Una aldea de la Patagonia y su lago escondido se suman al mapa turístico nacional
A solo 40 km de San Martín de los Andes, este rincón poco explorado de Neuquén combina naturaleza virgen, vida autosustentable y propuestas de turismo ecológico. El gobierno provincial anunció que será anexado oficialmente a la emblemática Ruta de los Siete Lagos.
En pleno corazón de la Patagonia Norte, un lago poco conocido comenzará a brillar con luz propia: Meliquina, un espejo de agua profundo y azul rodeado de bosques andino-patagónicos, será incorporado a la Ruta de los Siete Lagos, una de las travesías turísticas más famosas de la Argentina.
La confirmación llegó desde el gobierno neuquino, que informó que pavimentará los 15 kilómetros que separan este paraíso escondido de la RN 40, con el objetivo de integrarlo plenamente al circuito turístico para 2027.
El lago Meliquina, de unos 7 km de costa y aguas cristalinas, es ideal para quienes buscan descanso en un entorno salvaje, pero también para los amantes de la aventura. Se puede practicar pesca deportiva —especialmente trucha, en la desembocadura del Río Hermoso—, kayak, kitesurf en la costa sureste y avistaje de aves, como garzas, cauquenes y águilas moras. Todo esto, sin las multitudes de otros destinos de la región.
Una villa autosustentable y sin servicios tradicionales
Sobre la ribera este del lago se encuentra Villa Meliquina, una pequeña aldea autosustentable que comenzó a formarse en 1977 cuando la familia Steverlynck, antigua propietaria de las tierras, decidió lotear su estancia. Durante años, el lugar fue un paso casi intransitable entre San Martín de los Andes y Bariloche. Recién a fines de los años 90, con la pavimentación parcial de la ruta de los Siete Lagos, empezó a recibir visitantes con mayor frecuencia.
Hoy, la villa tiene unos 400 habitantes estables que viven sin gas natural, electricidad de red, agua potable, recolección de residuos ni policía. Lejos de ser un problema, esa falta de servicios públicos ha dado origen a un estilo de vida basado en la autosustentabilidad: paneles solares, molinos eólicos, calefacción a leña, agua de vertiente, compostaje y reciclaje forman parte del día a día. Todo se gestiona con conciencia ambiental y espíritu comunitario.
Qué hacer y dónde alojarse en Meliquina
A pesar de su tamaño, la villa cuenta con una selecta oferta de hospedajes orientados al turismo responsable. Una de las propuestas destacadas es Avataras, con cuatro tiny houses de diseño escandinavo inmersas en tres hectáreas de bosque. Además de ofrecer cocina equipada y baño privado, el lugar organiza actividades como salidas en kayak, pesca con mosca, trekking guiado, observación de cielos con telescopio y más. Su restaurante ofrece almuerzos degustación de ocho pasos, elaborados con productos locales como chutneys, kétchup de remolacha y mermeladas artesanales.
Otra opción es Amancio Hotel Spa & Cabañas, el único hospedaje con acceso directo al lago. Cuenta con 11 habitaciones, 4 cabañas, piscina y un spa. Ofrece también mountain bikes y kayaks para explorar el entorno. El restaurante, con vistas inigualables, completa una propuesta ideal para el relax en medio de la naturaleza.
También está Río Mel Lodge, un alojamiento con impronta de pesca deportiva, fundado por Jorge Echavarría, un pescador con experiencia internacional. El complejo combina 6 habitaciones dobles en la casa principal y 4 cabañas frente al río Meliquina.
Pozones, arte rupestre y paisajes de película
El entorno natural no termina en el lago. Por la Ruta Provincial 63, el camino de ripio que bordea primero el río Meliquina y luego el Caleufú, se accede a lugares únicos como la capilla San Jorge, de estilo nórdico, y los famosos Pozones del Caleufú, piletas naturales de agua turquesa que invitan a un baño en verano.
Unos kilómetros más adelante se encuentra Casa de Piedra, una cueva milenaria conocida también como la “Cueva del Indio”, con restos de arte rupestre que aún sobreviven pese al paso del tiempo y el vandalismo.
El paisaje mezcla bosques nativos de lengas, coihues y radales con plantaciones de pinos exóticos que cubren las laderas de las montañas, dando al paisaje un aire que recuerda al Parque Nacional Yosemite de EE.UU.
Meliquina no solo se presenta como un nuevo punto de atracción turística, sino como un modelo de comunidad en equilibrio con el ambiente. Y ahora, con su futura conexión pavimentada a la Ruta de los Siete Lagos, está lista para recibir a más visitantes sin perder su esencia.
