, porque después de todo, alguien tiene que administrar la relación con el peronismo y ya quedó demostrado que eso no puede quedar en manos del PRO. 

Algo similar sucede con la Justicia. Aunque parezca que el macrismo tiene buen diálogo con el poder judicial, lo cierto es que tanto en Comodoro Py como en el Palacio de Tribunales no tienen los mejores recuerdos de los años de Macri. 

Ni siquiera los jueces que fueron nombrados durante esos años.

Cada vez que habla, Macri refuerza los mismos puntos sobre su rol: “Ayudar para que haya claridad en las ideas”. “Si de algo sirve mi experiencia acumulada es para tener en claro que debemos tener mucho cuidado con quienes se acercan, prometen su apoyo y luego, a la hora de ejecutar los cambios, huyen”. En síntesis, en 2023, Macri estará cerca.

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