“Uno entiende el mundo pluralista en que vivimos”, dijo alguna vez el padre Mario Vidmar cuando lo consultaron por el aborto, un tema que dividió aguas dentro y fuera de la Iglesia, y tiene tantos opositores como gente a favor. De alguna forma, la frase sintetiza el pensamiento de un hombre que supo convivir con los tiempos que corren, corriéndose del pensamiento más ortodoxo de la Iglesia Católica, y abriendo paso al debate.

Este miércoles el padre Mario Vidmar falleció luego de pelear contra un duro cuadro que en los últimos días lo mantuvo con respiración asistida.

Según confirmó ADNSUR, el miércoles 22 de marzo, el párroco fue operado por un hematoma cerebral. Sin embargo, en la cirugía surgieron otras complicaciones. Desde entonces, estuvo internado peleando por su vida, lo que género el pedido de una cadena de oración para este cura que terminó sus últimos días en la ciudad en la que creció.

Mario, o Mariano como en realidad figura en su DNI, nació en Yugoslavia, lo que hoy es territorio esloveno. Sin embargo, creció en Comodoro Rivadavia, la ciudad que su padre eligió para vivir luego de la guerra. 

Fue en el año 59, que los Vidmar llegaron a la Patagonia. Mario tenía unos 10 años.

Integrante de una familia muy religiosa, el joven decidió volcarse a la vida al lado de Dios y en la adolescencia dejó la ciudad para realizar el seminario en Buenos Aires, sin saber que años más tarde se convertiría en director de aquella institución donde se formaban los curas.

En su caso, su formación la terminó en Roma, donde se ordenó en 1979, de la mano de Juan Pablo I. Tuvo un breve paso por Alemania, y otros países europeos, pero fue en México donde por primera vez estuvo al frente de una parroquia.

Una vez que regresó a Argentina, el padre Vidmar fue nombrado director del Seminario San Pedro y San Pablo, en Villa Devoto, donde estuvo 22 años, hasta que en 2004, decidió dar un paso al costado, entendiendo la ley del crecimiento, tal como él mismo, indicó al compartir reflexiones de su vida sacerdotal en el seminario.

“La ley del crecimiento, es tomar con realismo la ley del ‘decrecer’, del dejar, del despojarse, del no ser dueño de nada ni de nadie”, indicó en esa despedida, donde admitió que las nuevas camadas de curas, aquellos que vienen más frágiles en actitud, lo ayudaron a descubrirse “cada vez más frágil”.

“Esto me ha permitido superar la tendencia a ‘endurecer el corazón’ y volverme "duro en los juicios", dijo en ese momento.

En ese escrito Vidmar aseguró que la “vocación es matinal" y dejó un mensaje para quienes quieren vivir la vida en este oficio, al decir: “he comprendido que solo se puede estar en la formación inicial si se estrena la vocación personal cada día. Este es el primer regalo que Dios me ha dado a lo largo de estos años en la formación. El Seminario es siempre el amanecer y quienes vivimos en él somos invitados cada día a cantar con el salmista”.

Tras su renuncia al seminario, Vidmar tuvo un paso por Gaiman donde fue párroco de la Iglesia. Luego llegaría Comodoro Rivadavia, la ciudad donde creció y en la cual se hizo cargo del mayor templo de la zona: la histórica Catedral San Juan Bosco.

Así, dejó este mundo, dejando un gran recuerdo en quienes compartieron a su lado, no solo en el ámbito religioso. Es que como dijo su sobrino, Luis Juncos, el intendente de Rada Tilly, Vidmar fue “un intelectual, un hombre que te daba gusto hablar de la vida más allá de su oficio”.

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