El caso Ronald Guerra en Chubut y los desafíos de la seguridad vial en Argentina

En el lapso de la última década, se instaló con mayor fuerza la necesidad de realizar un abordaje integral a la seguridad vial con un despliegue en las rutas de personal de la Nación, la provincia para fortalecer la prevención. De todos modos, ese esfuerzo del Estado resulta insuficiente ante la falta de figuras legales para encuadrar a las víctimas de siniestros viales y ahondan el sufrimiento de sus familiares.

En los últimos años, el Valle se enlutó por una serie de tragedias viales en las rutas de la provincia y en otros lugares del país como fueron la tragedia de Lobos, donde perdieron la vida cuatro jóvenes de la zona; la muerte de la policía Daiana Reales en Gaiman (acaba de comenzar un juicio sobre el hecho); la enfermera Sandra Méndez de Rawson y el caso Ronald Guerra. 

En todos ellos, el común denominador es que los familiares tienen que sobrellevar un inmenso dolor que se agrava por un complejo proceso judicial, la falta de encuadres legales para caracterizar estos delitos y sus propias reconstrucciones como personas para seguir adelante.

¿CÓMO FUE EL CASO RONALD GUERRA?

Ronald Guerra tenía 25 años cuando - en la madrugada del 18 de enero del 2021- se dirigía a su trabajo en cercanías del puerto de Rawson. Allí fue atropellado por un vehículo conducido por Nicolás Suganuma, médico de Trelew que estaba alcoholizado y -según se pudo comprobar en las audiencias- intentó abandonar la escena. El joven falleció a los pocos minutos a pesar que la asistencia médica.

Además de ser un trabajador de la Pesca, Guerra era estudiante de enfermería, jugaba al Hockey en el club Bigornia, era voluntario del Plan Detectar y aficionado por los deportes.

Por su parte, Suganuma es un médico que se recibió de manera virtual en el marco de la pandemia del coronavirus. Sus proyectos eran viajar a Buenos Aires y continuar con sus prácticas y especializaciones. 

También, se reveló que el médico cumplía una ‘probation’ y que su vehículo tenía una gran cantidad de bebidas alcohólicas la noche del accidente.

Luego de un año de prisión preventiva que se entremezclan con las audiencias de revisión de pena (que es un derecho legal legítimo de cualquier persona) pero genera un desgaste emocional en la familia por el riesgo que el imputado recupere la libertad.

El jueves 31 de marzo del 2022 se llegó a la última audiencia del ‘juicio abreviado’ en el que el Tribunal de Enjuiciamiento condenó a Suganuma por 4 años de prisión domiciliaria. Además, se tomó en cuenta que permaneció 13 meses con prisión preventiva.

Se estableció que Suganuma deberá realizar un resarcimiento económico a la familia de la víctima, sumado a la imposibilidad de poder conducir por al menos 10 años. El acuerdo entre las partes fue homologado por la jueza del caso, Karina Breckle, quien determinó que Suganuma obtenga desde el día de hoy la libertad condicional. El condenado aceptó la responsabilidad en los hechos ocurridos esa madrugada del 18 de enero de 2021 y –actualmente- cumple la prisión domiciliaria.

A la salida de la Oficina Judicial de Rawson, lugar donde tuvo lugar el caso, Liliana Guerra, la madre de la víctima, se expresó tras el fallo y aseguró que "antes de quedar con las manos vacías y el corazón roto preferíamos tener aunque sea una mínima condena que fue ésta".

‘DAR TESTIMONIO EN TIEMPOS DIFÍCILES’

A pesar del sinsabor del fallo judicial que los familiares interpretaron como insuficiente, este caso reveló una personalidad avasallante de Liliana Guerra.  Al margen de seguir de cerca todas las instancias judiciales, interpeló al poder político, generó actividades en memoria de su hijo y cautivó al pueblo del Valle por una capacidad de expresión con una característica particular de generar empatía, comprensión pero –a su vez- una energía creativa para convivir con el dolor, promover adhesiones, vincularse con la comunidad y reafirmar la necesidad de otro tipo de tratamiento de la justicia de estas cuestiones en la figura de un ‘homicidio vial’.

Dentro de una secuencia de actividades, hubo eventos en el club Bigornia (donde asistía Ronald), presentaciones en la red Change, reconocimientos en el Concejo Deliberante, articulación con otros familiares de siniestros viales, viajes a Capital Federal, señalización con las estrellas amarillas y un motor propio que reveló una personalidad que enfrenta la situación más difícil de la vida humana con entereza, dignidad y sensibilidad.

