COMODORO RIVADAVIA - Especial para ADNSUR / Por Angel Nurchi (*) - Recién iniciado el segundo semestre del 2017 la región ve cada vez más lejos la llegada de la recuperación plasmada solo en el motivador mensaje como eslogan político del gobierno a la etapa de la reactivación.

La realidad para los chubutenses está muy lejos de eso, vemos a diario cómo la actividad económica se deprime en todos los sectores. No es la idea  profundizar el análisis por público conocimiento que la situación deriva de la crisis que atraviesa la principal industria de explotación hidrocarburífera.

Sí me parece importante descubrir cierta concepción popular sobre el salario del trabajador petrolero. A pocos días de la publicación de datos del INDEC en relación a las escalas salariales por actividad parece confundirse con el concepto del ingreso y su concentración como consecuencia de altos salarios.

 

Quién es el responsable

Es evidente la intencionalidad de algunos sectores de responsabilizar al trabajador petrolero como el agente que ha concentrado el ingreso en detrimento de otras profesiones y actividades. 

Es más, hasta se lo ha responsabilizado de ser el actor principal de la crisis por su pesada incidencia en la estructura de los costos de la industria. Es común escuchar en las personas de la ciudad de manera descalificativa cuando se refiere a su manera de gastar y de consumir.

Cuando está claro que muchos, sino la mayoría, se han beneficiado y enriquecido por este consumo. Porque se lo descalifica por un salario que parece no ser merecido cuando  por la particularidad de una industria de un recurso escaso y no renovable ha marcado períodos de alta rentabilidad a nivel mundial, trasladando la menor parte de esa renta al salario y la concentración del ingreso se dio en las empresas y el Estado.

Porque no se juzga con la misma vara al ingeniero cuando en muchos casos el obrero petrolero realiza su trabajo con el profesionalismo que le dio la experiencia, pero no un título.

Muchas veces haciendo el mismo trabajo y ganando mucho menos. Equilibra ese prejuicio con un salario que permita a sus hijos estudiar para no pasar por el mismo tribunal. Se lo subestima cuando se cree que se limita a comprar camionetas 4x4.

Cuando la mayoría de los casos han compensado el esfuerzo del desarraigo y las condiciones extremas de la actividad para el futuro de sus familias. Que puedan tener una mejor calidad de vida a través de un salario que lo permita acorde al esfuerzo y una actividad de alta rentabilidad, producto de un recurso que les pertenece todos los chubutenses.

Recordemos que los actores que realmente  han concentrado el ingreso no han hecho nada por darle valor a ese recurso, limitándose sólo a su extracción. La debilidad de sus fundamentos se escuda en responsabilizar a las cargas salariales.

Cuando la falta de productividad se debió a la falta de inversión. Claro que la coyuntura producto del precio internacional es un factor determinante de la situación, pero más aún lo es la falta de una política energética nacional que incluya a la región como así también con el mismo peso la falta de previsión de las empresas por la volatilidad propia de la actividad. 

Me parece importante dejar de buscar fantasmas y responsables donde no los hay. Sólo dividir en dos grupos: el estado en sus tres niveles a través de regalías, derechos de exportación y el resto de los impuestos, ha sabido concentrar gran parte del ingreso. Y por el otro lado, las pocas operadores que son de público conocimiento los altos niveles de utilidad que han registrado por muchos años.

 

(*) Economista /Consultora Integral Patagónica (CIPAT)

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