La crisis social provocada por la escalada en precios de alimentos puede encontrar indicadores que van más allá de los índices de inflación o valores en miles de pesos del costo de los alimentos. A veces, hay indicadores mucho más crudos, como los observados en Comodoro Rivadavia en el último tiempo, en que ha sido notorio el incremento de personas tratando de robar comida en supermercados.

La información no surge de una “sensación”, sino que se asienta en los registros oficiales de la Unidad Regional de Policía. El comisario Raúl Jones, jefe de Operaciones de esa fuerza, confirmó a ADNSUR el incremento en la cantidad de casos.

“Es algo que observamos a diario y se nota un incremento en este último tiempo en lo que es sustracción de mercadería o gente que no quiere pagar en cadenas de supermercado de la ciudad. Por dar un ejemplo, a fines del año pasado, a la altura de octubre o noviembre, los ingresos que teníamos eran de una o dos personas, pero principalmente por la sustracción de bebidas alcohólicas. Hoy ya tenemos casi un promedio de un ingreso diario de personas detenidas por sustracción de comida y algunos otros insumos”.

Detrás del dato estadístico hay otro hecho adicional, aportado por el mismo jefe policial, respecto de la situación de quienes son aprehendidos en este tipo de circunstancia. “Es llamativo que el 90% de las personas detenidas por este hecho, no tiene antecedentes penales”, precisó, para dar cuenta de que no se trata de hechos perpetrados por delincuentes comunes, sino por quienes incurren en esta conducta por no hallar otro medio para comprar comida.

 “Muchas veces lo asociamos al contexto socio económico -admitió Jones-. Hoy el país está atravesando una crisis que se ve reflejada en estos números que acabo de decir sobre los promedios de ingresos, de personas detenidas por robo de comida”.

EN ALGUNOS CASOS, ACOMPAÑADOS POR NIÑOS

Jones indicó también que el fenómeno es protagonizado por personas de entre 20 y 35 años, aunque en los últimos días, incluso, se notó una baja en ese promedio, con personas de más baja edad. En la última semana se detectaron personas que concurren y realizan la sustracción, acompañadas por niños.

Lo cierto es que más allá de la circunstancia económica que pueda disparar este tipo de conducta, las personas quedan expuestas a un proceso judicial, que se inicia a partir de la denuncia por el delito de hurto.

Tras el control de detención, el juez de turno puede disponer el arresto domiciliario hasta la audiencia de control de detención, pero el proceso queda iniciado, con resultados que podrían derivar en que se genere un antecedente de condena penal, exponiéndose a penas desde 1 mes a 2 años de prisión, según el artículo 162 del Código Penal.

La conclusión puede dar lugar a varias aristas. No necesariamente la pobreza es sinónimo de delincuencia, porque hay muchas personas en esa condición, con grandes dificultades para alimentar a su familia, pero por eso incurren en hechos delictivos.

En Comodoro Rivadavia y Rada Tilly, según la última estadística del INDEC, hay más de 103.000 personas en condición de pobreza, lo que representa 41% de su población. De ese total, 19.200 se encuentran por debajo de la línea de indigencia, es decir sin reunir los ingresos mínimos para alimentarse todos los días.

Detrás de los números, hay personas e historias, circunstancias que pueden ser desesperantes, a tal punto de empujar a una madreo o un padre a sustraer aquello que no está en condiciones de pagar.  

Quienes toman decisiones políticas a diario no deberían ignorar estos indicadores. La respuesta no puede hallarse únicamente en el Código Penal, ni en el aplauso por un par de puntos porcentuales por los que, supuestamente, está bajando la inflación.

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