La historia de Javier, el "canillita" que vende diarios en el centro de Comodoro hace más de 30 años

La palabra canillita deriva del latín ‘canella’, diminutivo de canna, que quiere decir “caña”. En el lunfardo se le dice "canilla" al hueso largo de las piernas. Este vocablo se asociaba a los primeros vendedores callejeros de diarios, porque estos eran niños o adolescentes que entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX acostumbraban a usar pantalones cortos y lucían sus canillitas.

En una entrevista para ADNSUR, conocimos la historia de Javier, un vecino del barrio Quirno Costa, padre de seis hijos y abuelo, que hace más de tres décadas se levanta todos los días a las 5 de la mañana para salir a "buscar el mango" por el centro de Comodoro como canillita.

“Me encuentran desde las 6 de la mañana y hasta las 10 aproximadamente. Llueva, corra viento, haga frío”, comenta Javier. 

En relación a la venta actual, explicó que “la tecnología nos saca mucha venta, pero acá estamos al pie del cañón, cumpliendo siempre con los clientes, seguimos en la lucha”. 

En esta época, están vendiendo “entre 40 y 50 diarios con toda la furia”, indicó. Años atrás, durante esta misma altura del año, “se vendían de 100 para arriba”.

En la semana, Javier se encuentra por la mañana, “siempre en la esquina de calle 9 de julio y San Martín”. 

“Gracias a esto, en su momento eduqué a mi familia, crié, alimenté, y hoy en día tengo otro más, acompañado también de mi señora que tiene su empleo”, sostuvo agradecido.

 UN PIBE DE 7 AÑOS

Sobre sus comienzos, Javier cuenta que todo comenzó cuando junto a su hermano mayor y su primo decidieron “conocer un poquito lo que era salir de casa”, en tiempos donde todos se conocían.  “Teníamos 7 u 8 años y ya andábamos acá tratando de ganar un mango”, recordó 

Ahora ya cerca de cumplir 35 años de trabajo, reconoce que sin dudas los tiempos han cambiado. Si bien tiene sus “clientes “la venta ya no es la misma tras el avance de internet y la posibilidad de leer de manera digital”.

“El canillita en sí en cualquier momento va a desaparecer” reflexiona. “La gente grande es la que compra. Por ahí pasa un pibe que compra pero se lo lleva a su papá o al abuelo. La generación de ahora está con el celular”, concluyó.