Daniel Córdoba es uno de los dos hombres que actualmente trabajan cómo empleado doméstico en casas y comercios de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly. 

Por azar o elección, rompe con los estereotipos de las ocupaciones que tradicionalmente ocuparon las mujeres y confiesa que cuando arrancó, pensó que iba a "ser pasajero".

Por las mañanas, es encargado de un edificio en Rada Tilly y por las tardes, de lunes a viernes, realiza tareas domésticas en casas de familia.

En diálogo con ADNSUR, Daniel contó que todo se inició cuando “durante la pandemia falleció mi mamá por causas no relacionadas con el Covid y mi jefe, para que no caiga en depresión, me ofreció trabajar limpiando en una oficina y luego en la casa de su hija, que estaba transitando un embarazo de riesgo”.

 “Quedé sorprendido por la propuesta porque estás invadiendo un espacio privado y metiéndote en la intimidad de una persona. Así que dije 'vamos a probar'”, reconoció en ese momento. 

Lo que pensó que iba a ser por un tiempo, terminó siendo su trabajo fijo: “Tiene el hijo y desaparezco, pero para sorpresa mía, me siguen contratando. Van a ser tres años que estoy con esta familia”, contó sobre la primera familia con la que trabajó y a la que se sumaron otras más.

""Las personas están acostumbradas a que sea una mujer".
""Las personas están acostumbradas a que sea una mujer".

“Las personas están acostumbradas a que sea una mujer la que haga las tareas domésticas. Para mi limpiar no es un trabajo, lo vivo como un hobby porque me gusta hacerlo. Disfruto de este trabajo y no creo que sea denigrante”, dijo.

Y aseguró que "Tengo mi semana completa y no puedo tomar más trabajo. Son familias jóvenes, no son personas adultas. Pensé que era algo pasajero, pero hace muchos años que estoy trabajando".

Daniel reconoce que “lo que más me gusta hacer es limpiar la cocina, cuelgo la rejilla y pienso 'salí victorioso'”, sobre esas sensaciones que genera limpiar.

Finalmente, valoró que “nunca me sentí discriminado, sentí temor al principio porque este trabajo implica una responsabilidad grande, estás al tanto de todos los movimientos de la casa”. 

Sin embargo, su trabajo es más que valorado por su dedicación y responsabilidad, es que incluso continuamente recibe ofertas de trabajo. “No doy abasto”, manifiesta sobre un trabajo que demuestra que no tiene nada que ver con el género. 

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