COMODORO RIVADAVIA (Por Ana Tronfi / Raúl Figueroa – ADNSUR) –  Mark Zuckerberg, el imbatible creador de Facebook, se encontró al fin con su principal enemigo: Mark Zuckerberg. Una fuga de datos de su red social desató en las últimas semanas una tormenta política mundial y un masivo pedido de explicaciones tras la revelación de que una consultora electoral manipuló información de 50 millones de usuarios.

El escándalo tapó los otros motivos de desvelo del dueño de la mas expandida y exitosa red social. Los cambios en los algoritmos para recuperar la “mística” y la conexión entre los usuarios y la urgencia por frenar la avalancha de las denominadas “fake news” o noticias falsas.

Zuckerberg, Arcioni y la imagen que devuelve el espejo

Dos “fake news” difundidas en Chubut en las últimas semanas metieron miedo: el anuncio sobre que este será el “invierno mas crudo de la historia”  y la supuesta renuncia del gobernador Mariano Arcioni. Una especia de primera y segunda parte de una remake criolla de “El día después de mañana”.

Alguien las postea, cientos de improvisados las viralizan. Algún sector disfruta el rédito.

Dejemos que lo explique Zuckerberg.  Miren lo que dijo la víctima de “todo por un click”.  "Se les ocurre algo loco, como por ejemplo, que Johnny Depp ha muerto de un infarto al corazón, para que la gente haga click. Lo hacen y eso les lleva a una web con publicidad, para que esa gente gane dinero con los anuncios", graficó el jefe de Facebook a la hora de contar el truco de esos falsificadores de noticias, según una nota difundida por ElComercio.com.

FACEBOOK, LA FUENTE

Entre usuarios/ciudadanos poco habituados al chequeo básico de las fuentes en canales confiables, el problema se potencia.  Grave, porque al menos el 70% de la información que consumimos llega hoy a través de las redes sociales.

Entonces sucede otro fenómeno: solo vemos aquello en lo que nos encanta creer. En tiempos de la “posverdad”, poco importa si un hecho es real o inventado, si existe o es meramente un delirio.

Basta con que un enunciado coincida con el interés o el deseo, la creencia o convicción previa de quien lo lee o escucha, para que esa novedad comience a circular en redes sociales (poderoso amplificador tecnológico, que vino a potenciar la teoría del rumor), para que adquiera carácter de “verdad” y se instale en la agenda pública con la fuerza de un hecho concreto: es casi como si lo fuera, salvo por el detalle de que no existe.

Distintos hechos pusieron en evidencia en las últimas semanas la endeblez con en las que se sustenta una parte de los debates de la opinión pública y la vulnerabilidad a la que quedan expuestos los conjuntos sociales.

Zuckerberg, Arcioni y la imagen que devuelve el espejo
El presunto nuevo temporal de lluvia fue desmentido por el simple hecho de consultar a un experto en meteorología de la Universidad local. Lo mismo ocurrió en el inicio de la Semana Santa, con una burda (pero esperable) operación mediática para instalar la supuesta renuncia del gobernador Mariano Arcioni.

Un ensayista estadounidense, Ralpfh Keys fue quien acuñó el término de la posverdad. La describió en un contexto de época como la actual, en que “en el campo de la política (y en otros) están borrados los límites entre la honestidad y la deshonestidad, entre la verdad y la mentira, entre los hechos y los interpretaciones de los hechos. (…) Que en el clima político y social de la época se dan por ciertas las aseveraciones que se sienten verdaderas. Que se siente o se quieren que sean verdaderas, porque  uno está de acuerdo con ellas, sin que importen los hechos mayormente”.

La cita anterior pertenece a un ensayo del filósofo y exdocente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Romeo César, y ayuda a comprender mejor el contexto en el que circula hoy la información.

Basta pensar en las veces que alguien da “RT” a un tuit cuya aseveración no sabemos si ha sido comprobada o no, pero coincide con lo que pensamos previamente, intuimos o deseamos que suceda.

Arcioni recibe una noticia falsa en medio de un enrarecido clima por las movilizaciones de empleados estatales y el anuncio de un nuevo pago desdoblado de sueldos, una modalidad que aterrizó para quedarse.

Basta observar el funcionamiento de los ejércitos de “trolls”, cuentas falsas de esa misma red social o falsos perfiles de facebook, para comprender que el fenómeno responde a patrones de organización y estrategias políticas y económicas, con objetivos concretos en la disputa del poder.

CUANDO EL RUMOR COBRA EL SENTIDO MAS ALTO

No se trata sólo de meros rumores falsos, sino de observar la porción real que consiguen en el reparto del poder. En el caso de Facebook, los resultados están a la vista. En nuestra realidad más cercana, la falsedad orquestada logró instalar con fuerza, aunque de modo inverso, la supuesta renuncia del gobernador.

Ello fue logrado por la decisión oficial en salir a desmentir algo que no tenía el carácter de agenda pública, pero que adquirió tal status ante el destemplado esfuerzo gubernamental por salir a negarlo.

¿Debía el Gobierno desmentir una noticia falsa? Es cierto que en tiempos de la posverdad, ya no importa si el hecho anunciado es real o mentira, sino que parezca creíble y resulte “vendible” en términos mediáticos. Esto podría justificar el miedo. Aquello de “miente, miente. Que algo quedará”.

No se puede negar que Arcioni recibió una brasa ardiente y que, tras el vendaval que desataron las denuncias de corrupción del entorno  cercano al exgobernador Mario Das Neves, amplió la lista de enemigos dentro de su propio entorno político íntimo.

Pero también es cierto que, con la misma convicción con la que encaró sus primeros 150 días de gobierno, deberá sostener con firmeza su propia verdad en la estrategia para timonear una provincia endeudada, sobredimensionada y en crisis.

Si hay un interés “desestabilizador”, en un contexto que combina una endeble situación económica, causas que siguen destapando escándalos de corrupción y operaciones de saqueo a las cuentas públicas de la provincia; habrá que poner nombre y apellido al descalabro.

Es posible que en ese costado encuentre sustento para capear el temporal. Sin embargo, no habría que tentarse solamente con “un enunciado creíble y vendible mediáticamente”, sino reflejar cabalmente en los hechos aquella intención. Para ello,  el mandatario provincial deberá pedir explicaciones a aquellos que jugaban roles claves cuando un elefante rosa pasaba frente a sus propias narices.

Sin este rumbo, sólo habrá más pasto para echar, de uno y otro lado, a las hambrientas fieras agazapadas detrás de las redes sociales. Y en ese momento, Arcioni tendrá que pelear para no convertirse en su propio enemigo.

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