A una semana de las elecciones, la dinámica política está reconfigurando algunas alianzas que no se pueden explicitar en público, pero que se consolidan día a día y quién está trabajando para lograr la mayor cantidad de adhesiones, en caso de llegara un balotaje, es Sergio Massa. 

En estos últimos meses, uno de sus principales objetivos fue tender puentes con aquellos que quedaron en el camino en las PASO y sobre todo el ala más moderada de Juntos Por el Cambio. 

Por ejemplo: Luego del primer debate presidencial, Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto hablaron por teléfono. 

Fue Massa el que llamó al candidato a diputado por Juntos por el Cambio, para preguntarle cómo lo había visto en el Debate. Pero no es el único que tiene diálogo. Diego Santilli y Gustavo Posse, también están en contacto con el candidato presidencial y hasta habrían ofrecido colaboración para la elección general. 

Un ejemplo es en San Isidro, donde la cuota bullrichista ya está cubierta por Ramón Lanús, el hombre que destronó a los Posse de su pago chico. Lanús era un aliado incondicional de Horacio Rodríguez Larreta, hasta que el alcalde porteño, derrotado en la PASO, no pudo evitar que Santilli cerrara una alianza con Posse. Esta situación fue aprovechada por Bullrich y Macri quienes patrocinaron su candidatura frente a la hija de Posse.

Hay algo que se repite en JxC y sobre todo en aquellos candidatos que no congenian con Bullrich, ni con sus armadores. Sienten que están caminando hacia una derrota segura, no solo electoral sino política, porque el lugar de la oposición hoy está ocupado por Javier Milei, por lo que, mantener diálogo con Massa no lo ven como traición, sino como supervivencia.

Otro dirigente de JxC que da señales de buena sintonía con Massa  es Emiliano Jacobitti. El líder  radical dijo esta semana que “si Massa propone algo que estemos de acuerdo, tenemos que acompañarlo”. 

Mauricio Macri, en su fuero más íntimo repite que si Massa llega al balotaje convocará a un sector de JxC. Cree que los radicales serán los primeros en saltar, con Yacobitti y Gerardo Morales a la cabeza. Este último es un viejo aliado de Massa. Este escenario provocará una ruptura irreversible en la oposición, porque el propio Macri ya tendió hace tiempo puentes con Javier Milei.

Esta crisis que atraviesa JxC no hubiera sucedido si sus principales dirigentes no se hubieran embarcado en una cruzada personal por liderar el espacio. Horacio Rodríguez Larreta por un lado, Patricia Bullrich por el otro y Mauricio Macri también avivando ese fuego, son los principales responsables de la falta de orden interno. 

Pero las PASO, lejos de ordenar ese caos, los profundizó, porque Macri comenzó a mirar con cariño a Milei, Rodríguez Larreta volvió a tener diálogo con su entrañable amigo Massa y a Patricia Bullrich la convencieron que tenía que llegar a la presidencia sin deberle nada a nadie, por lo que no convocó a ningún dirigente que pueda hacerle sombra. 

Hasta ahora solo hubo un par de fotos cosméticas para enviar señales de unidad, pero todos quedaron afuera de la campaña. El paso más relevante lo dio, a una semana de las elecciones: anunció que Rodríguez Larreta será su jefe de Gabinete. Una jugada a dos bandas: consolidar el voto moderado de la oposición y mantener la unidad más allá del 22 de octubre. Si JxC queda fuera del ballotage será su primera gran crisis a 20 años del nacimiento del PRO como fuerza política. 

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