Adriana Gallardo es la primera mujer chofer de la provincia de Chubut. Está en funciones desde el 2006, en el Hospital Regional de Comodoro Rivadavia. En este momento, su rol es el traslado de vacunas e insumos a los Centros de Salud de la ciudad.

En una entrevista exclusiva para ADNSUR, recordó cómo fueron sus inicios. “No me había imaginado de estar en el Hospital Regional como chofer. Aprendí a manejar de muy chica, me enseñó mi papá que toda la vida fue chofer. Creo que tendría 10 u 11 años cuando aprendí”. A los 16 años ya tenía su carnet profesional con la autorización correspondiente para poder circular. 

Conocemos a Adriana Gallardo, la primera mujer chofer de ambulancia de Chubut

A los 16 años, Gallardo ya trabajaba manejando el transporte escolar o de personal. 
Según explicó, está acostumbrada a estar rodeada de compañeros hombres. Cuando ingresó en 2006 al Hospital, sus compañeros tenían más de 20 años de servicio, venían de otras épocas. “Pero nunca recibí discriminación de parte de los hombres, sí fue una novedad cuando ingresé”, destacó.

CHOFER DE AMBULANCIA

Adriana recordó “estaba trabajando con mi papá, iban a tomar gente en el servicio. Me habla el que era jefe en ese momento y me pregunta si no me interesaba entregar un curriculum- Yo estuve siempre segura al manejar, nunca tuve miedo. No tenía fe de quedar porque era un servicio de todos hombres, pensé que no iba a tener suerte.  A los meses me llamaron para hacerme una prueba, pero hasta el día que me dijeron que me presente a firmar no creía que me iban a llamar”.

Para manejar una ambulancia, “hay que tener mucha valentía, es un trabajo arriesgado porque no sólo estás a cargo del vehículo, del paciente sino que sos responsable de la vida del médico, enfermero y de la gente que circula alrededor”, remarcó la chofer. Muchas veces, “la gente no escucha la ambulancia o no sabe para dónde tiene que correr, se pone nerviosa. Hay que tener cuidado y siempre pensar que el paciente tiene que llegar al centro asistencial”, señaló.

En relación a sus experiencias como chofer de ambulancia, Adriana indicó “nunca me tocó asistir casos graves, todos fueron traumatismos leves, pero cuando uno sale a un pedido de una ambulancia, quiere llegar lo antes posible. Uno va con la cabeza en el paciente y que tiene que llegar cuanto antes”.

“No hay que tener miedo, pero sí respeto. Para nosotros la velocidad es algo normal, igual que andar entre muchos vehículos. Tenemos que mirar también en un cruce de calle, porque por ahí la gente no nos alcanza a ver”, explicó. 

Según advierten los protocolos de la OMS (Organización Mundial de la Salud) el paciente “tiene que ser asistido antes de los 20 minutos y trasladarlo hacia el Hospital”. “Muchas veces tenemos la colaboración de tránsito o de la policía que nos abren camino. A mí me gusta manejar, así que me siento cómoda en cualquier rol que pueda cumplir”, concluyó.

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