COMODORO RIVADAVIA - Las llamadas ferias americanas o ferias de garaje son utilizadas para deshacerse de objetos en desuso, pero también tomaron otro rumbo y se convirtieron en algunos casos, en fuente económica familiar. En estos últimos tiempos fueron en aumento en todo el país, y en Comodoro Rivadavia, en una recorrida rápida por los barrios, se puede ver el fenómeno todos los fines de semana.

Las llamadas ferias americanas o ferias de garaje son utilizadas para deshacerse de objetos en desuso, pero también tomaron otro rumbo y se convirtieron en algunos casos, en fuente económica familiar.

En estos últimos tiempos fueron en aumento en todo el país, y en Comodoro Rivadavia todos los fines de semana, en una recorrida rápida por los barrios, se puede encontrar un número importante de carteles afuera de las viviendas, invitando al comprador a entrar.

Nada más el domingo 10 de abril, en Crónica se publicaron 21 avisos clasificados de ferias de garaje, sumado a otros 12 que igualmente ofrecían para la venta distintos artículos de hogar. Asimismo, con la incorporación de las nuevas tecnologías, surgieron en Facebook grupos exclusivamente para la compra y venta de artículos usados.

Las ferias no son exclusivas de un barrio, un sector o una clase social; se puede encontrar desde indumentaria, calzado, muebles, electrodomésticos, colchones, discos, libros y hasta plantines. Esto da cuenta de la gran oferta y demanda del mercado de objetos usados en la ciudad.

ECONOMÍA FAMILIAR

Entre las ferias hay que hacer varias distinciones, principalmente hay dos tipos: en viviendas particulares donde el dueño o dueña vende sus pertenencias, ya sea con motivo de una mudanza o simplemente con el objetivo de recaudar dinero.

Por otro lado, están las ferias multitudinarias organizadas en grandes espacios como gimnasios de escuelas y vecinales. Allí los stands tienen precios variados, desde 150 y 200 pesos las más económicas, hasta 400, dependiendo de quién sea el organizador de la misma y sus fines.

Algunas son organizadas por privados con un fin netamente comercial; otras por instituciones sociales en el marco de fechas especiales, como aniversarios y festejos; y las instituciones educativas para recaudar fondos para solventar gastos comunes, como fotocopias, útiles y materiales, o pagar los costosos viajes de egreso.

Las personas que compran en estas ferias lo hacen para ahorrar dinero, porque consiguen elementos en buen estado a precios accesibles, otros porque gustan de reciclar o de encontrar objetos antiguos.

Asimismo, la proliferación de estas ferias también creó un nuevo tipo de clientes: las revendedoras. Se trata de personas, en su mayoría mujeres, que utilizan la modalidad de compra y venta en ferias de garaje como fuente de ingresos. Es así que van de feria en feria comprando lotes de ropa o electrodomésticos, piden descuentos por llevar en cantidad, y luego los venden en otros espacios sacando alguna diferencia. Espacios como “La Saladita” y otras ferias barriales incentivaron este tipo de venta a bajo costo.

EMPRENDIMIENTOS Y CONFLICTOS CON COMERCIOS

Por otra parte, entre los elementos usados también es común encontrar productos nuevos, tales como ropa, accesorios y cosméticos, y alimentos caseros como empanadas y tartas dulces; algunos de diseñadores y productores locales y otros de revendedores.

Estos pequeños emprendimientos surgen también como una salida económica ante la falta de trabajo formal o como un ingreso extra.

Cuando se trata de artículos nuevos se genera otra situación: la molestia de los comerciantes que denuncian la falta de regulación en este tipo de mercado, al que ven como competencia desleal, dado que al no pagar impuestos pueden mantener precios económicos en sus productos.

Situaciones de conflicto por esta causa suceden constantemente en el centro de la ciudad, donde la Cámara de Comercio ha manifestado en reiteradas ocasiones su malestar por la presencia de vendedores ambulantes, también denominados “manteros”, sin que exista un control del municipio al respecto.

La Secretaría de Seguridad ha amenazado a los manteros con desalojarlos e incautarles la mercadería, y en algunos casos lo ha llevado a cabo, sin embargo no existe una política clara y efectiva que logre arribar a una solución.

Luego de un desalojo en el centro ocurrido en enero, el concejal por Cambiemos, José Gaspar opinó acerca del tema y manifestó que el municipio debe aplicar las ordenanzas vigentes, no prohibir la venta pero sí ordenarla: desalojar a quienes vendan en las veredas y en cambio agruparlos en algún sector determinado de la ciudad.

Si bien se discute la legalidad de estas modalidades de venta, no puede negarse que surgen motivados por la necesidad: la falta de trabajo formal, como paliativo ante los sueldos bajos que perciben en algunos sectores y la subsistencia en la ciudad más cara del país.

LA FERIA COMO ESPACIO COMUNITARIO

Música fuerte, venta de comidas rápidas, mujeres y niños transitan entre los stands, circulan manos con mates y bolsos de compra. En algunos casos también se presentan espectáculos de danza o cantantes. Ese suele ser el escenario de las ferias barriales, organizadas en escuelas, vecinales o clubes deportivos.

En este contexto, el fin deja de ser estrictamente comercial para convertirse en un espacio de encuentro y entretenimiento. Bajo esta idea, la comisión directiva de la Asociación Vecinal del José Fuchs propone organizar ferias populares una vez por mes en el Gimnasio Gatti con stands más económicos para quienes residen en el barrio. “Veíamos que los vecinos hacían ferias en sus casas, solos, así que decidimos organizar una para unirlos a todos” señalan desde la vecinal, y agregan que “acá vienen los vecinos que capaz no se veían hace mucho, se encuentran, conversan, toman mate”.

En este sentido, revalorizan el espacio no solo desde el punto de vista económico, sino también como una forma de fortalecer los lazos comunitarios de la barriada, como un lugar de encuentro.

Graciela Puntano, integrante de la comisión, considera que se trata de un nuevo hábito que adquirió la ciudad; “y creo que es muy buena la propuesta, porque amén de que vos tengas muchas cosas que no necesitás y las podés vender, también está bueno porque hay un reconocimiento de persona a persona, la relación del vecino que hace mucho tiempo que no se ve” señaló.

Fuente: Crónica

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