COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Guido y Darío se conocieron hace 15 años por Internet. Vivieron en Trelew, se casaron y luego pasaron por Comodoro hasta que se mudaron a Neuquén. La pareja tuvo a dos bebés tras alquilar un vientre en la India. Según la historia que rescató la revista DOM de diario Crónica, actualmente, están en pleno trámite de divorcio pero son una gran familia. 

"Llegamos a Teo y a Nina buscando tener hijos. Estaba la idea y queríamos hacerlo. Empezamos a ver qué opciones teníamos. Lo más cercano era la adopción. A medida de que nos fuimos informando descubrimos que las adopciones en el país son muy complicadas con procesos muy largos", detalló Darío en diálogo con diario Crónica. 

"También nos asesoramos en la adopción internacional y, sorpresivamente surge la noticia en los medios nacionales de unos chicos de Buenos Aires que estaban trayendo a su hijo de India. Pensamos: ´Bueno, puede ser una posibilidad´, él se contactó con ellos, enseguida respondieron y nos contaron cómo era el proceso de la subrogación. Nos asesoraron en cuanto al costo del tratamiento, el resto de los gastos como viajar y empezamos a ver que era posible", agregó y precisó que en diciembre del 2012 hicieron su "primer viaje para formalizar a través de un contrato legal. Teníamos que dejar muestras de esperma; ahí iniciamos el tratamiento".

"Después fue todo el proceso de inseminación, de los intentos del posible embarazo en la subrogada. Un punto extraordinario. Uno pudo elegir cómo tenerlos a ellos, qué apellidos darles, no fue una imposición de que se tenían que apellidar de tal o cual manera. Fuimos haciendo como sentíamos y antes no era tan fácil", agregó.

"Nosotros consideramos todas las variables. Una cuestión era la edad, cuánto tiempo te lleva poder adoptar y cuánto tiempo tenés que esperar. Es meterte en un sistema bastante perverso, no solo con quien adopta sino con el niño o la niña que va transitando por esos lugares", manifestó Darío y explicó que "uno cuando quiere ser padre lo va a ser independientemente si es de un bebé o de un niño más grande, pero es distinto. Obviamente si no hubiésemos tenido la posibilidad tal vez hubiésemos terminado adoptando y hubiese resultado bien".

Guido agregó que "igualmente hay una cuestión que nos pasa a los gays; por tener una pareja gay parece que sí o sí tenés que adoptar. Se piensa que la única posibilidad de realizarte como padre es la adopción.

"Generalmente nos pasa, porque cuando conocemos a alguien preguntan o dan por hecho que los chicos son adoptados y cuando le explicás que no, se sorprenden. Mucha gente ni sabe. Por ahí lo saben por los casos mediáticos pero la gente cree que solo ellos tienen acceso por su situación económica. Sinceramente no es condicionamiento ser mediático y tener mucho dinero para hacer esto", indicó Darío.

Contó que fueron dos veces a la India y aseguró: "Fue muy distinto a ir de vacaciones, teníamos otro motivo. Nos resultó chocante llegar. Te preguntás: “¿Qué estoy haciendo acá?”. Después te vas dando cuenta de que es un país como cualquier otro. Tiene sus problemas de pobreza como todos; sin embargo creo que te podés sentir más seguro en la calle que hoy acá".

En tanto, Guido aportó en contacto con Crónica: "Aflora mucho el prejuicio. Estamos bombardeados por Hollywood y sus películas, una industria cultural que te hace pensar que ver un turbante es sinónimo de guerra. Al llegar a la India, tener miles de turbantes alrededor tuyo, miles de personas que son señaladas en la Industria cultural como peligrosa, aparece el prejuicio".

Recordóq ue el viaje "nos llevó 36 horas y fuimos directamente a hacer todo lo que teníamos que hacer. Las reuniones, la parte legal, ver a la doctora, donde te explicaban y mostraban todo. Fue un día larguísimo y muy movilizador. Después pudimos relajarnos, conocer un poco. No necesitás hacer otro viaje porque no tenés acceso a la subrogante. Teníamos la posibilidad de conocerla al final pero no se dio. Dijimos que si ella quería conocernos no teníamos ningún problema, pero no era necesario", agregó.

