CAPITAL FEDERAL (ADNSUR) - La mujer, mamá de un joven de 17 años asesinado en Bahía Blanca en 2016, viajó a San Luis​ a encontrarse con el paciente que recibió el corazón de su hijo en un trasplante realizado en Córdoba.

El encuentro se produjo en la Terminal de Ómnibus de San Luis. Allí, Silvia Almada (43) pudo escuchar los latidos del corazón de su hijo trasplantado a Sergio Rivarola (53).

Entre abrazos, lágrimas de emoción y rodeados de familiares, Sergio y Silvia, junto a su hija Mía, se encontraron apenas ella descendió del ómnibus que la trasladó a esa ciudad desde Bahía Blanca.

"Fue una emoción muy grande saber que la persona que tenía el corazón de mi hijo estaba bien", dijo la mujer y contó que forma parte de "un grupo de personas que vamos a las escuelas para concientizar sobre el trasplante de órganos, que es muy importante".

Según cuenta diario Clarín, Sergio y los familiares de Silvia comenzaron a buscarse, cada uno por su cuenta.  Una vecina le contó al hombre que el corazón trasplantado era de un chico fallecido de manera confusa en Bahía Blanca. Así fue como, tras buscar el caso de Ángel Jesús Almada en redes sociales, logró contactar a la hermana de Silvia por Facebook.

Silvia y su grupo familiar también trataron de saber cómo estaba la persona trasplantada. Una vez que se contactaron por las redes hablaron por teléfono y organizaron el emotivo encuentro físico que finalmente ocurrió este lunes.

Ángel Jesús Almada, el chico de 17 años, estudiaba violín en la Escuela Orquesta de Ingeniero White y estaba becado en la Universidad Nacional del Sur, donde se especializaba en fotografía. El 5 de marzo de 2016, luego de una salida con sus amigos, fue golpeado por una patota en el puente de Ingeniero White y luego fue arrojado al vacío. Tuvo muerte encefálica y su corazón fue trasplantado tres días después a Sergio Rivarola, que estaba en emergencia nacional internado en el Sanatorio Allende de Córdoba.

Sergio es un ex empleado de estación de servicio de la localidad de La Toma a 80 kilómetros de San Luis, quien entró en emergencia nacional en marzo de 2016 tras 8 meses de recibir tratamientos con una bomba de contra pulsaciones, ya que su cardiopatía le impedía hacer una vida normal. "Me recomendé a Dios. No pensaba más en nada cuando estaba conectado a ese corazón artificial. Que venga lo que Dios quiera", decía.

Afortunadamente, el trasplante fue exitoso. Después de dos días Sergio fue despertado por los médicos que le informaban del resultado de la operación. "Para mí desde que saludé a los anestesistas y me desperté habían pasados sólo dos segundos, no dos días", contó a Clarín.

Sergio es soltero, vive con su mamá y un hermano mayor que no sólo lo cuidó en los momentos de recuperación sino que ahora lo acompañó a San Luis a su encuentro emotivo con la mamá del joven fallecido que le donó el corazón. 

Silvia con su hija viajaron desde Bahía Blanca, un trayecto de más de mil kilómetros hasta San Luis. Sergio esperaba ansioso su llegada hasta que pasadas las 7.30 de la mañana se fundieron en un sentido abrazo.

Un amigo de Sergio, Aníbal -que recibió un trasplante de riñón en febrero de 2018 gracias a la donación de su esposa Florencia- llevó un estetoscopio para que Silvia pudiera escuchar el esperado latido del corazón de su hijo. 

En ese momento, Sergio y Silvia se abrazaron y lloraron juntos, y luego partieron hacia el pueblo de La Toma donde ambos pasarán unos días en familia.

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