Las fotos que trascendieron muestran a los cachorros con la cabeza rapada y un número escrito en ella. Están encerrados en jaulas centímetros más grandes que su cuerpo en un laboratorio ubicado en Tres Cantos, un municipio español de la comunidad de Madrid. En diciembre del año pasado empezaron a suministrarles un fármaco antifibrótico: dosis únicas y repetidas. Se dispusieron a esperar. Los enfermaron durante 28 días, sin medicación paliativa. Una vez recogidos los resultados del experimento, los matarán. Las organizaciones animalistas que difundieron esta práctica informaron que el sacrificio será el próximo lunes.

El experimento consistió en intoxicar a 16 hembras y 16 machos y dividirlos en cuatro grupos: el de control, el de dosis baja, el de dosis intermedia y el de dosis alta. El propósito de la segregación es el de calcular la dosis justa relativa al daño aplicado en cada perro. Uno de los reclamos de las entidades protectoras de animales es que los ejemplares sanos sean dados en adopción. El laboratorio argumenta, en cambio, que precisa realizarle la necropsia a todos los cachorros involucrados en el procedimiento científico a efectos de obtener el resultado completo de la investigación.

Varias organizaciones pregonan la abolición del ensayo científico en animales, y visibilizaron este experimento, manifestando su indignación.

La investigación científica es respaldada y financiada por la Universidad de Barcelona. El 10 de noviembre de 2021, la fundación Parque Científico, un organismo dependiente del centro de estudios catalán, lanzó una licitación pública para realizar pruebas farmacológicas y de toxicidad en más de treinta cachorros beagles durante 28 días ininterrumpidos. Hubo un único postulante. El contrato se rubricó a cambio de 255.648,80 euros. El laboratorio que se presentó al concurso público fue Vivotecnia.

Vivotecnia, una organización dedicada a la investigación por contrato para empresas farmacéuticas y de biotecnología, cursa aún un procedimiento judicial por presunto delito de maltrato animal: entidades animalistas presentaron a mediados del año pasado una querella criminal conjunta que avanza en el Juzgado de Colmenar Viejo en Madrid.

Una denuncia de la ONG Cruelty Free Internacional (CFI) destapó, en abril de 2021 y a raíz de un artículo periodístico publicado por elDiario.es, la crueldad con la que los trabajadores se relacionan con perros, cerdos, ratones, conejos y monos. Las pruebas que se les hacen a estos animales sirven para medir el nivel de toxicidad en productos químicos, agroquímicos y cosméticos, y para dosificar, así, la cantidad “segura” capaz de tolerar por un ser humano.

En ese proceso, los animales sufren fiebre, pérdida de peso, vómitos, hemorragias internas, insuficiencia orgánica, dificultad respiratoria. Y la muerte. Incluso los sanos mueren para estudiar por qué no se intoxicaron como los otros.

Fuente: Ámbito.

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