ESTADOS UNIDOS - Tank Hafertepen, un australiano residente en Seattle, Estados Unidos, murió tras inyectarse silicona en los testículos y participar de un juego sexual.

Su madre, Linda Chapman, apuntó legalmente contra Dylan Hafertepen, Daniel Balderas Hafertepen, Charles Osborn, Matthew Scott y Philip Myers, novios del hombre fallecido, acusándolos de manipular a su hijo para que introduzca silicona en su miembro.

Los seis hombres convivían en una relación de “poliamor” y se dedicaban a trabajar sus músculos en el gimnasio. Según investigadores, practicaban un culto que exigía a sus seguidores tener agrandados sus escrotos y ciertos atributos físicos.

El sujeto habría comenzado el “tratamiento” en el año 2014, supuestamente con la ayuda de Dylan. Esta práctica duró hasta el 2018, momento en el que falleció a causa de una embolia pulmonar.

En las redes donde se compartían las acciones de esta comunidad le consultaron sobre hasta qué punto pensaba llegar con las inyecciones de silicona, él respondió: “El maestro decidirá cuánto es suficiente”, haciendo alusión a Dylan.

La denuncia indica que el “maestro” continuó publicando en las redes sociales como si Tank siguiera vivo, hecho que indignó a la familia de la víctima que no tenía mucho contacto con el desde que abandonó su hogar.

Por último, Linda y su otro hijo, Ben, acusan a Dylan de alterar el testamento del fallecido. En el mismo se indica que 200 mil dólares, que eran del padre de Tank, serán destinados a su “maestro”. Esto fue dispuesto tres semanas antes del trágico hecho.

Fuente: Crónica

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