El abogado laboralista Jorge Echelini dijo en una entrevista exclusiva con el canal digita de ADNSUR que el sistema de jubilaciones del país afronta problemas crecientes, conforme aumenta la tasa de longevidad y se reduce la de natalidad. “El riesgo de desfinanciamiento se da en todo el mundo, pero en Argentina hay problemas adicionales, como la alta tasa de empleo en negro”, advirtió.

El especialista también habló de los problemas que se originan por regímenes especiales, de jubilación anticipada, que si bien son legítimos por el esfuerzo de los trabajadores en determinadas tareas de campo, originan desequilibrios porque los aportes de los empleadores son los mismos que para los regímenes comunes.

“Esto podría explicar por qué un trabajador petrolero o de otra actividad con jubilación anticipada tiene tantos problemas para acceder a la jubilación, o le plantean tantas trabas burocráticas –graficó-. Es una forma indirecta que tiene el sistema para reflejar que los aportes reunidos cada vez alcanzan menos para sostener a todo el sistema”.

Mayor envejecimiento poblacional combinado con altas tasas de empleo en negro

La crisis de los sistemas previsionales ha sido advertida no sólo para Argentina, sino también para la mayoría de los países latinoamericanos, según advirtió la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) el año pasado, a raíz de la falta de financiamiento para poder sostener las cajas de reparto, por problemas que se originan en la insuficiente proporción entre el número de aportantes y beneficiarios.

El sistema jubilatorio está gravemente enfermo y no es un problema diferente al de países desarrollados, que incluso tienen otro nivel económico pero que también tienen mismos problemas en cuanto al modo de reparto –dijo Echelini-; y de seguir este rumbo, sin modificación, peligra el futuro de las jubilaciones de nuestra generación”.

Al explicar las causas del desequilibrio, mencionó en principio problemas demográficos, vinculados al aumento de la tasa de envejecimiento de la población, con mayor posibilidad de sobrevida, por un lado; y a la menor tasa de natalidad, por el otro.

“La lógica del sistema es que haya una base importante de trabajadores activos y un número menor de jubilados cobrando ese beneficio, como si fuera una pirámide –ponderó Echelini-. Cuando esa relación se transforma en un rectángulo, el sistema pierde la lógica financiera y la posibilidad de funcionar”.

Echelini, de amplia trayectoria en el campo del derecho laboral, indicó que para un correcto funcionamiento, la relación ideal es de 10 trabajadores activos para integrar con su aporte el haber de un jubilado, pero esa relación se había reducido a 4 aportantes por cada jubilado en tiempos previos a la pandemia.

“Hoy esa relación puede haberse reducido a 3 ó 2 aportantes activos por cada jubilado”, estimó. Por ello, explicó que la caja jubilatoria argentina funciona con un sistema de reparto asistido, ya que lo aportado por el mercado laboral no alcanza para sostener el pago a jubilados: “el resto se financia con más impuestos, que muchos candidatos prometen eliminar cuando están en campaña, pero cuando llegan al cargo se dan cuenta que no es posible, porque el sistema dejaría de funcionar”.

En el caso particular argentino, el problema se agrava por la creciente porción del mercado laboral en negro, ya que alrededor del 50 por ciento de los trabajadores se desempeña sin ningún tipo de aportes por parte de sus empleadores, lo que termina impactando negativamente en la caja desde la cual luego deben distribuirse los haberes.

¿La solución es extender la edad jubilatoria?, se le consultó al especialista, quien dijo que esa es una de las alternativas que han aplicado algunos países, pero también mencionó otras soluciones, como la de Gran Bretaña, que tiene el sistema de pensiones más viejo del mundo, creado en el año 1.603, con un sistema de renta básica para sectores sin aportes.

“El sistema funciona sólo si me muero a los 5 años de jubilarme”

“Voy a ser crudo en esto, pero es para que se entienda –planteó-. Para que el sistema jubilatorio actual funcione, yo me tendría que jubilar a los 65 años y morirme 5 años después. Al extenderse la tasa de sobre vida, por la tecnología y los avances actuales, el sistema no alcanza a sostenerse”.

Echelini indicó que hay distintas alternativas para poder establecer un sistema jubilatorio que sea sostenible en el tiempo y a la vez no lleve al Estado a renunciar a su obligación de atender a todas las personas, pero lamentó que “es un tema incómodo, que no da votos y del que casi nadie quiere hablar, pero en algún momento habrá que abordarlo con seriedad”.

En ese marco, enumeró algunas de las opciones adoptadas en otros países. Además de la variable de la edad jubilatoria, la otra opción es modificar la tasa de retorno: “en algunos casos el Estado se dio cuenta de que no puede garantizar el 82 por ciento móvil; en Italia se acordó un 30 por ciento; y en España un 50 por ciento –precisó-. Se establecen rentas mínimas básicas, combinadas con sistemas de ahorro individual que cada trabajador puede optar. El problema hoy es que todos aportan a la misma bolsa, pero cada vez son menos los que aportan y entonces al llegar a la edad jubilatoria, se encuentran con que los fondos no alcanzan”.

¿Cuál es la situación en la región patagónica? ¿Llegará un punto en que el Estado dejará de pagar por completo las jubilaciones, ante el quebranto del sistema? ¿Por qué los sectores políticos escapan al debate? Estas preguntas encuentran respuestas a partir de los argumentos de Jorge Echelini durante esta entrevista exclusiva con el canal digital de ADNSUR

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