Darío sostuvo que "estando en el lugar, hablando con la gente, conociendo el pensamiento, te das cuenta que hacen lo que hacen por una cuestión económica. Cobran un dinero importante. Significaba, en ese momento, seis o siete años de trabajo. Les cambia la vida cuando entran en el sistema a subrogar. Pueden hacerlo hasta tres veces".

Es que "hay demasiado mito al respecto. Dicen que los nenes son casi por encargo, que los podés modificar y es una locura. Nuestro objetivo era ser padres y no nos interesaba tener un hijo rubio, blanco de ojos celestes para mostrar. La opción que nos pareció más viable fue la de una donante de óvulos india universitaria. Nosotros queríamos ser padres, si era más o menos morocha no nos interesaba", indicó.

"Cada vez que aparecía un problema aparecía la solución casi de forma inmediata. Todos muy predispuestos a que cumpliéramos nuestro sueño. Inclusive en cambios de la legislación India, cuestiones que además nos tocaban de cerca porque iba en contra de los homosexuales que querían subrogar vientres. Nosotros, como fuimos a dejar la muestra antes de tal fecha, podíamos", resaltó.

Darío dijo que "en el tercer intento que se hizo, prendieron los dos embriones. Después de eso no teníamos opción de seguir". 

ENTERARSE DE QUE IBAN A SER PAPÁS

"Teníamos 10 embriones, se hicieron dos implantes de cuatro que no prendió ninguno y los dos últimos, sí. El 5 de julio nos avisaron, nos mandaron un mail muy colorido, decía: “Congratulations”… ; una felicidad. Inmediatamente empezamos a ver los valores, las hormonas, que el embarazo podía ser múltiple. Después nos confirmaron que eran dos. Todos los meses nos iban pasando todos los reportes de control, las ecografías, todo. La comunicación fue toda por mail", rememoró Darío. 

"Nuestra subrogante tuvo presión alta en enero. Nos dijeron que si tenían que nacer antes iban a inducir el parto para priorizar la vida de la mujer. Nos pareció lo correcto pero al mismo tiempo no queríamos que le sucediera nada a nuestros hijos que ya tenían ocho meses. Nacieron el 28 de enero. Ni la visa teníamos", recordaron. 

"Esperábamos el nacimiento para el 22 de febrero. Ese mismo día, yo ya había despachado la documentación para los visados. Llamaron para avisarnos y justo había una profesora de inglés que venía a dar clases a los empleados y le digo: ´Vení que me quieren explicar algo´”. Por el acento, pero porque también mezclan el inglés con el hindi y no entendés. Le dijeron que habían nacido y estaba todo bien. Viajamos 10 días después. Tampoco conseguimos pasajes de un día para el otro. Llegamos cuando tenían 11 días. Fue muy emotivo -dice sobre el día en que vieron a sus hijos mellizos por primera vez-. Eran dos piojitos. Vos te vas preparando pero el momento supera todo".

"Uno va teniendo experiencia con niños, con pañales así que no nos pareció difícil. Al día siguiente nos los llevamos; ahí cambió todo. Éramos cuatro. Teo que pesaba 1,900 kg. y Nina 2,100 kg. Teníamos que envolverlos en una mantita para poder llevarlos y ni siquiera les salían los piecitos. Desde ahí empezar a hacernos cargo, alimentarlos, cuidarlos, cambiarlos, estar atentos a cualquier cosa".

En cuanto a la paternidad, aseguraron que "son muchas cosas. Lo complementa a uno el hecho de tener hijos, la responsabilidad, el futuro que significa tenerlos, lo que podés proyectar. Cómo te cambia la vida, en el buen sentido. Cómo dejás de pensar en vos para pensar en tus hijos, qué es lo mejor para ellos, tu futuro ya empieza a medirse de otra manera. Cuando hacés algo, están ellos primero".