Durante la última semana, se inauguró la plaza Ronald Guerra en Playa Unión y Liliana expresó “Cada actividad, cada pequeño acto, cada reconocimiento a la persona de Ronald es emotivo. Quienes tuvimos la posibilidad de haberlo conocido en sus actividades deportivas y demás, conocimos la calidad de persona que era; un angelito que tenía un proyecto de vida que se vio truncado por un inconsciente de esos que andan siempre dando vueltas y que se llevan a personas buenas”.

La madre valoró “el apoyo incondicional, no solamente para lograr esta honra de nuestra dolida familia, sino también el acompañamiento a lo largo de mi reclamo de justicia justa por mi hijo Ronald Guerra, quien “fue asesinado por un médico alcoholizado oriundo de Trelew hace dos años, saliendo de una cervecería con 1.85 de alcohol en sangre, y quien lo abandonó tratando de huir”, recordó.

“Luego de dos años de lucha consigo cuatro años de condena. Todo esto me lleva a Buenos Aires con más familiares donde logramos, marchando y reclamando, la ley de Alcohol Cero que hoy rige en el país”, subrayó. “Ahora -dijo- vamos por la reforma penal para que un homicidio vial no tenga una condena de tres años excarcelable”.

¿DE QUÉ SE TRATA LA ‘LEY DE ALCOHOL CERO’?

El jueves 13 de abril, el Senado de la Nación aprobó la ‘Ley de Tolerancia cero" para el consumo de alcohol de los conductores de vehículos de motor de cualquier tamaño y peso.

La iniciativa prohíbe conducir cualquier tipo de vehículos con una alcoholemia superior a cero miligramos por litro de sangre. Esta ley se implementa en 7 provincias y en diversas ciudades del país en los que se redujeron los siniestros viales con las tragedias que pueden ocasionar o con personas lesionadas.

Es decir, si se detecta a un conductor  bajo los efectos del consumo de alcohol, se labra la infracción correspondiente que tiene un importante monto para abonar en el Tribunal de Faltas de la ciudad.

Se registran confusiones del sentido común sobre un presunto afán recaudador en las infracciones. En este punto, hay que aclarar que la Agencia Provincial de Seguridad Vial tiene la facultad de labrar las infracciones pero la recaudación de la multa queda a cargo de la Municipalidad donde se genere el hecho.

DESAFÍOS DE LA SEGURIDAD VIAL: FIGURAS LEGALES, CRITERIOS DE LA CONDUCCIÓN, ILUMINACIÓN, ESTADO DE LAS RUTAS Y DESPLIEGUE EN EL TERRENO

Con las huellas de las tragedias en su propia piel, los familiares de las víctimas bregan por nuevos marcos legales que agraven las penas en este tipo de situaciones orientados en la figura del ‘homicidio vial’. Transitar este camino es complejo pero se lleva adelante reuniones con los representantes de los tres Poderes del Estado para que exista otro encuadre jurídico de estos casos.

La dinámica de la evolución social exige revisar los procedimientos actuales para ajustarlos a las nuevas características de los hechos que ponen en riesgo las vidas humanas y –en el peor de los casos- enlutan a las familias y a los allegados de manera permanente.

A su vez, las autoridades nacionales y provinciales de Seguridad Vial y los funcionarios públicos coinciden en señalar que la iluminación correcta de los espacios públicos de alto tránsito resultan fundamentales junto con las recomendaciones a los conductores de portar los cinturones de seguridad, la verificación del estado general del vehículo, la planificación de los viajes de media y larga distancia, las alertas a los carteles sobre caminos de ripio o animales sueltos son algunos aspectos que son fundamentales a la hora de transitar por las rutas de nuestra provincia. 

Por supuesto, hay que destacar al personal de la Subsecretaría de Seguridad Vial y a los entes municipales que trabajan en el terreno –expuestos a todo tipo de condiciones meteorológicas- para controlar la situación de los conductores y –eventualmente- retirarlos de circulación por la amenaza que pueden conllevar a terceros.

Se trata de un desafío colectivo para llevar adelante una ‘transformación cultural’ de circular con la atención permanente por los propios cuidados y el bienestar de los transeúntes en el marco de una convivencia social respetuosa, democrática, con preocupación por el bienestar del prójimo porque las consecuencias fatales pueden ser muy lamentables y nos pueden perpetuar un dolor infinito. Es tiempo de comprender las lecciones y convivir de manera respetuosa por la condición humana.