Un empresario chino se comió una banana valuada en 6 millones de dólares y fue duramente criticado
Justin Sun es conocido por su relación con las criptomonedas. El magnate adquirió la obra millonaria de un artista italiano, lo que generó varias controversias en el ambiente cultural.
El viernes pasado, en un exclusivo hotel de Hong Kong, se vivió un episodio que refleja a la perfección el espíritu de nuestro tiempo posmoderno.
En ese escenario, Justin Sun, el joven magnate chino-estadounidense y creador de la plataforma de criptomonedas Tron, cumplió una promesa que capturó la esencia de la era actual: devorar una obra de arte que está valorada en 6,2 millones de dólares.
La pieza en cuestión es "Comedian", una obra del artista italiano Maurizio Cattelan que consiste en un simple plátano pegado con cinta adhesiva a una pared.
Aunque este gesto podría parecer trivial para muchos, en el universo del arte contemporáneo se interpreta como una provocación que desafía la noción misma del valor artístico. La obra fue subastada por Sotheby’s en Nueva York y adquirida por Sun. Sin embargo, lo que realmente generó impacto no fue la compra, sino el hecho de que decidió comerse la pieza frente a un grupo de periodistas e 'influencers'.
Durante el evento, que tuvo lugar en el Peninsula Hotel de Hong Kong, los asistentes pudieron escuchar en vivo la reacción de Sun: "Esta realmente muy bueno", expresó mientras devoraba la banana.
"Comedian", la famosa instalación de Cattelan, no solo es conocida entre los expertos del arte, sino que también ha alcanzado un alto nivel de reconocimiento entre el público general.
Esta obra, que fue presentada por primera vez en Art Basel Miami en 2019, consistió en dos plátanos colgados de una pared con instrucciones precisas sobre cómo debían ser exhibidos. Una tercera banana fue donada al Museo Guggenheim de Nueva York, completando así la serie.
La obra se viralizó rápidamente en internet, convirtiéndose en un meme y generando un debate dividido en el mundo artístico.
Por un lado, algunos la aplaudieron por su audacia y por cuestionar los valores del mercado del arte; por otro, hubo quienes interpretaron este gesto como el inicio del fin del arte tal como lo conocemos. En medio de la controversia, incluso se levantaron acusaciones de plagio, que fueron finalmente desmentidas.