"Hay algo que nos pasa a todos los que pertenecemos a alguna categoría. Nosotros por ser gays y desde que decidiste hacerte cargo de tu sexualidad, pudiste ponerlo en palabras y hacerlo acto, sabés que una de las cuestiones que rondan es que vas a ser solo. Al heterosexual siempre se lo piensa en pareja, casado, con hijos, perro y casa", comparó Guido y especificó: "Al homosexual no, no se nos piensa ni en pareja. Para nosotros tener hijos implica romper con muchos paradigmas. Desde que salís del closet te dicen que vas a estar solo, que te vas a morir solo. Pensarnos como padres en esta nueva constitución de familia que hemos creado hace un tiempito, nos propone pensarnos para siempre juntos. Eso nos trae la paternidad. No sólo saber que tenés dos personas que vas a estar el resto de tu vida sino que además los cuatro somos para el resto de la vida. Nosotros estamos separados pero seguimos pensándonos como una familia”.

"Principalmente pensamos en los nenes; ellos no han sufrido nuestra separación, si bien la situación es nueva. Los dos pusimos y ponemos permanentemente lo mejor de nuestro lado para que no sea traumático, para que no nos vean como dos padres peleándose permanentemente. Tenemos nuestros diferencias y por eso nos separamos, pero queremos mostrar que se puede seguir siendo una familia incluso sin vivir bajo el mismo techo", dijo al diario local. 

"Además de romper con la idea de que si sos gay vas a terminar solo. La paternidad nos trae esa posibilidad. Esto es codo a codo y sacar a esas dos personas adelante para que sean una mujer y un hombre empoderados, que van a tener que dar muchas explicaciones", sumó. Destacó la importancia de que "puedan responder por qué tienen dos papás, por qué su familia no es como el resto y que puedan ver la diversidad. Los nenes están escolarizados hace dos años y contamos con todo el apoyo de una comunidad que es diversa en sí. Encontramos a una abuela con su nieta, a una mamá o a muchas mamás solas con sus hijos, encontramos papá y mamá, solo papá".

A propósito, Guido explicó: "En el jardín nos conocen como Papá Darío y Papá Guido. Los chicos y las familias te reconocen así. El trabajo que uno hace lo hace primero acompañado, porque hay gente que está abierta al cambio. Tanto Darío y yo somos muy insistentes con algunas cuestiones que tienen que ver con los insultos, con las cosas que se dicen respecto a los hombres y las mujeres, que se eviten frente a los nenes. El “puto” como insulto, todas esas cuestiones naturalizadas, comprendemos que nuestro entorno no lo hace maliciosamente, que es cultural pero hay que deconstruir ¿Cómo deconstruimos? Marcándolo. A veces pasamos por agretas". 

Respecto a qué aprendieron de la paternidad, contó que hay "todo un mundo que está diseñado, por lo menos en nuestro país, para madres con hijos y no para padres con hijos; desde ir al baño a cambiarlo y no tener lugar. No hay lugares pensados para un padre responsable de sus hijos. Igual si nos tenemos que meter a un baño de mujeres para cambiarlos lo hacemos, golpeamos, pedimos permiso, avisamos que estamos entrando con nuestro hijo o hija y nos metemos. Ahora ya no, pero cuando usaban pañales o tenías que cambiarlo sí", dijo Darío, quien destacó que "ahora hay espacios con cambiadores en los baños de hombres. El jardín ya no es baño de nene y baño de nena; son baños mixtos. Hay muchas cosas que van cambiando. Yo creo que la preocupación de uno como padre tiene que ser darles las herramientas a los chicos para que se puedan manejar sin que todo sea un conflicto":

"Todo se puede lograr -consideró Guido- Veo a mis hermanos, que no son homosexuales, que se van convirtiendo en padres y que tienen miedo porque no saben cómo lo van a hacer. Todo se puede, solo hay que buscar la manera y no abatatarse. Siempre ser consciente de que uno tiene que formar hijos que, por lo menos tengan argumentos".

Darío recomendó finalmente "que tengan argumentos y que sean pensantes, que puedan empoderarse, que sientan y quieran hacer, poder discutirle a alguien si le dicen algo. Con lo que saben, lo que conocen, plantarse y decir: ´Esto soy yo, te guste a vos o no te guste´. Es lo que uno ha intentado hacer. Desde mi parte puedo decir que no he tenido rechazo de nadie. A tu espalda dirá algo pero en general la gente te acepta, empatiza. Básicamente depende de lo que seas como persona no si sos gay o hetero, no pasa por ahí”.

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