CAPITAL FEDERAL - El estallido social en Chile ya causó al menos 11 muertos (a media mañana se hablaba de dos víctimas más en Coquimbo, pero la cifra no pudo ser confirmada), más de 30 heridos y 800 detenidos. Las víctimas fallecieron durante los incendios y saqueos en comercios, que se replicaron en todo el país en tres días de violencia.

Al mediodía (de este lunes) volvieron las protestas de los jóvenes en el centro de Santiago y graves incidentes en la ciudad portuaria de Valparaíso con enfrentamientos y represión policial frente a la intendencia.

Miles de personas marchaban al ritmo de cacerolas en una columna que se extendía a lo largo de diez cuadras hacia la céntrica plaza Italia de Santiago y al grito de "Que se vayan los milicos". Exigen la renuncia del presidente. La respuesta llegó en forma de represión, con tanquetas de Carabineros lanzado gases y chorros de agua, según pudo confirmar Clarín.

Varios "pacos", los helicópteros de la policía sobrevolaban la marcha, mientras la gente compartía entre sí agua con bicarbonato para combatir el ardor de los gases.​

Sebastián Piñera decretó el estado de emergencia y toque de queda (prohibición para salir entre las 19 horas y las 6 de la mañana) para las principales ciudades del país. La medida seguirá vigente este lunes en algunas regiones.

“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite”, dijo el mandatario. Sus declaraciones provocaron una catarata de críticas de la oposición y hasta el jefe del Ejército, general Javier Iturriaga, a cargo del estado de emergencia por pedido del propio presidente, se diferenció de Piñera: “No estoy en guerra con nadie, soy un hombre feliz”, respondió el militar.

El lunes por la mañana llegó a media máquina en la capital metropolitana, donde 2,7 millones de personas utilizan el subte para ir trabajar o estudiar. Más de la mitad de los comercios están cerrados. Hay sólo una línea de metro funcionando y los colegios y universidades permanecen cerrados.

Además, en los pocos supermercados abiertos hay colas para ingresar. "Estamos esperando refuerzo de seguridad para que más clientes puedan realizar sus compras. Por ahora, no más de 50 por tanda”, dijo el encargado de un supermercado en el Gran Santiago.

Desde temprano persistió la aglomeración en el aeropuerto de Pudahuel, en Santiago. Los vuelos nacionales están cancelados y limitados los internacionales.

Muchas empresas han contemplado la situación y han sugerido a sus empleados no movilizarse para ir a trabajar. Para aquellos que tenían que venir a la capital, desde las comunas, se han facilitado micros para trasladarlos. Sin embargo, la mayoría de los buses pasaban totalmente llenos en las principales paradas, como Baquedano o Los Héroes. Otra opción para movilizarse en la ciudad, han sido los taxis colectivos (vehículos de alquiler compartidos por varios pasajeros).

Los daños que provocaron los disturbios aún persisten en la región metropolitana que vive una jornada anormal. Son 116 los semáforos apagados y en algunas esquinas permanecen las barricadas y escombros acumulados por los que protestan.

Roxana Badaloni on Twitter

En mensajes transmitidos por la televisión y la radios, los ministros de Piñera quieren transmitir una situación de normalidad, pero en la calle se percibe que no es tal. La preocupación de la población no cede y las declaraciones de los funcionarios no ayudan: “Estamos muy conscientes de que los vándalos tienen un grado de organización y logística que es propia de la organización criminal”, dijo el presidente Piñera. Y la ministra de Educación rehusó responder la consulta de una periodista de la TV nacional: "¿Cómo le explica a un niño de cuarto año de educación primaria que el Presidente dijo que estamos en guerra?".

Fuente: Clarín/Enviada especial a Santiago de Chile

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