“Era una persona que brillaba mucho y que iba a seguir brillando”, dice Fabiana Hernández al recordar a Analía Tornau (47), la instructora de zumba que falleció el 19 de agosto, luego de descompensarse en medio de una clase. Para ella no era solo “la profe”, sino una amiga de la vida que conoció a los 9 años en el barrio Quirno Costa, el barrio en el que se criaron.   

Fabiana cuenta que fueron juntas a la escuela 153 y nunca más se separaron. Con idas y venidas, mantuvieron el vínculo hasta el final. “Para mí es una hermana, una amiga, una persona excepcional con un corazón enorme y una gran capacidad para contener a sus alumnas, porque se preocupaba por cada una cada vez que una no aparecía”, dice con nostalgia. 

Any junto a su grupo de alumnas. Foto: Fabiana Fernández.
Any junto a su grupo de alumnas. Foto: Fabiana Fernández.

Any es una reconocida instructora de Zumba de la ciudad. Comenzó dando clases en el barrio Atardecer hace unos cuatro años. Se formó con Claudia Inalef y Lorena Ojeda. Desde hace un tiempo, daba clases en el Abel Amaya y el Quirno Costa, las dos sedes vecinales donde estuvieron sus grupos más concurridos.

Guadalupe (49) fue testigo de este camino. Ambas se conocieron por amigos en común hace unos cinco años y, cuando Any comenzó a dar clases en el Abel Amaya, ella se sumó al grupo, invitando también a otras mujeres. 

“Ella recién estaba empezando y tenía que llenar y llevar alumnas, entonces yo buscaba chicas para que hicieran la actividad. Tengo una hija con retraso madurativo que tiene 31 años y un día le dije: ‘Any está haciendo zumba, ¿querés hacer conmigo?’ y comenzamos con Vane. Ella la recibió y le dijo: ‘Vanesita, vamos a empezar a bailar’. Fue una de las personas que ayudó a mi hija a integrarse como cualquier persona.”

Guada y Fabiana coinciden: Any era una persona integradora. A sus clases iban mujeres de todas las edades y todas participaban de la misma manera. “No importaba si bailabas bien o mal, ella te hacía pasar adelante, porque quería que todas participaran”, recuerda Fabiana.

“Era una mujer que unía mucho”, agrega Guada. “Le encantaba tanto bailar, era un pum para arriba. Iba gente adulta, una chica con discapacidad visual, mi hija, gente de todas las edades. Vane perdió el miedo, porque Any la hacía valorarse y sentirse igual a todas”. 

Any junto a Vanesa y Guadalupe. "Ella ayudó a mi hija a integrarse como cualquier persona," cuenta Guada. Foto: Archivo familiar.
Any junto a Vanesa y Guadalupe. "Ella ayudó a mi hija a integrarse como cualquier persona," cuenta Guada. Foto: Archivo familiar.

El año pasado, el grupo de Any viajó a Los Antiguos para participar en un evento de zumba. La idea era volver este año y las chicas se preparaban con todo para la fecha. Sin embargo, el 19 de agosto cambió todo. 

Fabiana recuerda ese día como si fuese hoy. “Yo estaba justo en una reunión en la vecinal cuando llegó y nos saludó con un beso. Cuando terminó, me sumé a la clase, unos 10 minutos después. Estábamos pasando a las alumnas adelante, porque a ella le encantaba que todas participaran y se puso a firmar a todos. Pero en un momento se sintió mal, se sentó y se descompensó”. 

“Fue todo demasiado rápido”, cuenta Fabiana. Enseguida llamaron a la ambulancia, también a la policía, pero la ayuda no llegó y decidieron trasladarla en una camioneta particular. Ella no resistió y falleció camino al hospital. 

CUMPLIR SU SUEÑO

Fabiana y Guada admiten que el dolor fue inmenso: habían perdido una amiga y a su instructora. Sin embargo, una tarde, Guada sintió que tenía que hacer algo. “Mi hija hace todo lo que yo hago: si salgo a caminar, ella sale a caminar; si yo iba a zumba, ella iba a zumba. Y un día fui a la pieza y estaba acostada porque yo estaba acostada. Así que le dije: ‘Hija, nos vamos a ir de viaje a Los Antiguos a hacer lo que Any quería hacer, a ponernos su remera o a hacer algo. Vamos a cumplir su sueño’.

Guada compartió su idea con el resto de las alumnas y, para su sorpresa, muchas levantaron la mano y se sumaron a la propuesta: había que viajar a Los Antiguos y participar en la Fiesta del Lago Buenos Aires, el evento al que Any quería ir. 

Durante un mes y medio, se prepararon para el viaje. Tenían que preparar la presentación y también recaudar fondos para costearlo. Laura Tula, quien comenzó el último año a bailar con Any, cuenta que un sorteo les permitió contratar una combi particular que las llevó.

Así, el 8 de noviembre, finalmente 15 mujeres viajaron a Los Antiguos. Ellas son: Guadalupe y Vanesa, Gimena y Ale (hermanas), Sandra Gallegos, Luisa, Flavia, Dorita, Claudia Insaurralde, Claudia Mayorga, Hilda Barría, Fabiana Fernández, Marianela Vargas y Laura, además de la profesora Viviana Oliva.

El sábado 9, finalmente se presentaron en el escenario y fue hermoso, admite Fabiana. “Fue algo muy emotivo; la presentación fue hermosa, la bailamos con esa garra que le ponía ella, porque queríamos darle lo mejor. Era darle un poquito de lo que nos daba ella”.

En el viaje, las chicas también le regalaron un cuadro a Claudia Inalef, la instructora de Any, y en forma simbólica arrojaron unos pétalos de rosa al lago. Para ellas, la experiencia fue única, porque, como dice Laura, “fue muy emotivo llevar la bandera de Zumba de Any”. 

“Fue una experiencia única. Nos unió este amor, inmenso respeto y homenaje por nuestra querida Any”.

Para el grupo fue cumplir el deseo de Any. Foto: Laura Tula.
Para el grupo fue cumplir el deseo de Any. Foto: Laura Tula.

Guada asegura que “fue un mes y medio de mucha adrenalina, entusiasmo, y todos los sentimientos juntos, porque ella quería hacer este viaje. Ahora estamos más tranquilas, como si hubiéramos liberado esa angustia que teníamos dentro, pero el duelo va a seguir”.

Laura asegura que son “un grupo muy unido que quiere seguir bailando zumba”. Sin embargo, admiten que es difícil saber cómo continuará todo. Por estos días, en el Quirno Costa ya no se baila, y las chicas, las que puedan, buscan seguir en otras sedes.

Por lo pronto, ya piensan en la fiesta de fin de año, donde volverán a recordar a Any, agradeciéndole todo lo que les enseñó en sus clases de zumba, en aquel lugar donde ella era feliz.

Any junto a sus hijos. Fuente: Archivo Familiar.
Any junto a sus hijos. Fuente: Archivo Familiar.
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