Se vienen días calientes para el oficialismo y su necesidad de encarrilar la economía. Compiten las altas temperaturas de la Ciudad y las que se viven en Casa Rosada y el Ministerio de Economía. No hay aire acondicionado que alcance. 

El martes, saldrá el índice de inflación de enero. Ya nadie oculta que rondará el 6% y que resulta un problema para el país y para el año electoral. En ese sentido, quien planteó la necesidad de rumbos concretos para darle estabilidad a la gestión, fue el propio Sergio Massa. El último martes, en una cena con intendentes, le dijo al presidente que se necesitaba una definición concreta sobre sus intenciones reeleccionistas. Alberto fue Alberto. Respondió, pero no dijo nada.

El esmerilado poder del presidente

Quien conoce al mandatario, sabe de su obstinación. Siente que se hace más fuerte cada vez que vuelve a empezar una lucha. Es parte de su esencia. A simple vista, parece mas un capricho que una virtud.

El presidente sabe que el kirchnerismo busca, desde cualquier ángulo, desgastarlo. ¿Desgastar que? ¿Su poder político? ¿Cuál es el poder real del presidente? Vayamos a los hechos. Esta semana, Alberto Fernández, tuvo que suspender un almuerzo con gobernadores. Se iba a realizar ayer. Ningún mandatario provincial confirmó. Cita cancelada. O fallida, como lo quieran ver. Eso, por su puesto, generó malestar. Sin embargo, hay un segundo punto a analizar. ¿El poder que el presidente cree tener, o quiere reconstruir, cuenta con sostén de los gobernadores? En otra de las columnas para ADNSur, se ha expuesto la imperiosa necesidad de las provincias de desligar su suerte electoral a la nacional. Esa urgencia se dio principalmente en distritos controlados por el peronismo. Ya nadie confía en Alberto. Mejor dicho, en las provincias, todos desconfían de referentes nacionales. Es peligroso en medio de una interna sinfín en un año electoral.

Por otro lado, la agenda de la semana entrante, tiene otra cita con la realidad. El jueves se llevará a cabo la tan aclamada mesa nacional de la coalición. Al encuentro no irán ni Cristina, ni Máximo Kirchner. Todo indica que el representante kirchnerista será el ministro Wado de Pedro. “No esta decidida la asistencia, pero todo indica que sí”, aseguran desde su entorno. ¿Sergio Massa irá?

El esmerilado poder del presidente

Mas allá de las presencias u ausencias, tampoco hay quorum con el objetivo que tiene la reunión. Alberto busca que no le monitoreen sus decisiones de gobierno y el ala K es firme en que eso es parte de las definiciones de estrategia electoral.

La Mesa Nacional del FDT esta destinada al fracaso. El presidente se vio presionado a convocarla, pero no logra apoyos concretos para marcar objetivos comunes. La falta de transparencia entre los integrantes de la coalición y el choque de intereses propios, vuelven frágil y delicada la tregua que se plantean cada tanto. El presidente no enamora ni a propios ni a ajenos, pero tiene un año por delante. Un año de incertidumbre para el destino del país, para la sociedad y para la supervivencia política del Frente de Todos. Tienen buena suerte. En la vereda de enfrente, no todo es color de rosa.

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