OXFORD - La noche del 30 de diciembre de 2016 Oxfordshire anocheció con una niebla densa y nubes bajas. En uno de los dormitorios de la universidad más antigua de Inglaterra, la alumna Lavinia Woodward recibía a un chico que había conocido vía Tinder, Thomas Fairclough.

Lavinia estaba borracha y había consumido drogas. Thomas amenazó con llamar a la madre de la chica de 24 años y fue entonces cuando se desató una pelea terrible: ella le arrojó un frasco de mermelada, su computadora y luego tomó un cuchillo y se lo clavó en la pierna. También intentó cortarlo con un vidrio.

Apuñaló a su cita de Tinder, pero se salvó de la cárcel por ser una estudiante brillante
se salvó de recibir una condena de cinco años de prisión

Woodward estudiaba medicina y tenía la intención de ser cardiocirujana. Pero en el reverso de esta alumna ejemplar había, además de adicción a sustancias, desordenes alimenticios y una trastorno de personalidad. Estos factores también fueron tomados como atenuantes para que la estudiante solo recibiera inicialmente una sentencia de diez meses, que fue suspendida por el próximo año y medio. El juez retardó su decisión para que Woodward pueda seguir con sus estudios y se convierta en la cardiocirujana que aspira a ser.

El fallo levantó polémica entre organizaciones que luchan por la igualdad de derechos. Aseguran que si Woodward hubiera sido pobre, hombre, o empleada en un supermercado la condena hubiera sido muy diferente.

"Si no fuera estudiante de Oxford y viniera de una zona marginal no creo que pudiera caminar libremente por la calle", aseguró John Azah, director de la ONG Kingston Race and Inequalities Council.

Fuente: Infobae

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