BUENOS AIRES - Habían pasado 35 minutos -recuerda Daniel Ahern (50) con precisión- desde que la empleada del banco le había negado el ingreso a su caja de seguridad. Entonces se fue a hablar con el gerente: quería saber qué pasaba con "los ahorros de toda la vida". Llamó a su pareja, Inés, y esperó que todo fuera un error. Ella, que se tratara de una broma de mal gusto.

Hacía 15 años que Ahern tenía esa caja de seguridad, pero hace tres meses la cerraron sin notificarlo. El banco debía dar de baja otra, pero se equivocó de número. A la que pertenecía a Ahern se la asignaron a otro cliente sin revisar lo que había adentro y, según asegura el damnificado, le robaron 100 mil dólares.

"Contraté una caja de inseguridad", se indigna Daniel desde su casa en diálogo con Clarín. Su caja era la N° 75 en la sucursal 331 del Banco BBVA Francés, en Márquez y Panamericana, en Boulogne.

"¿Hay algo más adentro?, preguntaba Daniel, desesperado, mientras una escribana y un empleado del banco certificaban la apertura de la caja.

Tuvieron que llamar al nuevo dueño -que tardó unas cinco horas en llegar- para que la abriera con su llave, la misma que le entregaron cuando se la asignaron. Adentro había una bolsa de papel con su dinero. Atrás, escondida, sin que la hubieran visto, otra negra, como de basura, con 25 mil dólares de Ahern.

"¿No hay otra cosa, una blanca, un sobre?", insistía Daniel mientras todos le pedían calma. La escribana filmaba, el tesorero contaba, pero no: no había nada más. Daniel pasó la mano dos o tres veces, como tratando de encontrar algo que sabía bien ya no estaba ahí. El sobre que faltaba, el suyo, el que guardó con cautela, tenía otros 100 mil dólares que ahora nadie sabe dónde están.

"Se equivocan, primero, el 20 de julio, cuando dan de baja la caja de seguridad de Daniel sin notificarlo. Insisten en el error cuando le van a dar la llave a otro cliente y no abre. Y ante eso tampoco les parece que puede haber una cosa extraña, por lo que llaman a un cerrajero para forzar la cerradura", explica Marcelo De Carli, el abogado, hermano y cuñado de las víctimas.

"Cuando logran abrirla, sacan la caja de chapa, no constatan que esté vacía y se la dan al nuevo cliente. Hasta donde sabemos le entregaron a otra persona los ahorros de Daniel de toda la vida", añade.

El 7 de agosto Ahern se enteró de lo que estaba pasando y desde entonces participó de dos mediaciones con la empresa BBVA Banco Francés para que le devuelvan lo que le sacaron. Hubo dos audiencias y habían llegado a un acuerdo, pero antes de sellarlo el banco levantó la oferta y se negó a indemnizarlo. "No nos hacemos responsables", les dijeron. Además, le proponían devolverle una suma en pesos.

"Nos comportamos, creo yo, de la mejor manera. Lo más honestamente posible y recibimos una cachetada. Y esa cachetada en este momento nos duele muchísimo. Estamos muy angustiados, mi mujer está muy angustiada. Son los ahorros de nuestra vida, era para comprarnos nuestra casa", describe Daniel. "Tanto esfuerzo, tanto sacrificio, uno hace todo bien, te rompés trabajando y te pasa esto", agrega.

Con la escribana, los abogados y la angustia de Daniel, el día de la apertura de cajas hicieron un acta en el que BBVA Banco Francés reconoce que "por un error operativo involuntario" dieron de baja la caja 75/8 (la de la víctima del robo) en vez de la "76/5".

"El banco que le tenía que dar seguridad, le dio inseguridad. El lugar que le tenía que dar respuestas, no las da. Es muy inexplicable la actitud", manifestó De Carli.

Ante la consulta desde este diario, voceros del banco respondieron: "Nos encontramos en un proceso de negociación propio de cualquier instancia de mediación".

Hasta el momento no han entregado las cámaras de seguridad para determinar qué ocurrió dentro de la sala, cuántas personas tuvieron contacto con ese dinero ni formalizaron una denuncia penal. Las audiencias han sido en la Justicia civil y sólo con el objetivo de que la víctima pueda recuperar su dinero.

"Tengo una Pyme, nos dedicamos al servicio de limpieza, la remamos día a día, imaginate lo que fue esta pandemia para nosotros. La remamos de cero", agrega para describir su angustia.

"Soy un tipo común, normal, que trata de hacer las cosas bien. Nosotros alquilamos hace muchísimos años. El sueño de juntar manguito por manguito para comprarnos la casita quedó desvanecido. La estoy pasando muy mal, trato de contenerme adelante de mi mujer, de mis hijos, pero cuando estoy solo las lágrimas se me caen. Porque se me derrumbó todo, se me derrumbó todo el sueño que tenía, nuestro proyectito", cierra Daniel.

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